Después de años de negociaciones, el proyecto de fundar un centro cultural en la antigua hacienda Boa Vista, en Paraty, donde nació Julia Mann (1851-1923), continúa en la incertidumbre. Especialistas destacan la importancia de una institución dedicada a los Mann en Brasil, dado que Julia marcó la vida de Thomas y Heinrich más de lo que hasta hoy ha reconocido la crítica literaria alemana.
Pocos días después de haber recibido el premio Nobel de Literatura, Thomas Mann (1875-1955) concedió en Berlín una entrevista al historiador y sociólogo brasileño Sérgio Buarque de Holanda (1902-1982), que se publicó en enero de 1930 en O Jornal. Cuando el entonces joven periodista le preguntó sobre las raíces brasileñas de su familia, el novelista alemán respondió: “En verdad, Brasil me hace evocar algunos momentos maravillosos de mi juventud. Recuerdo que mi madre, que era brasileña y nació en una hacienda de café o azúcar, no me acuerdo bien, me divertía hablándome sobre la belleza de la Bahía de Guanabara”.Thomas Mann probablemente se refería a la Bahía de Paraty, en cuya orilla se encuentra todavía hoy el caserón del ingenio Boa Vista. Levantado en el siglo XVIII en estilo colonial, el inmueble cercado por el mar y por la Mata Atlántica forma parte del patrimonio histórico de la ciudad de Paraty. Fue allí donde Julia Mann, nacida como Julia da Silva Bruhns en 1851, pasó sus primeros años de vida. A los siete, emigró a Lübeck con el padre alemán, después de perder a su madre brasileña.
En esa ciudad del norte de Alemania, Julia recibió una educación tradicional, se casó con el senador y comerciante Thomas Johann Heinrich Mann (1840-1891) y dio a luz cinco hijos. Dos de ellos, Heinrich (1871-1950) y Thomas entrarían en el canon literario de la lengua alemana del siglo XX. Después de la muerte del marido, Julia pasó a residir en Múnich y nunca más volvió a Brasil, pero las memorias de su infancia tropical “entre monos y papagayos” fueron registradas en el libro Aus Dodos Kindheit (De la infancia de Dodo), publicado póstumamente.
“Algo lamentable o vergonzoso”
La intelectualidad alemana ignoró durante décadas el origen brasileño de los hermanos Mann. Así lo destacó Sérgio Buarque de Hollanda en el artículo de 1930: “El conocido historiador de la literatura, Adolf Bartels, descarta ese elemento como si fuera algo lamentable o vergonzoso”. Sólo en los años noventa, el escritor y psicólogo Frido Mann, famoso por ser el “nieto favorito” de Thomas, se interesó por la historia de su bisabuela cuando hacía investigaciones para su novela Brasa, publicada en 1999 e inspirada en la rama brasileña de la familia.Después de visitar Paraty, Frido Mann alimentó el sueño de transformar el caserón del ingenio Boa Vista en un centro cultural. En 1996, fundó la Asociación Casa Mann en Zúrich y, un año después, realizó un festival en la ciudad fluminense en homenaje a Julia Mann, con exposiciones, conferencias y la participación de artistas brasileños. Sin embargo, conflictos de intereses y cuestiones legales vinculadas a los entonces propietarios del caserón, paralizaron el proyecto de centro cultural y Frido desistió del plan.
Ni Thomas ni su hermano Heinrich llegaron a pisar suelo brasileño, pero los dos se relacionaron a su manera con Brasil. Thomas, de modo más sutil, en su obra hizo constantes referencias al “Sur” y a personajes extranjeros. “Thomas Mann reprimió su origen brasileño durante muchos años. No quería perder el lugar de príncipe de los poetas alemanes”, observa Paul Soethe, docente del programa de posgrado en Letras de la Universidad Federal de Paraná, y autor del libro Terra mátria: a família de Thomas Mann e o Brasil, escrito en colaboración con Karl-Josef Kuschel y Frido Mann. “A partir de 1938, en el exilio de los Estados Unidos, Thomas se volvió férreo opositor del nazifascismo y prestó más atención a Latinoamérica. Se encontró con el escritor Érico Veríssimo (1905-1975) y mantuvo correspondencia con intelectuales europeos exiliados en Brasil durante la Segunda Guerra Mundial”, cuenta Soethe.
“Sangre latinoamericana en las venas”
A uno de esos exiliados, el dramaturgo austríaco Karl Lustig-Prean (1892-1967), el autor le escribió en una carta de 1943: “Siempre estuve conciente de la sangre latinoamericana que corre por mis venas y bien puedo sentir cuánto le debo como artista. Sólo cierta inercia torpe y conservadora de mi vida explica que todavía no haya visitado Brasil. La pérdida de mi patria debería constituir otra razón para que yo conozca el país de mi madre. Llegará el momento, espero”.Por otro lado, en el caso de Heinrich Mann, la herencia brasileña aparece de modo más explícito. En 1907, el primogénito de Julia publicó Zwischen den Rassen (Entre las razas), obra ficticia inspirada en las memorias de la matriarca. “Es una novela muy interesante sobre una mujer que busca la emancipación y el derecho de divorciarse de un marido autoritario y conservador”, revela Soethe.
En enero de 2024, año del centenario de La montaña mágica, el entonces prefecto de Paraty, Luciano Vidal, hizo un viaje oficial a Lübeck, en búsqueda de socios interesados en preservar el legado de la familia Mann, sin obtener resultados concretos. Ese mismo año, la Fiesta Literaria Internacional de Paraty (FLIP) recibió la muestra itinerante Thomas Mann: La democracia ha de vencer, concebida por la Thomas Mann House de Los Angeles, en colaboración con la Literaturhaus de Múnich. La versión brasileña tuvo la curaduría de Soethe. En la Casa de la Cultura de Paraty, se organizaron mesas literarias con debates sobre los Mann. Sin embargo, a pocos kilómetros del centro histórico, en el caserón del ingenio Boa Vista, no hubo eventos literarios.
Inmueble con futuro incierto
En 2025, cuando se conmemoran ciento cincuenta años del nacimiento y setenta de la muerte de Thomas Mann, el futuro de la casa es incierto. Actualmente el inmueble pertenece al marinero Amyr Klink, que en 1984 se convirtió en el primer hombre en atravesar el Atlántico Sur a remo. Durante años la propiedad estuvo en un estado calamitoso, sobre el cual informó la prensa nacional, pero en 2023 fue reformada por Klink e inspeccionada por el Instituto de Patrimonio Histórico y Artístico Nacional (Iphan). Los asesores de Klink, que también tiene un lujoso embarcadero allí, informaron que él y sus socios están “abiertos a posibles propuestas” de interesados en patrocinar y desarrollar el acervo de la institución.En caso de llegar a concretarse, el proyecto de centro cultural en la casa de Julia Mann en Paraty se sumaría a otras instituciones mundiales que preservan la historia familiar, como la Thomas Mann House, en Los Angeles; la Buddenbrookhaus/Centro Heinrich y Thomas Mann, en Lübeck; la Monacensia im Hildebrandhaus, en Múnich; el Archivo Thomas Mann del Instituto Federal de Tecnologia (ETH) de Zúrich y el Thomo Manno kultūros centras en Nida, Lituania.
Recuerdo de la familia
“Si la casa física donde vivió Julia no está disponible, mantendremos vivo el recuerdo de la familia organizando coloquios en otros espacios”, afirma Johannes Kretschmer, profesor de literatura alemana de la Universidad Federal Fluminense. Kretschmer traza un paralelo entre el caso de Julia Mann y el de Stefan Zweig (1881-1942), escritor austríaco de origen judío, que buscó refugio del régimen nazi en Petrópolis (Río de Janeiro) durante la Segunda Guerra Mundial. La residencia donde Zweig vivió y murió hoy es un museo abierto a los visitantes; Paraty está perdiendo una oportunidad de atraer el turismo cultural”, opina Kretschmer, quien promociona eventos en Paraty durante la FLIP.“La crítica especializada alemana e internacional cada vez presta más atención al tema del origen brasileño de Thomas y Heinrich Mann. Sería importante que existiera una institución dedicada a los Mann en Brasil, porque Julia marcó la vida de los dos escritores mucho más de lo que se suponía. Y, en lo que se refiere a números, Thomas Mann tiene un conjunto muy importante de lectores en Brasil”, finaliza Soethe.