Traducidas a más de cuarenta idiomas y con millones de ejemplares vendidos, las obras del escritor alemán Thomas Mann constituyen hasta hoy objeto de diversos estudios y tesis. Y también es innegable la omnipresencia del patriarca en la vida de sus hijos que, habiendo alcanzado reconocimiento en sus respectivas trayectorias, escaparon, cada uno a su manera, de la sombra del padre.
Nacido en 1875 en Lübeck, Alemania, Thomas Mann se exilió en los Estados Unidos después del ascenso del nazismo en 1933 y volvió a Europa recién en 1952, para vivir en Suiza hasta su muerte, ocurrida en 1955. En el exilio, se convirtió en ciudadano estadounidense en 1944 y fue un comprometido activista contra el régimen fascista. Mann tuvo un papel importante durante todo su exilio. Los aliados se encargaron de que una serie de cartas suyas se leyeran por la radio. Eran veinticinco textos que vapuleaban a Hitler y pedían que Alemania volviera a la democracia, de la cual Mann no siempre había sido defensor. Esos discursos radiales (¡Oíd, alemanes!) estaban dirigidos a la población alemana y llamaban sin ambages a la resistencia contra el nazismo.En 1930 Thomas Mann publicó Mario y el mago, una de las primeras obras de la literatura universal que abordó (y predijo) el ascenso, en los años siguientes, de los regímenes totalitarios, sobre todo en su tierra natal. Como comenta el investigador brasileño Marcus Mazzari [en su posfacio titulado “A hipnose do nazismo” publicado en Mário e o mágico, Companhia das Letras, 2023], “el fenómeno del fascismo, que parece no limitarse a las catástrofes del siglo XX, encontró en la obra de Thomas Mann una de las representaciones literarias más expresivas y complejas”.
Descendientes influyentes
Resulta imposible escribir sobre el escritor sin hablar de su familia, que a lo largo de las décadas se volvió una especie de dinastía intelectual: su influencia se hizo sentir no sólo en Alemania sino en el mundo entero. De origen privilegiado, el autor creció en una próspera familia de comerciantes. En 1905, Thomas Mann se casó con Katia Pringsheim, una física y matemática proveniente de una rica familia judía, que se convertiría en Katharina Hedwig Mann.Tuvieron seis hijos, varios de los cuales forjaron carreras exitosas, sobre todo Erika (1905-1969) y Klaus Mann (1906-1949). La primera fue actriz, escritora, dramaturga, periodista y productora de teatro, y en 1933 fundó el cabaret político antifascista Die Pfeffermühle (literalmente: El molino de pimienta).
Mefisto en las pantallas
Klaus, el segundo hijo, también escritor, huyó y se exilió en Holanda en 1933 para escapar de la persecución política del régimen nacionalsocialista. En Ámsterdam ejerció su activismo político escribiendo para la revista Die Sammlung, en la cual atacó al nazismo. Dejó varias obras pero una en especial tuvo gran repercusión: Mefisto (1936), publicada cuando estaba exiliado y adaptada al cine en 1981 por el cineasta húngaro István Szabó (al año siguiente, ganó el Oscar a Mejor Película Extranjera).La novela –basada en el mito de Fausto y Mefistófeles– tiene como protagonista a Hendrik Höfgen (cuya historia está inspirada en la vida del famoso actor alemán Gustaf Gründgens, que estuvo casado con Erika, hermana de Klaus). Vale la pena recordar que Mefistófeles es la representación del diablo, mientras Fausto simboliza al estudioso que busca conocimiento y hace un pacto con el demonio para alcanzar sus objetivos.
Después de una larga lucha contra la depresión y el vicio de la cocaína, la heroína y la morfina, Klaus se suicidó en 1949 en Cannes, Francia, tomando una sobredosis de somníferos (Thomas no fue al funeral). La familia Mann enfrentó otros problemas de salud mental; el hijo menor, el músico Michael Mann, se mató en 1977.
Ana en Venecia
Thomas Mann era hijo de una brasileña. Julia da Silva Bruhns, apodada Dodô, nació en 1851 en Paraty, Río de Janeiro. Era hija del alemán, naturalizado brasileño, Johann Ludwig Hermann Bruhns, un hacendado que tenía propiedades en Río de Janeiro y en Santosestado de São Paulo, y de Maria Luísa da Silva, brasileña de ascendencia indígena y portuguesa (que murió cuando Julia tenía apenas cinco años).Después de la muerte Maria Luísa, el padre de Julia regresó a Alemania con los hijos y con Ana, la niñera negra, personaje del libro Ana em Veneza (1994), del escritor brasileño João Silvério Trevisan. Siendo una niña, Julia debió abandonar la infancia dorada y tropical y fue a Lübeck, donde su padre tenía parientes. Allí se casó, a los 17 años, con el futuro senador Johann Heinrich Mann, con quien tuvo cinco hijos, entre ellos el célebre Thomas Mann.
Red de conflictos
Según los investigadores, Julia fue inspiración para diferentes obras del hijo. Sin embargo, en el texto “Thomas Mann e o Brasil: uma relação incompleta” (Thomas Mann y Brasil: una relación incompleta), publicado en 2021 por el periódico O Estado de São Paulo, el diplomático carioca André Chermont de Lima afirma que los alemanes han tratado con inmodestia el papel de la cultura brasileña en la formación de la familia Mann.Además de Thomas, Julia dio luz a Carla, Julia, Viktor y Heinrich, este último también escritor y famoso por sus críticas a la sociedad alemana. En uno de los libros de Heinrich Mann, Entre las razas, el personaje de la mujer brasileña encuentra clara inspiración en la madre (más precisamente, en las memorias escritas por ella en 1903, Aus Dodôs Kindheit (De la infancia de Dodô), que es una de las escasas fuentes disponibles sobre la vida de la matriarca Mann en Brasil.
A los veintiocho años Carla se suicidó tomando cianuro. Una tragedia que tuvo consecuencias tanto en la vida de Julia como en la de Thomas. En Im Netz der Zauberer. Eine andere Geschichte der Familie Mann (En la red de los magos. Otra historia de la familia Mann), la psicoanalista y socióloga Marianne Krull, presenta el retrato de una familia muy poco ejemplar, enredada en una serie de adulterios, asesinatos, peleas, celos, drogas, homosexualidad, incesto, envidia y suicidios.
Cuestiones sociales y políticas
Para los especialistas en su obra, es innegable que Thomas Mann hace uso de diferentes mecanismos literarios que orientan el interés del lector a la cualidad de extranjeros que tienen sus personajes. En ellos el autor deposita sus angustias, sus dramas interiores y sus inquietudes a través de un agudo análisis social con el que se combinan temas filosóficos.En cuanto lectores, sin embargo, no hay modo de evitar la tentación de sumergirse con tiempo en obras como la monumental tetralogía José y sus hermanos, para la cual el autor se inspiró en la Biblia. La tetralogía tiene su fundamento en la tradición de grandes escritores del siglo XIX, como Honoré de Balzac, Charles Dickens, Fiódor Dostoyevski, Michel Proust y Émile Zola, cuyas obras incluían cuestiones sociales y políticas. Para ellos, según afirma el propio Mann, “la moral es, sin duda, el mayor problema de la vida”. A nosotros nos cabe descifrar sus alusiones y, como él hizo, reconocernos extranjeros en esta odisea de la vida.
Este texto se publicó originalmente en la Revista Cult y fue gentilmente a la Revista Humboldt cedido para su publicación en versión editada.