La identidad cultural y lo queer  En el espíritu de Beth: cómo el espacio indígena se torna Queer

Große weite Ebenen © Jaser Cervantes auf Unsplash

La dos-espíritus de raza mixta Nicole Tanguay habla de cuánto más agradable es para ella estar con personas de su misma procedencia cultural, con las que se ve expuesta a la fobia ante lo queer pero no al racismo

Soy una dos-espíritus (en inglés: Two Spirit, literalmente: doble espíritu), una lesbiana masculina de origen mixto de la nación cree. Toda mi vida he sido queer y salí del clóset a los 18 años, a fines de la década de 1970. Me he pasado la mayor parte de mi vida adulta encontrando lugares seguros para mí y para otras personas dos-espíritus.
 
En 2016 tuve el honor de ayudar, junto con otras cinco personas queer, a organizar una misa conmemorativa para una amiga y miembro de la comunidad, la escritora Beth Brant (Tyendinaga Mohawk). Mi objetivo era que este acontecimiento fuera culturalmente representativo, en el espíritu de Beth. Ya de suyo resulta suficientemente difícil encontrar espacios de integración para celebrar misas; puedo contarlos con los dedos de una mano. Pero todavía es más difícil cuando se es indígena y es necesario prender salvia o tabaco para una ceremonia indígena con cigarros y con pipas.

LA SEGURIDAD CULTURAL ES MÁS IMPORTANTE QUE LA NOCIÓN BLANCA DE LO QUEER

El primer lugar que se consideró fue sugerido por algunos miembros blancos del comité de planeación: el centro comunitario 519, tradicionalmente abierto a lo queer. El 519 alberga muchos programas que apoyan y le ofrecen servicios a la comunidad LGBTQ+. Sin embargo, a los miembros del comité que lo sugirieron no les quedaba claro que algunas personas indígenas no se sienten cómodas ni seguras en ese lugar, tampoco lo preguntaron antes de hacer su propuesta. Suspiré en mi fuero interno y pensé: “Una vez más me veo obligada (porque no puedo callar al respecto) a dejar en claro que la seguridad cultural es más importante que la noción blanca de lo queer. Debo explicarles a quienes proceden de la sociedad dominante que ser dos-espíritus no significa ser queer/lesbiana/transexual/bi/gay/butch. Significa mucho más.

Les expliqué que, en el transcurso de los años, ha habido algunas personas indígenas transexuales y queer a quienes no se les trató bien en el 519. He escuchado relatos personales de personas sin techo y transexuales que no fueron bien recibidas o que no se sintieron seguras en el lugar. A mí misma me trataron y me echaron de manera agresiva de ahí. Una vez fui atacada verbalmente fuera del edificio por una persona no queer. Cuando pedí ayuda en el 519, me ignoraron. Cuando entré explícitamente a pedir ayuda, me volvieron a ignorar, hasta que alguien me dijo que el 519 no podía garantizar la seguridad afuera del edificio, y que mejor llamara a la policía.
 
Sí, claro. Una lesbiana butch y de raza mixta llamando a la policía: lo que sucedería es que sufriría más discriminación por el hecho de ser indígena.

En resumen, la elección del lugar para la ceremonia entrañaba un dilema: ¿qué hacer? ¿Seguimos adelante y hacemos la ceremonia en un lugar que es queer sólo porque es queer e ignoramos nuestras raíces culturales? ¿O enfrentamos el problema y la hacemos en un lugar que sea más adecuado culturalmente, esperando que no se vayan a dar situaciones de acoso o  que hagan sentir avergonzadas a las personas queer? Por suerte, había otra kwe (mujer en lengua ojbway) dos-espíritus en el comité. No fue necesario que le explicara por qué la cultura  es lo más importante, ella sabía de qué hablaba yo. También había una mujer negra, a la que no hubo que explicarle nada. Ella entendía la importancia de honrar, al mismo tiempo, a la persona y al espíritu. Bastó que esta mujer sonriera para saber que las cosas saldrían bien.
 
Después de pensarlo mucho, decidimos celebrar la vida de Beth Brant en un lugar indígena. Ahí empezó el verdadero trabajo: encontrar un lugar indígena que a) fuera lo suficientemente grande; b) ofreciera un espacio cultural en el que todos y todas se pudieran sentir bien; c) fuera inclusivo y abierto a lo queer. La mayoría de las agencias indígenas en Torno es muy incluyente, quizá con excepción de una o dos. Igual que las agencias mainstream, tienen sus lados positivos y negativos. Pero todas reconocen que es sagrada la entrada al mundo espiritual en nuestras enseñanzas tradicionales, y que por eso toda persona merece ser honrada de una buena manera. Eso significa que si las personas siguen las enseñanzas tradicionales, las agencias indígenas no rechazarán a nadie debido a su apariencia o su género. Y menos, si se trata de una ceremonia conmemorativa.

CELEBRAR LA VIDA DE BUENA MANERA 

Por suerte, la coorganizadora negra tenía conexiones con el Centro Nativo Canadiense. El lugar tenía lugar para muchos visitantes, estaba bien ubicado y era fácil llegar ahí. Además, algunas personas dos-espíritus ya incluso habían sostenido ahí sus servicios funerarios en forma de “Celebraciones de la Vida”, entre ellas el bailarín René Highway, hermano del escritor Tomson Highway.

Durante el evento algunas personas queer hablaron acerca de la influencia de la escritura de Beth. Su hija y su nieto vinieron desde Michigan y hablaron de su vida y de su muerte. Para mí, el punto culminante fue la presencia de los mocasines y la camisa que Beth usaba para escribir. La mayor de los dos-espíritus indígenas presentes, Aiyyana Maracle, quien emprendió al final de su vida ese último viaje a Toronto para honrar el espíritu de Beth, habló acerca de cómo Beth la había inspirado para seguir escribiendo y ser ella misma. Gente de las editoriales Press Gang Publishing, Women’s Press y McGilligan Books, que habían publicado las obras de Beth en Canadá, repartieron sus libros a los asistentes. Estuvieron presentes personas heterosexuales, transexuales y dos-espíritus, junto con varias generaciones de personas que ofrecieron su apoyo.

Sin el apoyo de las comunidades queer e indígena no hubiera sido tan espectacular la celebración de la vida de Beth. Todos los asistentes llegaron con el corazón abierto y le pudieron brindar a la familia de Beth más amor, respeto y alegría gracias a la atmósfera incluyente del espacio.

NUNCA ES FÁCIL ENFRENTAR A LA MUERTE

Eso es lo que el equipo organizador había deseado: cuando alguien muere, queremos que se le recuerde y que su vida sea celebrada de buena manera. Llegar a ese punto requiere tiempo y seguridad en uno mismo, mientras que, al mismo tiempo, se debe recordar siempre que el acontecimiento está dedicado a un ser amado que ha partido.

Desde que empecé a escribir este ensayo, han muerto varias personas en mi entorno inmediato. Me resultó difícil seguir adelante, porque estaba llena de tristeza por la muerte de otras cuatro personas que partieron al mundo espiritual: dos de ellas fueron Ancianos que se habían convertido en mis hermanos. Nunca es fácil enfrentar a la muerte, pero en los últimos dos años aprendí que debe haber un lugar seguro para todos, sean o no queer. Debemos poder reunirnos, aunque vengamos de comunidades marginadas. NOSOTROS debemos hacer que sea seguro para todos salir del clóset y ser queer, sobre todo al final de nuestros caminos.
 
Este ensayo se tomó de la antología Any Other Way: How Toronto Got Queer (Coach House Books, 2017)
Para mayor información sobre la colección de ensayos, consultar: https://chbooks.com/Books/A/Any-Other-Way

 

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