Imitar el marasmo
Segunda Parte: Muy rápido

Un fotón muy rápido atraviesa el espacio a gran velocidad (ilustración) Ilustración: Dominik Wendland

La "epidemia de la soledad" es universal... y los seres humanos no somos las únicas víctimas. En esta anécdota, Savannah Beck cuenta la historia de un fotón solitario que es tan rápido que parece inmóvil para el ojo no educado. ¿Podrá frenar lo suficiente para encontrar el amor?

Savannah Beck

Hoy tuve un día muy movido. Estuve a las prisas todo el tiempo, pero eso no es raro: es un día más en la vida de un fotón que se precipita por el espacio a 299,792,458 metros por segundo. Cada tanto, golpeo un charco y logro frenar. En serio tengo que apreciar esos momentos, porque no duran mucho. En general, reboto de superficie en superficie para pasar el rato.

Toda mi vida ha sido así. He visto cosas impresionantes: explosiones de supernovas, impactos de asteroides y el paso de cometas. Vi formarse los planetas y los veré morir. Solo me gustaría tener a alguien con quien compartir estos grandes momentos, pero nadie parece entenderme. La mayoría de la gente cree que solo soy un haz de luz inmóvil, pero soy mucho más complejo que eso. Planck, Einstein, Maxwell y Heisenberg al menos reconocieron mi complejidad, pero no llegaron a conocerme de verdad. En vez de eso, se obsesionaron con mis propiedades y me subieron a un pedestal. Me convirtieron en un concepto misterioso y romantizado, en un personaje estereotipado en sus libros de texto. Debatieron hasta el hartazgo si soy una partícula o una onda. Soy ambas. ¿Siquiera importa? Comprendo la fijación: la capacidad de brillar y moverse a la velocidad de la luz apantalla. Pero también es una existencia solitaria y agotadora. Nunca descanso, y es difícil formar relaciones significativas cuando viajas tanto. Estoy listo para sentar cabeza. Todo el tiempo estoy rodeado de otros fotones, pero como que nunca pega nada. Somos piedras rodando sin encontrarse...

Sin embargo, hoy fue un día distinto. Conocí a alguien. Iba a una de las superficies refulgentes de Marte cuando noté una energía poderosa junto a mí: otro fotón en una trayectoria paralela. Un atisbo de esperanza. Cuando rebotamos de la superficie del planeta rojo, seguimos en la misma dirección. Hasta ahora, nos hemos reflejado en océanos y atravesado el sistema solar. ¡Por fin tengo alguien con quien refractarme! Tal vez incluso logremos formar un arcoíris juntos algún día... Ay, me estoy adelantando. Ya fueron suficientes reflexiones por hoy...

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