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Arte contemporáneo
11ª Bienal de Berlín: Voces femeninas, acciones colectivas y enfoques desde el Sur

Curadores de la undécima Bienal de Berlín. De izquierda a derecha: Renata Cervetto, Agustín Pérez Rubio, María Berríos, Lisette Lagnado.
Curadores de la undécima Bienal de Berlín. De izquierda a derecha: Renata Cervetto, Agustín Pérez Rubio, María Berríos, Lisette Lagnado. | Foto: F. Anthea Schaap

La undécima edición de la bienal de arte contemporáneo de Berlín cuenta con un equipo curatorial integrado por la argentina Renata Cervetto, la chilena María Berríos, la brasileña Lisette Lagnado y el español Agustín Pérez Rubio. En esta entrevista, que tuvo lugar en el KW Institute for Contemporary Art y en el ExRotaprint de la capital alemana, hablan de la curaduría como proceso, y de su enfoque en clave política y femenina desde el Sur.

La voz femenina y las formas de trabajar desde el Sur

La identidad política es un tema actualmente muy presente en el campo del arte. Ustedes se presentan como una voz femenina. ¿Qué es lo que entienden por esa voz? 
 
Agustín Pérez Rubio (APR): Hoy en día, después de décadas de feminismo y teoría queer, de teoría de pensamiento político en torno al género, aún sigue habiendo, sobre todo en la sociedad y también en el arte, un pensamiento machista y una reducción de los poderes, gestionados en su mayoría por hombres.
 
En la manera en que enuncias, estás proyectando. No pensamos en términos biologistas. Cuando enunciamos lo femenino, no sólo agrupamos esa parte que no es la masculina, sino justamente buscamos quebrar esa idea de machismo. Como sabemos, en nuestros países la situación de la violencia contra las mujeres y los colectivos LGBTQ es horrorosa. Por eso nos interesa quebrar esa mirada machista, violenta, que está presente también en las instituciones.
 
Quizá podríamos decir que somos un grupo que se asume desde el Sur, femenino, no biologista, pero es demasiado específico, sobre todo en una frase.
 
¿De qué forma se manifiesta esa voz?
 
APR: Se trata de no imponer posturas, no tener prejuicios, estar abierto a la comunicación, hacer algo entre varios. Nosotros somos un pequeño ejemplo, pero verá que varios proyectos de la bienal son colaboraciones entre varios artistas. Una de las iniciativas que queremos readecuar con nuestro proyecto para la bienal es esa idea de proceso, que también es una manera de entender ese tipo de voz.
 
El Sur es un concepto implícito en la propuesta de la bienal. ¿Cómo lo definirían? ¿Qué es lo que lo caracteriza?
 
APR: Nosotros no estamos tematizando el Sur. Al contrario, lo estamos entendiendo. Hay una parte de nuestro Sur que lo llevamos impregnado. Y no se trata sólo de una relación geopolítica, sino de una serie de logros, aprendizajes, teorías, etc.
 
Renata Cervetto (RC): Traemos formas de hacer distintas, por ejemplo en la forma cómo cada uno de nosotros piensa el programa o una muestra, o en la comunicación con la gente. Entran en juego la improvisación, una planificación distinta, donde no todo está tan reglamentado. Estamos todo el tiempo en esa negociación, entre una estructura y una institución como la Bienal de Berlín, tratando de generar procesos más porosos, más fluctuantes, que puedan cambiar.
 
¿Por qué eligieron iniciar sus primeras acciones en el ExRotaprint en Wedding, un barrio popular con una población de origen migrante bastante alta?
 
APR: Hemos escogido el ExRotaprint, en Wedding. Si no estaba el ExRotaprint, no veníamos a Wedding, porque no hubiéramos escogido un edificio vacío de apartamentos o una casa antigua, que luego podría ser comprada por un empresario. Eso ya se ha visto y todo Berlín está así, gentrificado. Lo interesante era no crear algo que no estuviera ya creado, sino estar en un paraguas que contenga una parte social, política y artística, pero también de negocio. De otra manera, no hubiéramos venido. No es solamente Wedding, sino nos interesa el contexto en el que estamos trabajando.
 
RC: No estamos revolucionando el espacio o trayendo la novedad. Se trata más bien de integrar lo que esas personas pueden aportar al proyecto a partir de su propia iniciativa. Y eso lleva más tiempo, más presencia en el espacio, un compromiso diferente. Un ejemplo son las cinco escuelas con las que trabajaremos en esta primera etapa. Nosotros les ofrecemos un proyecto, que tal vez les pueda servir para sus currículas, y abrimos el espacio para su uso. Normalmente abrimos de jueves a sábado, pero si las escuelas pueden venir un martes, entonces abrimos un martes.
 
¿Qué rol asume la pedagogía aquí? ¿Suple alguna carencia de algún espacio de instrucción?
 
RC: No suple, sino que suma, porque genera espacios de encuentro que de otra forma no serían posibles. Artistas, profesores, estudiantes, personas de distintos campos, que no necesariamente se encontrarían en una escuela, quizás se encuentren en estos espacios que generamos con esa intención.

Sobre la creación de alianzas y el trabajo colectivo

El Museo de la Solidaridad Salvador Allende, que se presenta como parte de la bienal, fue inaugurado en 1972 por el crítico de arte y periodista brasileño Mário Pedrosa, exiliado en Chile en ese momento. ¿Qué significa el Museo de la Solidaridad en el contexto de hoy?
 
María Berríos (MB): La manera en que la historia del Museo de la Solidaridad se ha contado ha sido mucho desde Allende, desde Pedrosa, pero la verdad es que los principios del museo ya se estaban gestando en Chile desde hace mucho tiempo. Muchos artistas, periodistas e historiadores del arte chilenos estaban trabajando en el proyecto del museo para hacerlo posible. Todas esas personas, que llevaban años trabajando en iniciativas semejantes, invitaron a Mário Pedrosa para asumir la dirección de esa iniciativa. Además, el museo fue impulsado en su etapa inicial desde el exilio, sobre todo por mujeres.
 
También hubo muchas donaciones de obras de artistas reconocidos.
 
MB: En ese momento no era un museo, sino que eran sólo donaciones de artistas. Se trataba de un acto político de solidaridad con el pueblo de Chile. Es así como nace el museo. Esa idea de generar alianzas, la necesidad de juntar vulnerabilidades, está totalmente presente en lo que estamos haciendo para la bienal. Ver cómo nos juntamos en este estado de quebramiento. Y creo que el Museo de la Solidaridad es un experimento excepcional en ese sentido.
 
Lisette, la Bienal de São Paulo, que usted curó en el año 2006, tenía como título “Cómo vivir juntos”. ¿Cómo entiende el tema de la convivencia?

Lisette Lagnado: La inauguración de la bienal fue durante el segundo gobierno de Lula y ya estábamos viviendo el comienzo de la campaña contra la corrupción, que fue instrumentalizada y concluyó con la destitución de Dilma Rousseff.
 
Cuando lo pienso, las prácticas colaborativas que se dieron en mi bienal hoy no serían posibles. En ese momento, los avances sociales fueron increíbles, por ejemplo en términos de prácticas queer. Además, la noción de extractivismo cultural estaba muy presente en la consciencia de los artistas.
 
Fue una bienal que planteó proyectos colectivos con una presencia grande de activistas, algo inesperado para la Bienal de São Paulo, caracterizada por una fuerte carga museológica. Pienso que hoy la bienal “Cómo vivir juntos” sería en cierto sentido la bienal de la solidaridad.
 
La convivencia con las curadoras de la décimo primera Bienal de Berlín, en el formato en el que me encuentro hoy, es un formato mucho más colaborativo. En el formato anterior, yo tenía co-curadores que eran asociados, y es algo muy distinto a trabajar a partir de voces iguales, como sucede en esta bienal.


11a Bienal de Berlín
https://11.berlinbiennale.de/
 
 

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