"Las ciudades son pioneras del cambio ecológico". Una entrevista con Ralf Fücks

Ralf Fücks, director de la Fundación Heinrich Böll, habló con Goethe.de sobre los grandes desafíos del desarrollo urbano y la planificación urbana sustentables. También se refirió al papel pionero de las metrópolis y al modo en que las distintas ciudades del mundo pueden aprender unas de otras.

En su opinión, ¿cuáles son los problemas más urgentes que enfrenta el desarrollo urbano en Alemania?

Desde una perspectiva ecológica, el primer gran desafío es la transición hacia una ciudad climáticamente amigable y neutra en carbono. Actualmente, las ciudades de todo el mundo son responsables de cerca de un 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Y aproximadamente la mitad de esas emisiones proviene del gasto energético asociado a las edificaciones. En las áreas de calefacción, aire acondicionado y suministro eléctrico, existe un enorme potencial de ahorro, tanto en construcciones antiguas como nuevas. Al fin y al cabo, hace tiempo que estamos en condiciones de construir viviendas que producen más energía de la que consumen.
Si este potencial se utilizara de manera correcta, no solamente sería beneficioso para el medioambiente, sino también para la economía. El hecho de realizar renovaciones en edificios para convertirlos en construcciones eficientes en el consumo de energía, genera empleos en el área de oficios calificados, en el sector tecnológico y de la construcción. Cabe destacar que aquí no hablamos de un programa con financiamiento estatal, sino de inversiones privadas.

El segundo gran desafío se encuentra en el sector del transporte, cuyos efectos secundarios, tales como los tubos de escape de los autos, el ruido y el riesgo de accidentes, afectan de manera muy directa a la calidad de vida en las ciudades. Aquí convergen objetivos medioambientales y sociales. Por un lado, está en juego la protección del medioambiente, y por otro, esto apunta también a la necesidad de recuperar los espacios perdidos por los habitantes, que por mucho tiempo han sido dominados por el tráfico vehicular. Uno de los objetivos es organizar el sistema de transporte de manera que sea dominantemente público. Al fin y al cabo, ya en los años veinte, metrópolis como Berlín demostraron que el transporte público era capaz de estar a la altura de la demanda de transporte de millones de residentes.

La ciudad "orientada al tránsito"

¿Qué características debe tener una planificación urbana sustentable y qué deberíamos estar haciendo hoy para promoverla?

Las ciudades deben concentrarse en su desarrollo interno, es decir, frenar la urbanización de nuevas áreas en la periferia para fines habitacionales o industriales, y volver a urbanizar las grandes zonas industriales que se ubican dentro de las ciudades para crear allí barrios residenciales atractivos. Es esta densidad, la mezcla vital de todo tipo de funciones, lo que hace de una ciudad lo que es. El trabajo es una de estas funciones, y en época de cambios económicos estructurales, los sectores de servicios, comercio y turismo contribuyen sustancialmente a vigorizar la fuerza comercial de la ciudad. Nuestra aspiración debería ser una ciudad de "trayectos cortos". Esto nos permitiría corregir los fatales errores cometidos tras la aprobación en 1933 de la Carta de Atenas en el IV Congreso Internacional de Arquitectos del CIAM (Congrès International d’Architecture Moderne/Congreso internacional de arquitectura moderna). El dogma de una ciudad funcional segregada en espacios urbanos de trabajo, vivienda y esparcimiento – como se propugnaba entonces- , trajo como consecuencia monoestructuras y un tráfico vehicular en aumento que ha provocado estragos.

Movilidad sin auto propio

Las ciudades se cuentan como uno de los principales causantes del cambio climático. Pero al mismo tiempo, según su opinión, son también pioneras del cambio ecológico. ¿En qué medida es cierto esto?

Las ciudades reúnen todas las capacidades necesarias para llevar a cabo un vuelco ecológico. Su densidad permite el desarrollo de soluciones de eficiencia energética en el sector de la vivienda y el transporte. Son espacios de ciencia e investigación que disponen de una mezcla de talentos y ambientes diferentes que genera un roce productivo. A su vez, esto crea un clima estimulante en el que florecen las innovaciones. Ese rol precursor de la metrópolis no es nuevo, las ciudades fueron siempre pioneras del cambio.

En su opinión, ¿qué características debería tener un modelo de movilidad sustentable?

Un sistema de transporte público bien consolidado y atractivo debería permitir la movilidad prescindiendo del auto propio. En caso necesario, podríamos arrendar un auto eléctrico. Nos desplazaríamos en bicicleta o en una patineta eléctrica y cubriríamos muchos trayectos a pie, porque las calles volverían a pertenecerle a las personas en vez de a los autos. Una movilidad sustentable no es un programa de privación, sino un modelo que permite grandes ganancias en términos de calidad de vida urbana. Ciudades como Moscú o Los Ángeles viven verdaderamente ahogadas en el tráfico. La presión que este problema genera es enorme, y estoy seguro de que en combinación con las soluciones existentes – movilidad eléctrica y uso flexible del transporte público - se van a generar cambios. De eso estoy convencido.

Desarrollo urbano desde abajo

Con su conferencia internacional "Urban Futures 2030", la fundación Heinrich-Böll buscaba propiciar un intercambio productivo entre ciudades de regiones muy diversas del planeta sobre el tema del diseño de las ciudades. ¿Qué puede aprender Londres de la ciudad china de Dongtan? ¿Cómo pueden beneficiarse mutuamente São Paulo y Múnich?

En todas las ciudades los temas son el desarrollo de barrios vivos, el fortalecimiento del transporte público, la eficiencia energética y la reducción de las emisiones de gases tóxicos. La seguridad pública también es un tema general, al igual que combatir la pobreza, revitalizar la economía local e integrar a los inmigrantes. Las mayores diferencias se vinculan con la dimensión de los problemas sociales y de los desarrollos demográficos. Las ciudades del sur sobre todo crecen a una velocidad vertiginosa, mientras que muchas ciudades europeas se están encogiendo.

Ahora, la similitud más importante que se ha cristalizado, es que para conseguir algo, todas las ciudades necesitan de la activa participación de la población. Para poder tener éxito, deben echar mano a la creatividad y a las ideas de sus habitantes, puesto que la reestructuración urbana medioambiental no puede simplemente imponerse y normarse desde arriba. Hay una gran cantidad de actores, tales como propietarios, arrendatarios, empresarios, proyectos barriales e iniciativas ciudadanas que deben participar de ese proceso. Hay modelos interesantes de mayor participación ciudadana, por ejemplo, en la planificación del transporte y la edificación o en la elaboración de los presupuestos municipales. Nosotros queremos promover el intercambio de estos modelos más democráticos de desarrollo urbano.

Ralf Fücks, nació en 1951 en Edenkoben (Pfalz). Estudió Ciencias Sociales, Economía e Historia en Heidelberg y Bremen. Paralelamente, participó en el movimiento estudiantil y en la oposición extraparlamentaria. Tras sus estudios, trabajó como profesor encargado en la Universidad de Bremen y como docente en educación de adultos. En 1982, Fücks ingresó al Partido Verde, fue asesor en temas científicos de su fracción en el parlamento de Bremen y fue diputado y jefe de bancada entre 1985 y 1989. En 1989/90 fue elegido presidente subrogante de la dirección nacional del Partido Verde. En 1991 volvió a la política local de Bremen como ministro regional de Urbanismo y Protección del medioambiente y vice alcalde de la Ampelkoalition, la primera coalición formada por los partidos verde, socialdemócrata y liberal en Alemania, apodada “coalición semáforo” por los colores verde, amarillo y rojo de sus partidos integrantes. La coalición se rompió en 1995 a causa de conflicto en materias de medioambiente y urbanismo.Desde 1996, Ralf Fücks es director de la fundación Heinrich-Böll.