Conquistando nuevas riberas: las ciudades descubren sus ríos

La recuperación de los ríos como sitios de esparcimiento urbano provoca fascinación entre los habitantes de las ciudades. Meter los pies al agua, mirar las plateadas olas, andar en bote o simplemente nadar en medio de la ciudad son cosas que mejoran la calidad de vida. Sin embargo, con frecuencia debe recorrerse un largo camino hasta que las contaminadas aguas de estos cursos estén de nuevo suficientemente limpias para permitir esos placeres. Y aquí, las visiones de futuro y la conciliación de intereses, las nuevas tecnologías y las inversiones en la protección de las aguas juegan un rol fundamental. A continuación, los ejemplos de Berlín, Múnich y la cuenca del Ruhr.

Proyecto Spree 2011

Bañarse en Berlín, en el Spree, el río que atraviesa la ciudad; ese es el sueño de Ralf Steeg. Desde hace siete años, este ingeniero y paisajista ha estado trabajando en una tecnología que limpie las aguas del Spree al punto de que pueda ser utilizado como balneario urbano. En conjunto con otros socios, como la Universidad Técnica de Berlín o el Centro de competencias de Aguas Berlín, Steeg ha desarrollado una tecnología nueva y transferible para la protección efectiva de las aguas. A fines de 2011, entrará en funcionamiento en el puerto este de Berlín una planta piloto subvencionada por el Ministerio federal de educación e investigación.

Como muchas otras ciudades en todo el mundo, Berlín posee un sistema de canalización mixta, en el que confluyen aguas servidas domiciliarias y aguas lluvia. Si la canalización se ve saturada por un exceso de precipitaciones y se supera la capacidad de captación, las aguas residuales son derivadas sin tratamiento directamente en ríos, lagos y canales. Las consecuencias de esto son un empeoramiento de la calidad del agua, la muerte de peces, el crecimiento de algas, la amenaza de las reservas de agua potable… ¡Y ni pensar en bañarse! Aproximadamente 30 veces al año llueve en Berlín con tal intensidad que el sistema se ve superado y deriva al Spree aguas contaminadas de restos de medicamentos, aceite y metales pesados. A consecuencia del cambio climático, se prevé un aumento en el futuro de tales "episodios de lluvias fuertes".

Con un estanque de rebalse compuesto por módulos prefabricados sumergibles de 2 metros de diámetro y 12 metros de largo aproximadamente, Ralf Steeg pretende evitar los desagües en el río. El principio es que estos módulos –tubos de fibra de vidrio anclados en estructuras de acero- capten las aguas servidas en casos de precipitaciones fuertes. En cuanto la canalización vuelve a tener suficiente capacidad, las aguas negras son re bombeadas de manera completamente automática. Los módulos pueden combinarse a voluntad, lo que permite adaptar el largo, ancho y capacidad de captación las instalaciones a diferentes circunstancias. Fijados al fondo de ríos, lagos o canales, los módulos se mantienen invisibles bajo la superficie del agua también cuando están vacíos. Otra posibilidad es instalarlos bajo los senderos ribereños que corren paralelos a los ríos. Ralf Steeg está convencido: "Los ríos y lagos contaminados pueden recuperar con este sistema su condición de aptos para el baño, ya sea en Berlín, en Nueva York, en Moscú, en Viena o en Wilhelmshaven."

En algunos lugares, la posibilidad de nadar en ríos o lagunas urbanas ya es una realidad. Por ejemplo en Basilea, donde las personas se pueden bañar en el Rin, o en Copenhague. La playa del puerto en la capital danesa atrae a numerosos visitantes durante el verano, así como la competencia de nado que cada año se realiza por los canales de la ciudad en torno al castillo de Christiansborg.

Renaturalización del Isar

También los habitantes de Múnich disfrutan en el intertanto de las nuevas condiciones del Isar. El río que baja de los montes Karwendel es una de las más importantes arterias de la metrópoli bávara, pero durante más de 100 estuvo encorsetado en una camisa de fuerza de concreto. En el verano de 2011 la ciudad celebró el término de un megaproyecto que tardó 12 años y costó 35 millones de euros: la renaturalización del Isar, que buscaba abordar de manera conjunta los aspectos de una protección de las aguas adecuada a las necesidades y estándares actuales, la renaturalización y el esparcimiento urbano.

En un tramo de ocho kilómetros, las monótonas escalinatas de cemento del antiguo Isar se transformaron en un lecho de río, generosamente ensanchado para permitir un mayor rebalse de aguas en caso de inundación. La presencia de islas, pastizales y bosques ribereños contribuyen a generar condiciones de vida más favorables para la flora y la fauna, y las orillas planas con bancos de gravilla, facilitan a los habitantes de la ciudad el acceso al río. Las personas han acogido con entusiasmo la nueva alternativa de esparcimiento veraniego. Con demasiado entusiasmo, en opinión de los críticos, ya que el ruido, la basura y el humo de las parrillas constituyen el lado B del proyecto. Nina Lindinger del Departamento de Obras de Múnich señala al respecto: "La renaturalización del Isar es un paquete completo en el que coexisten los polos opuestos naturaleza y gran ciudad. Obviamente esto plantea contradicciones, pero hasta ahora hemos podido lidiar bien con los necesarios acuerdos y ponderaciones."

De cloaca a Emscher azul

Mientras para los habitantes de Múnich, las molestias propias de una obra de tan gran envergadura -como el ruido y la suciedad- ya son cosa del pasado; para los residentes de la cuenca del Ruhr son pan de cada día. Todavía una gran parte del Emscher, un afluente del Rhin que cruza esta poblada zona de Alemania, sigue siendo una cloaca, un pestilente y tóxico torrente color café encausado en un angosto lecho de cemento, pero de aquí al 2017, este zanjón de aguas servidas de 80 kilómetros de largo se habrá transformado nuevamente en río, en el "Emscher azul". La razón para la existencia de este sistema abierto de aguas residuales hay que rastrearla en la historia de la cuenca del Ruhr, puesto que por muchos años la actividad minera socavó la región, provocando rebajamientos del terreno que hacían prácticamente imposible construir una canalización.

Tras el cese casi total de la actividad minera, la Emschergenossenschaft –la asociación de comunas y empresas responsable de la gestión del agua- dio el vamos a principio de los 90 a la remodelación. El proyecto de 4,5 mil millones de euros avanza a toda marcha y ya se han hecho inversiones cercanas al 50% del presupuesto. A gran profundidad por debajo del Emscher y sus afluentes se construirá un amplio sistema de canalización de 400 kilómetros, de los cuales 225 ya están listos. A nivel de la superficie, se trabaja en la implementación de mejoras medioambientales. En el curso alto del río, en Dortmund, ya pueden verse algunos resultados, como señala Ilias Abawi, encargado de prensa de la Corporación del Emscher. "El trazado se modificó, ahora el curso del Emscher describe meandros, su agua es transparente y ya no apesta". La naturaleza se ha encargado con una rapidez impresionante de crear una nueva vida en las riberas. Allí donde antes había un pestilente zanjón de desagüe, los senderos peatonales y de bicicleta ofrecen ahora una nueva calidad de vida. "Esto es exactamente lo que las personas necesitaban tener aquí", señala Abawi.