Enrique Rivera de visita en Berlín

Enrique Rivera - Foto: Daniela Uribe Foto: Daniela Uribe El director de la Bienal de Artes Mediales, Enrique Rivera, estuvo en Berlín, luego de su paso por Linz donde fue jurado del Prix Ars Electronica. Conversamos con él sobre su viaje y sus proyectos futuros.



Fuiste invitado a participar como jurado en el Prix Ars Electronica en Linz, uno de los premios más importantes en el campo del arte electrónico. ¿Qué nos podrías contar sobre tu experiencia como jurado?

Fue una experiencia en muchos niveles intensa e impactante. El proceso empezó mucho antes, cuando me llegó un correo desde el Ars Electronica con la clave de acceso a una plataforma en línea que permite a los jurados ver los trabajos, y conformar una idea preliminar de las obras presentadas. En el caso de la sección en la que participé, donde habían casi 700 entradas, la variedad de obras que participan representan un campo muy amplio de producción. Arte interactivo como concepto puede abarcar muchas materias, desde una instalación escultórica interactiva, una película cuya narrativa integre la participación no lineal, o un sitio que proponga una interacción entre espacios análogos y virtuales, entre otros formatos, que agregan capas de complejidad impresionantes. En nuestro caso como jurado, lo importante fue reconocer nuestras diferencias, que se representaban por la diversidad cultural que traía cada uno. Estaba conformado por Maholo Uchida, curadora del Miraikan, Museo de Ciencia de Tokio; Irina Papadimitriou curadora de Watermans y del Victoria and Albert Museum de Londres; Oscar Abril, Director artístico de la Laboral en Gijón, España; y Michel Van Dartel, curador del V2 de Ámsterdam. Como dato interesante, el inglés no era el idioma original de ninguno. Luego de varias conversaciones para definir ciertos criterios que nos ayudaran a seleccionar los proyectos entramos en la revisión general, evaluando desde una perspectiva multicultural trabajos que se sitúan en los bordes de la experimentación técnica y de representación estética. Finalmente, los trabajos lograron, en nuestra visión, representar la urgencia y sentido social que necesita emerger desde las artes mediales, desmarcándose de una postura efectista y epatante. La experiencia es retrospectiva, porque mas allá de participar con ideas y criterios en un jurado, conocer a mis compañeros de mesa fue muy potente y enriquecedor.

Luego de tu estancia en Austria pasaste por Berlín, ciudad que ya has visitado en anteriores ocasiones. ¿Qué conexiones tienes con esta ciudad? ¿Tienes planeado hacer un proyecto en Berlín en el futuro?

Viajar entre Linz y Berlín tiene un recorrido especial. Es histórico, no sólo por la carga histórica y militar de Linz como uno de los hitos del imperio austro-húngaro, simbólicamente del Tercer Reich y como potencia industrial minera, sino que por cómo desde el Ars Electronica se ha logrado establecer un campo de investigación y producción desprejuiciado de los cánones convencionales del arte. Siempre desde un espacio satelital, periférico, situado en un borde del recorrido lógico turístico, pero que sin embargo ha sido posicionado por el festival. Por otro lado, Berlín representa la efervescencia del estar. Citando al artista y académico Hugo Rivera-Scott, una ciudad representa la presencia de la ausencia, y la otra la ausencia de la presencia. Una permite la experimentación excéntrica, y la otra el despliegue de fuerzas creativas que llevan décadas de gestación. Linz y Berlín de todas formas se conectan conceptualmente desde un hacer prolífico, polos que se complementaron en este viaje de una forma perfecta. El viaje a Berlín lo empecé a planear desde que mostramos la obra de Michael Saup en la última Bienal de Artes Mediales, un artista alemán que actualmente vive en esta ciudad. Nos reunimos y seguimos planeando acciones que él empezó en Chile, como una micro residencia en el observatorio Paranal que esperamos pueda continuar este año. También realicé una visita al estudio de Olafur Eliasson, donde pude recorrerlo centímetro a centímetro gracias a la visita guidada de sus colegas, y entender una forma de trabajo sideralemente lejana a la de un artista en Chile. Por otro lado, las visitas a museos y galerías se complementó con exploraciones en barrios no convencionales. Considero que es muy importante observar con atención lo que pasa en la calle: intervenciones, murales, stickers, espacio okupas y personas desvariando y gritando en la vía pública, componen un estrato imposible de encapsular en un espacio museográfico. La calle en estado salvaje, intensa y real. Todo esto gracias a mis amigos Daniela Uribe, Rosa Colvin, Dani Dan, que fueron guías fundamentales en este pequeño ciclo.

Durante tu visita en Berlín, tuviste oportunidad de asistir al congreso RE:PUBLICA que este año tuvo como tema “Into the Wild” (“Hacia lo salvaje”). ¿Qué te pareció el congreso? ¿Hay algún evento de este tipo en Chile?

A RE:PUBLICA pude ir gracias a la invitación de Malte Spitz, quien participó en las sesiones Crea>Comparte que organizamos en Santiago con el apoyo de la Fundación Heinrich Böll, a quien agradezco no sólo esta invitación, sino también la excelente conversación que tuvimos en los patios del encuentro. Creo que lo más cercano a este evento en Chile son las actividades de la Bienal de Artes Mediales en torno a la cultura digital, el Encuentro de Nuevos Medios, y el Encuentro de Cultura Digital, todos desarrollados desde un contexto mucho más humilde. RE:PUBLICA nació hace cuatro años como un encuentro de blogueros, que hoy agrupa a personas, instituciones, gobiernos y empresas en un solo espacio por tres días. El encuentro se propone como una instancia para conocer no sólo las tendencias, sino se trata sobre todo de un espacio de activación de una discusión análogo digital. Me refiero a como la cultura digital se convierte en una nueva topografía donde habitamos social, cultural y económicamente. Después de un par de décadas, que es ínfimo comparado con el tiempo que conocemos a nuestra civilización, estas nuevas topografías van reconfigurando espacios análogos, constituyendo al mismo tiempo nuevas formas políticas de practicar la democracia. Creo que ese es el aporte de RE:PUBLICA, el mismo que mueve los encuentros que se desarrollan en Chile, pero que sin embargo en el contexto alemán han sido adoptados con una voluntad que sorprende y alegra. Mientras antes la sociedad y, sobre todo, la clase política entienda que ser hacker no significa ser delicuente; y mientras más libertad exista a la hora de compartir contenidos por la red, mayor será el retorno social de esta inversión de voluntades políticas. Sobre la noción de “Into the Wild”, la verdad es que esperé encontrar más vinculación entre granjeros y soluciones de IT, más vínculos entre permacultura y hacktivismo, que ya existen, pero de forma más tímida. Tal vez más adelante este contexto será acogido con más fuerza. El último día del encuentro me reuní con Elektra, quien también participó en Crea>Comparte, para conversar sobre su trabajo filosófico en torno al hacktivismo, la percepción y los posibles espacios narrativos de una cultura que se niega a ser domesticada.

En una de nuestras conversaciones me comentabas que estás trabajando mucho con las personas perjudicadas por el reciente incendio en la ciudad de Valparaíso. Cuéntame más sobre tu experiencia en ese sentido y qué tipo de proyecto estás llevando a cabo.

Sí, lo primero que me gustaría comentar sobre esto es que se está desarrollando un trabajo que esperamos pueda trascender del asistencialismo inmediato despues de una catástrofe. La reflexión sobre cómo las artes mediales y la cultura digital tienen un papel en este tipo de instancias, es que ha dejado de ser una teoría hace mucho tiempo y desde hace años existen proyectos que que sitúan en este campo. Para nosotros como Corporación Chilena de Video fue muy importante llegar un día después de que se inició el incendio y participar de una articulación horizontal con una serie de actores del mundo de la cultura que han desarrollado un trabajo pertinente relacionado con nuestros campos de acción.

El barrio afectado por el incendio más grande que ha sufrido Chile en los últimos tiempos ya estaba damnificado desde antes: el desempleo, las irregularidades urbanísticas y la falta de iniciativa por parte de las autoridades tenían este sector en una especie de limbo programático. Iniciamos un proceso de levantamiento primero con mochilas para los niños que habían perdido todo, luego una red de comedores populares, y hoy estamos montando infraestructura y programas de acción directa, con fondos propios o articulando apoyo externo.

Ahora en Berlín nació la idea de crear un programa de intercambio de artistas en residencia y un centro de creación artística en la zona afectada por el incendio, que se financiará mediante la venta de obras a empresas o mediante financiamiento colectivo. Nuestra intención es que cada obra que se venda tenga una copia del original que irá a las casas de las personas afectadas, una vez éstas hayan sido construídas. Luego, la idea es que los artistas participantes puedan realizar una residencia en este barrio, para la creación de un museo abierto integrado a la naturaleza del lugar mediante talleres realizados con los vecinos. Para finalizar el ciclo, la idea es exhibir las obras desarrolladas y la documentación de este proceso en un lugar por confirmar en Berlín. Ahora estamos en la etapa embrionaria del proyecto y esperamos que pueda tener el apoyo de las instituciones y personas necesarias.

¿Tu visita a Alemania está relacionada con ese proyecto?

Sí, desde el momento que me comprometí con las acciones que estamos desarrollando en Valparaíso siento que cada una de mis acciones de alguna forma está vinculada con esa acción. Creo que es muy potente pensar que desde ese espacio de post catástrofe puede nacer no sólo un barrio sustentable, sino que una política a nivel nacional que recupere proyectos del estado de Chile como la CORMU (Corporación de Mejoramiento Urbano), CORVI (Corporación de Vivienda) o Intec (Instituto de Tecnologías de Chile), instituciones que tenían una responsabilidad activa con el acto de hacer ciudad, de crear comunidad y relaciones humanas hoy en día mediatizadas por un neoliberalismo exacerbado. Un trauma del que Chile aún no puede salir, pues la construcción, la educación, la salud, la vivienda, el agua, etc. han sido ilusamente privatizados.

Creo que el ejemplo de Alemania es interesante en diversos niveles. Es imposible comparar ambos países, pero sí creo que las redes estables de intercambio de conocimiento, mediante un programa que estructure ese intercambio, es un paso fundamental para potenciar acciones urgentes e impostergables.