Salas de concierto del futuro
Espacios de posibilidades

Bar, Club, Sala de concierto en un solo espacio: la “sala de resonancia” en Hamburgo señala una posible dirección para futuros conceptos de eventos abiertos.
Bar, Club, Sala de concierto en un solo espacio: la “sala de resonancia” en Hamburgo señala una posible dirección para futuros conceptos de eventos abiertos. | Foto (recorte): Sala de resonancia

Las estadísticas indican que la gente que asiste a los conciertos es cada vez más de mayor edad. Iniciativas como la “sala de resonancia” en Hamburgo se oponen a ello mediante nuevos conceptos y atraen a las generaciones jóvenes a los conciertos. Un modelo con perspectivas.

Antes todo era mejor, por supuesto pero también más fácil para los que organizaban conciertos. Se fijaba una hora y un programa claramente clásico, sin escapaditas a otros géneros, se procuraba que hubiera suficientes suscripciones, entonces se tocaba y después del aplauso se apagaban las luces como corresponde. A pesar de que la mayoría de las salas de concierto clásicas que funcionan de esta manera aún existen y a pesar de que algunas de las nuevas construcciones propagan grandes ambiciones de hacerlo mejor que los mandamás – hay una pregunta que mueve al rubro: ¿qué hacer y qué dejar de hacer hoy y aún más mañana para que no nos desenmascaremos como prescindibles y atados al ayer solo por sentir que le estamos debiendo a la tradición?

Salas de concierto como espacios de posibilidades 

Hay un solo camino para mantenerse relevante y moderno entre los extremos de la música seria y la música de entretención: las salas se tienen que convertir en espacios de posibilidades alejándose de los formatos tradicionales y de los horarios rígidos. Para un tentempié musical también vale un mini concierto. Apartarse de las rígidas estructuras de suscripción, las cuales tienen una fuerte connotación de asistir obligatoriamente. Alejarse de la enseñanza frontal en emociones. Separarse de los conceptos fijos de programas que a algunos les gusta tanto, especialmente del espeso modelo sándwich con la loncha vanguardista en medio que es difícil de digerir. En vez de eso: aprovechar lo que uno tiene, hacer todo lo que se puede con las posibilidades específicas de uno mismo y del lugar. Moverse hacia conceptos nuevos y también hacia residencias de artistas hechas a medida y a largo plazo.

Ninguna construcción de concierto de las últimas décadas ha causado tanto revuelo como la Elbphilarmonie. Se puede entender como el intento de Hamburgo de reposicionarse de forma consecuente y de deducir una excelencia musical de sus propias tradiciones – desde la ópera barroca del Gänsemarkt hasta los gamberros del grupo Hip Hop electrónico Deichkind que se ducha con cerveza. Una audición con una fuerza simbólica enorme le mostró al público hanseático ya en el otoño del 2012 cuánta energía creativa y seductora puede surgir del lugar si se aprovechan sus características particulares. Es un hecho sabroso que no fuera Christoph Lieben-Seutter, el intendente general de la Laeiszhalle en Hamburgo y de la Elbphilarmonie, sino el Festival de Teatro de Hamburgo, el cual fue importado por el Human Requiem de Jochen Sandig del centro berlinés Radialsystem. La música del Deutsches Requiem de Johannes Brahms, un hijo de la ciudad de Hamburgo, se escenificó una conversión en un espacio de forma teatral en la así llamada Plaza de la Elbphilarmonie aún en construcción: a 37 metros sobre el río Elba el coro Rundfunkchor de Berlín presentó la obra y en tres ocasiones se agotaron las entradas.

El modelo “sala de resonancia” 

El octubre del 2014 empezó otro experimento de sala de concierto alternativa, también muy ambicioso. El elenco Resonanz (ER) encontró con mucha suerte, y gracias a ayudas económicas atrevidas y el respaldo de la política cultural hamburguesa, un nuevo hogar en el búnker más alto de Europa en la Feldstraße. Este macizo grotesco de concreto se encuentra entre la Reeperbahn y el movido barrio Karolinenviertel y también cerca del Schanzenviertel. Entre otros se encuentran ubicadas empresas creativas, el estudio del canal de radio en línea ByteFM y el club “Uebel & Gefährlich” y la “Sala de Resonancia”:  una mini sala de concierto con una infraestructura de orquesta bien escondida detrás de las grandes puertas oscilantes. El diseño está lejos de ser noble y clásico sino que es áspero y de moda,  junto a los asientos hay un bar. La “Sala de Resonancia” es un club clásico para clientes entre los 25 y los 39 años aproximadamente.

Es evidente que este grupo vendrá aquí a un concierto de la serie “urban string”, a tomar una cerveza y más tarde a escuchar Beethoven. Hay bebidas y conciertos breves y, entremedio, actuaciones de DJ – y la palabra “suscripción” parece provenir de un universo paralelo. En la inauguración ni los miembros ER podían creer, después de haber vagado durante años por el centro, lo bien que encajaba esta ubicación de 650 metros cuadrados con lo que pretendían y más aún con su público objetivo. Primero tocaron Bruckner, después música lounge, después de nuevo música clásica temprana de Carl Philipp Emanuel Bach. En la penumbra de la barra estaba la barista con su tatuaje de revólver en el antebrazo que dejaba de atender porque quería escuchar la música.
“urban string” en la Sala de Resonancia, Fuente: Ensemble Resonanz / Youtube

Cooperaciones en vez de acotación 

Desde entonces le va bien al ER. Los que van a los conciertos son habitualmente jóvenes y entusiasmados. Hay una docena de conciertos “urban string” al año y por noche hay una asistencia entre 230 y 250 espectadores, es decir, se vende el 100%. A parte de las actuaciones propias hay series de conciertos de otros organizadores, entre otros del NDR. Gracias a la cooperación con el canal de radio en línea ByteFM el elenco ha ganado una pequeña pero notable plataforma.

La sala de resonancia fue “un paso gigante”, señala el gerente de ER Tobias Rempe, “para la ciudad, para un público totalmente nuevo y para nosotros mismo”. La combinación de una buena acústica para música de cámara y atmósfera de club es única y produce una resonancia abrumadora. Con esta experiencia estamos ansiosos para dar el siguiente paso: la inauguración de la Elbphilarmonie y nuestra residencia en la Sala Pequeña. En este campo eléctrico entre los polos – en residencia en la Elbphilarmonie y en casa en St. Pauli – hay una oportunidad fascinante para nosotros y para la ciudad musical de Hamburgo”.

¿Pueden servir Hamburgo en general y la idea de la sala de resonancia en particular como ejemplo? - Es una pregunta complicada: después del desastre espantoso tanto en planificación como en gastos de la Elbphilarmonie es muy difícil que las comunas se atrevan a planificar una nueva sala. El debate acerca de la construcción de una nueva sala de concierto en Múnich se ha prolongado, a pesar de que supuestamente se habían dado los pasos decisivos. El nuevo centro musical en Bochum incluye, como corresponde para construcciones nuevas, una sala de multiuso. Pero lo importante será lo que se haga con ella.

Para el elenco Resonanz, en cambio, van a empezar pronto tiempos todavía más interesantes, ya que está previsto que la Sala Pequeña de la Elbphilarmonie se convierta el 2017 en su segunda casa. Esto es avispado en varios sentidos. Por un lado, porque se produce una transferencia de imagen desde su tradicional lugar de actuación, la cual podría transformar la supuesta tumba financiera en algo bastante genial. Por otro lado, porque el elenco de cuerda frotada estará en la posición envidiable de adaptar sus ofertas y conceptos dentro de la brillante zona intermedia de estilo libre entre repertorio y riesgo con aun más exactitud al lugar de actuación. Es un juego para la música clásica donde todos ganan que difícilmente podría ser más clásico.