Edición crítica de “Mi lucha”
“Mucho de lo que vendría ya estaba esbozado aquí”

Los editores (de izquierda a derecha): Thomas Vordemayer, Othmar Plöckinger, Christian Hartmann, Roman Töppel
Los editores (de izquierda a derecha): Thomas Vordemayer, Othmar Plöckinger, Christian Hartmann, Roman Töppel | Foto: © Institut für Zeitgeschichte/Alexander Markus Klotz

Setenta años tras la muerte de Hitler, su texto de propaganda, considerado el “libro más peligroso del mundo”, está libre de derechos de autor. Investigadores del Instituto de Historia Contemporánea de Múnich publicaron a a inicios de 2016 una edición crítica. A continuación, una entrevista con Christian Hartmann, director del proyecto.

Como era de esperar, su idea de hacer una edición crítica de Mi lucha se topó con objeciones. Entre otras cosas, se dijo que volvía a darle voz al demonio. Y que por más que, como usted dice, el texto esté “sitiado por notas al pie”, el tono general no cambia.

Cuando esa crítica viene de sobrevivientes del Holocausto que sencillamente no quieren ver más ese libro, hay que tomarla en serio. Al mismo tiempo, sólo puedo decir que el libro existe. Muchos ejemplares sobrevivieron y hay traducciones en Internet y se puede comprar en cualquier lugar del mundo. Con el vencimiento de los derechos de autor estaba el peligro de que el mercado fuera inundado por reimpresiones o por ediciones comentadas que le dieran la razón a Hitler. Ahora la gente lee nuestra edición. La pregunta es qué otra alternativa teníamos.

La edición despertó un enorme interés pero, ¿no se ha dicho ya casi todo sobre Hitler?

No se trataba de aportar datos nuevos sino de reunir setenta años de investigación. En cuanto al interés, veo tres aspectos que lo justifican. En primer lugar, Mi lucha es un tabú. En segundo, es muy conocido y muchos quieren saber cómo es realmente. En tercer lugar, el material teórico de la ideología nazi es escaso, y Mi lucha es considerado la fuente principal del mal. La expectativa es que con ese libro se podrá abordar la ideología y entender el fenómeno.

El genocidio está al menos esbozado

¿En qué medido se corresponden el libro y la posterior política nazi? ¿Ya está anunciado el genocidio?

A mediados de los años veinte, cuando surgió Mi lucha, la ideología nazi no estaba madura, pero muchos de sus elementos y de lo que vendría ya estaban esbozados aquí. Ya están definidos claramente los cuatro ideologemas principales: racismo, imperialismo, violencia y dictadura. También se proyectan escenarios para la guerra futura. Sabemos que el camino que llevó al holocausto no fue rectilíneo. Es verdad, en Mi lucha se encuentra ese pasaje, tristemente famoso, según el cual “habría que darles gas venenoso a doce mil de esos hebreos corruptores del pueblo”. Sin embargo, la decisión de realizar el asesinato en masa se tomó entre junio y diciembre de 1941. Ahora bien, en Mi lucha ese desarrollo está al menos bosquejado.

¿Qué influencias pueden reconocerse en el libro?

Hitler fue el producto de un ambiente determinado y Mi lucha es un collage de esos factores. Está influido, entre otros, por antisemitas radicales, nacionalistas, que en la época del Imperio todavía consitutían una minoría. Pero durante la Primera Guerra Mundial sus ideas dejaron de ser un tabú. Las raíces de la ideología nazi llegan hasta el siglo XIX y –en el caso de algunos estereotipos antisemitas– hasta la Edad Media.

Mentir con descaro

Usted ha desenmascarado muchas afirmaciones falsas que hay en Mi lucha. ¿Cuál lo sorprendió más?

En general me sorprende el descaro con que miente Hitler. Por ejemplo, afirma que después de 1918 a nadie le interesaba investigar las causas de la Primera Guerra y que sólo él y su partido recordaban el tema. Sin embargo, de eso era de lo que más se hablaba en Alemania.

Desde siempre se especula sobre el número real de alemanes que leyeron Mi lucha. ¿Cuál es su cálculo?

Pienso que Mi lucha fue las dos cosas, un libro leído y un libro poco leído. Antes de 1933 se vendieron doscientos cuarenta mil ejemplares. Parece mucho, pero no tanto si pensamos en que los votantes eran doce millones. Mucho votaron a Hitler por sus discursos o por otros motivos difíciles de definir. Además, realmente no puedo concebir que alguien lea completo un libro así: no sólo está mal escrito y en algunos pasajes es sencillamente aburrido y tonto, sino que, encima, Hitler salta continuamente de aquí para allá entre la génesis del partido, las consideraciones generales, su propia situación y la política exterior. En aquella época eran muy populares los “tratados” de ese tipo. A la gente le interesaba saber qué curso seguiría la situación política. Con el paso del tiempo Mi lucha debe de haber llegado al millón de lectores, pero jamás fue “el libro de los alemanes” como decían los nazis.

No una edición para especialistas, sino para todos

¿Puede su edición ayudar a que los jóvenes comprendan mejor la época nazi?

Está concebida como un proyecto de divulgación científica. No es una edición para especialistas sino para todos. Su formato es amigable y en las notas se usa un lenguaje comprensible. Es verdad, hay 3700 notas a lo largo de 2000 páginas, pero no podía hacerse de otro modo. Mi impresión es que nuestro enfoque es eficaz. Me alegra recibir cartas de gente que ha encontrado pequeños errores. Quien descubre que en la página 1712 falta una coma realmente ha leído el libro.

También hubo muchas reacciones en el plano internacional.

Entre otras reacciones, hemos recibido numerosos pedidos de autorización para traducir el texto y, como primera medida, estamos considerando la posibilidad de hacer una versión en inglés. Hay un gran interés mundial en el modo en que Alemania procesa su pasado. Esto se da sobre todo en países en los que la confrontación con los vestigios de dictaduras constituye, como en Alemania, una cuestión existencial. Me parece importante haber mostrado un modo posible de abordaje.