Mostrar películas distintas de manera distinta

Cine comunal en Friburgo
Cine comunal en Friburgo | Foto: © Kommunales Kino Freiburg

Hace 50 años – en 1966 – se fundó el primer cine comunal de la república federal de Alemania. Hoy en día ya no se puede imaginar el paisaje cultural sin los cines públicos. Desde un punto de vista artístico pueden actuar con bastante más libertad que los cines comerciales.

Con el Cinema66 en Essen abrió el 1 de septiembre del 1966 el primer cine patrocinado con dinero público de la República Federal de Alemania sus puertas. En 1970 el Filmforum Duisburg fue el primero con programa durante toda la semana. El término “cine comunal” para estos establecimientos culturales no comerciales se acuñó el año siguiente cuando el consejo municipal en Frankfurt am Main fundó un cine que dependía directamente del poder político cultural, es decir, de la comuna. Cuando varios operadores comerciales denunciaron la apertura del cine subvencionado por ser competencia desleal una sentencia judicial les concedió a los cines comunales en 1972 el ser “portador de patrimonio cultural” y con ello el derecho de recibir patrocinio público. Esto provocó un auge en las fundaciones: en 1973 ya existían diez cines comunales en toda la república.

Tarea cultural de los cines comunales

Estas fundaciones también estaban relacionadas con el hecho que muchos cine-clubes que se habían establecido tras la Segunda Guerra Mundial tuvieron que cerrar, señala Fabian Schauren de la Asociación Federal para el cine comunal. Al mismo tiempo muchas comunas querían “profesionalizar el cuidado del arte cineasta”. Efectivamente, el principio del cine comunal se ha consolidado a través de las décadas: en 2016 hay 127 cines e iniciativas unidos en la Asociación Federal para el cine comunal, la cual existe desde 1975. Cualquier cine no comercial puede ser socio en la asociación, siempre y cuando “defiende el trabajo cineasta cultural, la manutención de la herencia cineasta y la preservación de la cultura cineasta a nivel local”. Son financiados por las comunas aunque los modelos financieros pueden variar según cada caso: mientras algunos pueden actuar relativamente libres de coacciones económicas, hay otros que tienen un porcentaje fijado en el presupuesto, el cual tienen que cubrir ellos mismos a través de la venta de entradas.

Por muy variados que sean los cines comunales – la escala va desde un mini cine en una ciudad pequeña o cine estudiantil hasta museos cinematográficos altamente profesionales – los unen una serie de principios: primero de todo, por supuesto, la libertad de no tener que escoger las películas según sus posibilidades comerciales. Además, los cines comunales se encargan de preservar la herencia cineasta; retrospectivas y series constituyen una parte importante de la programación. También se da un espacio a formas que han casi desaparecido de la industria cinematográfica tradicional – a películas experimentales o cortometrajes. Asimismo, los cines comunales invitan a menudo a cineastas para discutir con el público. Así se crea proximidad con la gente.

No hay fronteras entre arte cineasta y la entretención: El Babylon en Berlin-Mitte

En parte por sus entre 30 y 40 festivales pequeños por año – por ejemplo, el festival Berlin Chinese – el Babylon en Berlin-Mitte, fundado en 1929, es uno de los cines más intrigados en toda Alemania. Una de las primeras medidas que tomó Timothy Grossmann, el cual se hizo cargo del Babylon - antes era del estado de Berlín - en 2005 junto con Tobias Hackel fue borrar la palabra “arte cineasta” del título. Porque solo con arte cineasta, decía Grossmann, no se llenan las salas.

Para el operador de cine, nacido en 1962 en Berlin del Este, una retrospectiva de Bud Spencer tiene que estar en la pantalla al igual que una versión restaurada de Las tres luces de Fritz Lang. Una vez a la semana en el Babylon hay una presentación de una película muda a la medianoche – acompañada por la organista Anna Vavilkina. Redondean el programa el habitual Cine – cochecito para madres con bebés y el CineAperitivo, una serie dominical de películas italianas que van acompañadas por un aperitivo.

Marcado por el arte cineasta: el cine Mon Ami en Weimar

A contrario de Timothy Grossmann Edgar Hartung, director del cine comunal Mon Ami en Weimar, el cual ha recibido una serie de premios, sí quiere mostrar explícitamente arte cineasta. En su oficina decorado con pósters de clásicos como 8 ½ de Federico Fellini y Mullholland Drive de David Lynch Hartung cuenta del desafío de hacer cine comunal en una ciudad con una alta tradición cultural. Siempre se trataría de aprovechar las infraestructuras existentes de manera inteligente, ya que solo de esa forma se puede, por un lado, ser fiel a las propias exigencias de programa y, por otro lado, a la vez no saltarse del estrecho marco financiero. El 50% del financiamiento del Mon Ami proviene de la comuna, otros 25% se generan mediante la venta de entradas; los 25% restantes se tienen que generar por otras vías.

En cuanto al personal hay una escasez crónica desde hace años. Edgar Hartung se tiene que conformar con dos o tres trabajadores a media jornada. Esto no es nada fácil con 750 representaciones anuales con aproximadamente 15.000 espectadores.

Bien dotado de personal: el escenario cineasta Caligari en Wiesbaden

Mucho más cómoda está la situación de personal en el escenario cineasta Caligari en Wiesbaden. A parte del director Uwe Stellberger hay una colega fija, responsable del programa y del trabajo con la prensa. Otra colaboradora se encarga del cine infantil, otros a media jornada hacen la contabilidad, entradas y la representación. Además, este cine construido en 1926 tiene la ventaja de no tener que contribuir con la venta de entradas al presupuesto – la comuna se hace cargo de las pérdidas. Esto le da la posibilidad a Uwe Stellberger de enfocarse completamente en el programa y organizar los numerosos festivales, por las cuales el Caligari es conocido también fuera de Wiesbaden.
El escenario cineasta Caligari en Wiesbaden – un cinema comunal con larga tradición

Una mirada optimista hacia el futuro

Como sus colegas de Berlin y Weimar Uwe Stellberger también está tranquilo acerca de los desafíos del futuro. El anuncio de la videoteca en línea Netflix, por ejemplo, de mostrar en los próximos años más cosas paralelamente en el cine y en la propia página web no lo inquieta. Esto sería más bien un problema para los cines comerciales. Efectivamente son pocos los cines comunales que han tenido que cerrar en los últimos años. También cortes en el presupuesto ocurren escasamente. Mayores dificultades tienen algunos cines comunales por la implantación del sueldo mínimo en Alemania. Los cines más pequeños se ven rara vez afectados por ello: se suelen llevar de forma honorífica.