Berlinale 2015
El cine chileno deslumbra

Como nunca antes el cine chileno destacó en el festival internacional de cine de Berlín, llevándose cuatro galardones, dos de ellos en la competencia oficial y dos en los Teddy Awards. 

Este año me tocó viajar invitada a la 65° edición de la Berlinale como parte del “Besucherprogramm” (programa de visitantes) organizado por la Embajada de Alemania en Chile. Grande fue mi sorpresa y alegría al ver la cantidad de películas chilenas que estaban representando a Chile en el festival. Algunos medios alemanes hablan del “boom chileno”, tal como lo fue durante el cambio de siglo el boom cinematográfico de Corea del Sur en Alemania.

El resultado de la exhibición de las películas chilenas en Berlín fueron cuatro películas galardonadas, dos de ellas premiadas en la competencia oficial: El club de Pablo Larraín, obtuvo el Gran Premio del Jurado (Oso de Plata) y El botón de nácar de Patricio Guzmán ganó el Oso de Plata al mejor guión.

Dos películas fueron premiadas con un “Teddy” en la sección de cine homosexual: Nasty Baby, de Sebastián Silva (una coproducción entre EEUU y Chile) y el cortometraje San Cristóbal de Omar Zúñiga. El tercer Teddy fue para el documental El hombre nuevo, una co-producción uruguayo-chilena del cineasta uruguayo Aldo Garay.

Además, se exhibieron Las niñas Quispe de Sebastián Sepúlveda en la sección “NATIVe – A Journey into Indigenous Cinema”, y La mujer de barro de Sergio Castro San Martín y Mar de Dominga Sotomayor en la sección Forum. Todo un éxito para la producción de cine chileno.

Presencia destacada de talentos emergentes y películas en búsqueda de financiamiento

Durante la ceremonia de apertura de la Berlinale, la ministra de cultura chilena, Claudia Barattini, señaló que le interesa impulsar el acuerdo de coproducción audiovisual entre Alemania y Chile y se refirió a la positiva participación de Chile en el certamen.

Además de las películas en el festival, participaron por primera vez cuatro nuevos talentos chilenos en el Talent Campus: Guillermo Proto, Yennifer Fasciani, Valeria Fuenzalida y Mauricio López, mientras que en el European Filmmarket estaban presentes Gonzalo Justiniano con su proyecto Cabros de mierda y Marcela Said con su película Los perros, buscando financiamiento para una coproducción. Marcela Said ganó el Premio ARTE, destacando entre 35 candidatos que postularon a una coproducción. Este galardón premia al proyecto fílmico más innovador con 6.500 euros.

Dos películas chilenas que darán mucho que hablar

En la película ganadora de este certamen El club, Pablo Larraín narra la historia de un grupo de curas retirados en una casa frente al mar y devela lo que son las maquinaciones del poder eclesiástico para encubrir las culpas y pecados de sus adeptos. Una alegoría que puede aplicarse de alguna u otra forma a la sociedad chilena. Una película cruda y osada, merecedora de este gran premio.

Patricio Guzmán, el otro galardonado con El botón de nácar, trata sobre el genocidio de los indígenas patagones y la historia de los desaparecidos políticos. Siguiendo la línea de Nostalgia de la luz, su anterior película en la que el desierto era el dispositivo para hablar de las estrellas y la memoria chilena, este documental narra a través del agua los dolores y pérdidas de nuestro país, de forma tan poética y visualmente atractiva como en Nostalgia de la luz. Cabe destacar que el El botón de nácar es uno de los pocos documentales que ha logrado estar en la sección de competencia en el festival de Berlín.

Tuve la oportunidad de conversar personalmente con Patricio Guzmán en la Berlinale y preguntarle por qué había elegido un lenguaje poético y metafórico para hablar de los horrores a los que es capaz de llegar el ser humano. Al respecto, me contestó:

“Yo creo que para hablar de una tragedia profunda, de un genocidio, o para hablar de Palestina, Siria, Chile o Argentina es muy expresivo utilizar la metáfora, porque ya todos hemos visto fosas comunes, campos de concentración nazis, hemos sido testigos de horrores y creo que ahora se puede continuar explicando este lado oscuro del ser humano, pero de una manera indirecta, sugestiva y poética. Considero que es indispensable, porque es una manera muy justa de hablar del dolor, y el dolor se expresa mejor de modo indirecto.”

Me llama la atención que las dos películas chilenas que se llevan un Oso de Plata en el festival de Berlín estén apuntando a un problema que tenemos como sociedad, que es el de encubrir y mentir respecto a las culpas que tenemos. ¿Es necesario que desde el extranjero se premie la valentía de los autores, quienes se atreven a hablar de los temas que como sociedad no estamos dispuestos o nos cuesta enfrentar?

Al respecto, Patricio Guzmán comenta: “En Chile no se habla del pasado. Las fuerzas armadas chilenas nunca han confesado los crímenes que han cometido. Hay un pacto de silencio. En el lanzamiento de cuerpos al mar participaron cientos de civiles que tampoco han sido juzgados. Igual soy optimista. Yo creo que se va a restablecer la verdad, pero en la próxima generación. Yo hice una película, La batalla de Chile, que es una película larga realizada en tres partes. Cuando yo muera y pasen veinte años, esa película va a ser un éxito en Chile. Mientras tanto, no se hablará sobre ella. No solamente tengo que morir yo, sino también todos los responsables del golpe de estado en Chile, que están vivos yque no han querido aclarar su participación en él.“