Crisis de refugiados
Conocimiento es integración

Eine Hochschule für Flüchtlinge: die Kiron University;
Eine Hochschule für Flüchtlinge: die Kiron University; | Foto (recorte): © Kiron Open Higher Education

Habitualmente, los solicitantes de asilo en Alemania tienen que superar varios obstáculos para poder empezar una carrera universitaria o un trabajo muy calificado. Por ello, cada vez más programas e iniciativas han desarrollado conceptos para facilitar la entrada a educación y ciencia. 

Prácticas, formaciones profesionales, estudios, quizás colaborador científico en la universidad: en Alemania existen varias posibilidades para encontrar trabajo – siempre y cuando uno pueda presentar los certificados escolares, documentos y conocimientos de alemán. Estas condiciones, sin embargo, les impiden a muchos refugiados la entrada a la universidad o a trabajos profesionales durante mucho tiempo, a pesar de que muchos reúnen buenos requisitos: según una encuesta reciente de la Oficina Federal para migración y refugiados (BAMF) uno de cada tres solicitantes de asilo, mayores de 20 años, asistía en su país de origen a una universidad, universidad politécnica o colegio superior. No obstante, sus títulos no se suelen reconocer sin problemas.

“Apenas se reconocen capacidades profesionales. A la gente con un futuro precario además se le quita una parte de su pasado”, critica Marenka Krasomil, la cual hizo de tripas corazón. Desde septiembre 2014 Krasomil participa como coordinadora en una universidad muy especial: la Silent University (TSU) en Hamburgo. Académicos de todo el mundo que viven en Alemania como solicitantes de asilo han creado esta universidad. Dinero, un comprobante de identidad, conocimientos del alemán, un título escolar y un comprobante de ser digno de ser protegido – es todo lo que se pide para matricularse o para trabajar de docente y lo que a menudo requiere años de espera aquí no es necesario.

El artista curdo Ahmet Ögüt fundó los primeros institutos de la TSU el 2012 en Londres y el 2013 en Estocolmo. Recientemente se agregó otra “sucursal” en Mühlheim an der Ruhr. Este foro educativo funciona sin obstáculos burocráticos. Refugiados y migrantes pasan sus conocimientos en charlas y seminarios a los interesados, los cuales se pueden matricular a través de la página web. A través de la enseñanza y el aprendizaje, afirma Krasomil, la gente puede recuperar sus capacidades – y con ello también su dignidad.

Estudios en línea contra la espera

Un paso más allá va una idea que los estudiantes berlineses Markus Keßler y Vincent Zimmer están probando desde octubre del 2015. “Les queríamos volver a conceder a los refugiados el acceso a la educación, ya que la integración empieza con la educación”, señala Keßler, estudiante de psicología, nacido en 1990. En un patio de Berlin-Kreuzberg él y sus compañeros fundaron la Kiron University, una universidad que da la bienvenida también a refugiados sin estatus oficial de asilo o conocimientos de alemán.

El tiempo de espera habitual lo evita Kiron a través del uso de MOOCs – cursos en línea que ofrecen universidades de habla inglesa como Harvard, Stanford o Yale sin costo en Internet. Gastos para exámenes de los cursos en línea, el uso de la biblioteca y de un portátil con WIFI lo paga la universidad. Después de dos años de aprender en línea y ya con conocimientos de alemán y los documentos disponibles los estudiantes deben cambiarse a una universidad reconocida por el estado, ya que la Kiron University no puede emitir certificados. Algunas universidades como la Rheinisch-Westfälische Technische Hochschule (RWTH) Aachen, la Hochschule Heilbronn y la Leuphana-Universität ya confirmaron que acogerían a estudiantes después del tercer año.

Desde octubre del 2015 están estudiando uno mil refugiados, entre ellos muchos sirios, en el primer semestre. Con unos gastos anuales de aproximadamente 400 euros por estudiante el concepto es muy económico comparado con los aproximadamente 6.900 euros que el estado invierte anualmente en un estudiante en universidades regulares. Los gastos que aun así son altos, solo para la generación del primer año unos 1.2 millones de euros, se pretenden cubrir a través de micro-mecenazgo. Para el tiempo después Keßler espera que haya más gente apoyando, ya que “cursos de idioma, apoyo psicológico, acceso a las bibliotecas – todo eso cuesta dinero.”

Posibilidades para científicos en la huida

A parte de estas iniciativas una serie de centros de investigación se ha propuesto dar una entrada a refugiados al sistema académico alemán. El proyecto “Wissenschaftsinitiative Integration” (Iniciativa Científica para la integración) de la Fraunhofer-Gesellschaft, Leibniz-Gemeinschaft y Max-Planck-Gesellschaft pretende dar la entrada a refugiados al sistema de investigación alemán o al mercado laboral a través de prácticas de uno a tres meses, puestos de ayudantes estudiantiles y plazas de formación profesional. El proyecto quiere allanar el camino al mercado laboral tanto a personas con derecho a asilo y refugiados reconocidos sin formación como a profesionales con el correspondiente estatus de asilo.

El programa ya está previsto en los centros en Sajonia de la Fraunhofer-Gesellschaft y Leibniz-Gemeinschaft, las cuales quieren apoyar hasta 150 refugiados al año. Los institutos de Fraunhofer y Leibniz en Múnich quieren empezar el 2016 con unas 50 plazas. Se busca reclutar a postulantes adecuados por medio de jornadas de orientación y a través de una red regional de universidades, iniciativas y autoridades. Los últimos pasos – una preparación intercultural para los futuros tutores y una preparación de los colaboradores de los institutos que apadrinan a los nuevos colegas y que también deben organizar actividades deportivas y culturales fuera del instituto – están en preparación según afirman los institutos.