Instituto Colombo-Alemán para la Paz
Por un nuevo comienzo tras el final del conflicto

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En Colombia se fundó un instituto cuyo objeto de estudio será la paz. En él, instituciones alemanas cumplirán un papel importante. Una charla con Katja Kessing, directora del Goethe-Institut de Bogotá, sobre paz y memoria.

En enero de 2017, el entonces ministro de Relaciones Exteriores y hoy presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, visitó Bogotá para inaugurar el Instituto Colombo-Alemán para la Paz (Capaz). ¿Cuál es la función del instituto?

El Instituto Colombo-Alemán para la Paz es ante todo una institución científica que quiere reforzar los estudios sobre la paz en el marco del proceso que se está desarrollando en Colombia.

Con el apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania, se han unido en un colectivo cinco universidades de cada país, y por los próximos diez años fomentarán investigaciones y otros proyectos.

¿Qué papel cumplirá el Goethe-Institut?

Por invitación del Ministerio de Relaciones Exteriores, el Goethe-Institut participará activamente en el círculo de instituciones amigas. Nuestra misión será acompañar el trabajo del instituto desde una perspectiva cultural en el ámbito de la sociedad civil. Tenemos excelente preparación para hacerlo, ya que estamos presentes en Colombia desde hace sesenta años y se nos reconoce como un actor importante en el campo cultural, especialmente por el abordaje a través del arte de temáticas políticas y sociales. Lo mucho que se aprecian aquí nuestro instituto y su trabajo pudo comprobarse el año pasado, cuando festejamos nuestro aniversario con numerosas actividades y encuentros. Por ejemplo, durante el mes de la cultura alemana, actuaron en el teatro más grande de la ciudad y con enorme éxito el ballet de Leipzig y la Ópera de Hamburgo, y para nuestra fiesta de aniversario y de las artes vinieron nada menos que mil invitados, entre ellos, nuestro presidente Klaus-Dieter Lehmann.

El Goethe-Institut de Colombia es, pues, tan antiguo como el conflicto armado. ¿Qué influencia ha tenido el conflicto en su trabajo como directora?

En Bogotá, donde tenemos nuestra sede, la guerra se siente mucho menos que en otras zonas del país. Desde finales de los años noventa, y también desde el año 2010, cuando asumí la dirección del Goethe-Institut en Bogotá, el país se transformó radicalmente. En aquella época todavía había algunas “zonas rojas”, es decir regiones dominadas por el conflicto armado que directamente no podíamos tener en cuenta a la hora de pensar nuestra trabajo, y por cierto, ninguna otra institución cultural podía hacerlo, si quería proteger a sus integrantes.

¿Cómo es la situación actual?

Hoy apoyamos instituciones culturales no sólo en Cartagena, sino también en Cali y Medellín, es decir ciudades que alguna vez fueron famosas por sus carteles de drogas. El año pasado realizamos por primera vez nuestra academia de artes visuales Experimenta/sur en Buenaventura, una ciudad portuaria del Pacífico, una ciudad importante pero empobrecida y saturada de conflictos. Eso habría sido imposible en los años noventa.

A finales de noviembre de 2016, el parlamento colombiano aprobó un acuerdo de paz. ¿Ha concluido el proceso?

En los papeles sí, pero ahora falta implementar el acuerdo. Y el pueblo habrá de enfrentarse a la difícil etapa de lo que se conoce como posconflicto. Dado que las FARC no son el único grupo armado, la violencia no se terminará de un día para otro. Desde nuestro punto de vista, lo importante son aspectos como la reconciliación y la cultura de la memoria. Desde hace años trabajando estas temáticas en el campo del arte, el coraje cívico, la pedagogía en el museo o la filosofía. Trabajamos con instituciones y socios colombianos y alemanes, por ejemplo el Centro Nacional de Memoria Histórica, el Memorial de Hohenschönhausen o la artista berlinesa Hannah Hurtzig. El año pasado invitamos al escritor Uwe Timm al Hay-Festival de Cartagena y a Bogotá, donde habló sobre el papel de la literatura en la posguerra. Ahora estamos impulsando aquí en Sudamérica un proyecto regional llamado “El futuro de la memoria”.

¿Cuál es el contexto del proyecto?

Casi todos los países de Sudamérica han experimentado el terror, el desplazamiento y los conflictos armados. Y en muchos casos se trata del pasado inmediato, las heridas no han cerrado, y todavía hay numerosas preguntas sin responder, los responsables no han sido castigados y miles de muertos aún esperan que se los honre. En este contexto, se plantea para Colombia y Sudamérica –pero también para muchos otros países, incluida Alemania– la pregunta de cómo representar la memoria individual y colectiva de modo dinámico y no, algo que antes era muy usual, como algo clausurado. Esto se vincula también con crisis actuales, por ejemplo en Colombia, Argentina y Brasil, crisis cuyo origen a menudo está estrechamente relacionado con conflictos políticos del pasado.

¿Y en qué consiste exactamente?

El proyecto regional “El futuro de la memoria” aspira a ofrecer un espacio público, dinámico, de reflexión y producción artística sobre preguntas actuales que, interrogando el futuro, estén vinculadas al recuerdo (y al olvido). Se dirige a artistas, estudiantes, pensadores, activistas, curadores y actores del campo político y de los museos y los memoriales… todo en un contexto marcado por las nuevas tecnologías informáticas. Este espacio constituido transdisciplinariamente pone su foco en modalidades y formatos artísticos que puedan ofrecer alternativas interesantes a las prácticas, en parte estancadas, del uso y abuso de la memoria. Se trata de hacer visibles esas prácticas. Queremos iniciar y fomentar nuevos contactos y redes sustentables, redes sur-sur, con Europa, redes internacionales. También con el objetivo de iniciar nuevos proyectos en común.

¿Y qué aspecto tendrá “El futuro de la memoria”?

¡Seguramente distinto que el de hoy! Queremos ensayar formas nuevas, vivaces, que puedan preservar la memoria para una sociedad global y para las futuras generaciones y a la vez dejen espacio para una transformación continua y dinámica. Se tratará de procesamientos mediáticos y formatos artísticos que someteremos a discusión de modo digital, en un nuevo portal web y también en una serie de entrevistas artísticas y en espacios de arte en red, festivales y demás eventos. El proyecto tendrá su comienzo a finales de marzo en el marco de la próxima Experimenta/sur: la sexta edición de la academia de artes visuales tiene como tema “Consumo de memoria y pulsión de olvido”.