Discurso patrimonial autorizado
A debate: la historia colonial alemana en Namibia

La colonización alemana sin duda marcó la memoria y el legado cultural de Namibia. Aún a día de hoy, muchos de sus monumentos y edificaciones más famosos siguen catalogados como monumentos nacionales.
De Gina Paula Figueira
El legado colonialista sigue siendo evidente en todo el mundo. Aún a día de hoy, las sociedades postcoloniales se ven obligadas a luchar contra la desigual distribución de la riqueza y de la tierra, producto de la represión sistemática que sufrieron las comunidades indígenas durante todos esos años. Dicho legado, sobre todo en las sociedades postcoloniales, suele ir acompañado de lo que la experta en legado cultural Laurajane Smith denomina un “discurso patrimonial autorizado” (Authorised Heritage Discourse, AHD) acerca del colonialismo.
Memoria selectiva
La colonización alemana sin duda marcó la memoria y el legado cultural de Namibia. Aún a día de hoy, muchos de los monumentos y edificaciones más famosos de esa época siguen catalogados como monumentos nacionales, nombramiento que les fue concedido durante la época del apartheid, después de que el Reich alemán perdiese sus colonias en la Primera Guerra Mundial (George Steinmetz: “Harrowed Landscapes: White Ruingazers in Namibia and Detroit and the Cultivation of Memory”, en Visual Studies 23/3, 2008).Estos monumentos conforman sin duda un pilar fundamental para el discurso patrimonial autorizado (AHD), se sirve de ellos para sostener la idea de que el colonialismo alemán tuvo un efecto positivo en sus antiguas colonias. Según Smith, el AHD es “un discurso hegemónico sobre el legado cultural, que influye en la forma en la que pensamos, hablamos y escribimos sobre el legado cultural”. Dicho discurso se cimenta en la monumentalidad y en el parecer de supuestos “expertos”, encargados de salvaguardar y referir qué puede considerarse como un legado cultural valioso y digno. En el caso del colonialismo alemán en Namibia, el AHD, que defiende esta época y sus reliquias, se respalda en los logros del ejército colonial alemán, conocido como la “Schutztruppe” (fuerza de protección), y de los primeros colonos.

Al exaltar ciertas supuestas ventajas, producto del colonialismo alemán (la frecuentemente mencionada infraestructura colonial, por ejemplo), [los descendientes de los soldados coloniales y de los pioneros que viven actualmente en Namibia] justifican los actos de los invasores y borran el recuerdo de sus crímenes”, escribe Reinhardt Kössler (“Namibia and Germany: Negotiating the Past”, en Windhoek: University of Namibia Press, 2015).
¿La historia de quién?
Entre 1904 y 1908, las tropas coloniales alemanas, bajo las órdenes del general Lothar von Trotha, emprendieron el genocidio de los pueblos namibios herero y nama, con la consecuente extinción de aproximadamente la mitad de la población nama y de tres cuartas partes de los herero. Cerca del lugar donde se instaló el primer campo de concentración en Windhoek, se erigió un monumento para honrar a los soldados coloniales alemanes caidos en esos años.
Muchos namibios, particularmente los de lengua alemana, argumentaron que esa estatua no debía ser reubicada bajo ningún concepto, debido a su gran importancia cultural e histórica. El historiador namibio-alemán Andreas Vogt insistió en que “los germanoparlantes nacidos en Namibia” tenían el derecho constitucional y como minoría germanoparlante de “exigir la preservación de su legado cultural” (“To Move or Not to Move: On the Relocation of the Equestrian Monument in Windhoek”, en The Namibian Newspaper, 2008).
Derogar el estatus de la estatua ecuestre como monumento nacional en 2013, no solo permitió al gobierno namibio despejar y recuperar el lugar prominente que ocupaba, la cima de una colina, sino que le permitió iniciar los trámites para impugnar dicho statu quo para siempre.
Derogar el estatus de la estatua ecuestre como monumento nacional en 2013, no solo permitió al gobierno namibio despejar y recuperar el lugar prominente que ocupaba, la cima de una colina, sino que le permitió iniciar los trámites para impugnar dicho statu quo para siempre. Para hacer oídos sordos a tal paso, o quizá simplemente como señal de rechazo, el propietario de un restaurante de la ciudad costera de Swakopmund, conocida como “Pequeña Alemania” debido a su arraigado legado colonial alemán, mandó instalar en febrero de 2019 una réplica de la estatua ecuestre en el patio interior de su restaurante.

A pesar de que se cuestione el discurso patrimonial autorizado (el AHD) del colonialismo alemán, “és un discurso que valida un set de prácticas y actos… mientras que socava otras ideas alternativas y subalternas de ‘legado cultural’”, explica Smith. Por eso se repite una y otra vez y es tan fácil de mantener, por su naturaleza hegemónica. Para empezar a cuestionar las relaciones de poder postcoloniales en la sociedad namibia contemporánea, debemos entender hasta qué punto forman parte del AHD los monumentos que exaltan los logros del colonialismo alemán, a la vez que omiten la brutalidad y la violencia en las que se basó.
Este artículo surge de las investigaciones que la autora realizó en 2019, haciendo un máster en la Universidad de Leeds gracias al Chevening Award.