La campana de Bachert
en Montjuïc

La campana olímpica

¿Qué hace una campana entre el Estadio Olímpico y la piscina olímpica de Montjüic? ¿Y para qué sirve su campaneo diario de tres minutos a las 12 y a las 19 horas? Al fin y al cabo, no hay ninguna iglesia en muchos kilómetros a la redonda donde se pueda acudir a la llamada a la oración.

Fue donada para los Juegos Olímpicos de 1992 por el Estado Federal de Baden-Württemberg y varios empresarios alemanes, entre ellos el fabricante de automóviles Mercedes y la fundición de campanas Bachert de Heilbronn, fundada en 1725 y donde también se fabricó la campana. Fue transportada por la compañía aérea alemana Lufthansa.
Junto con otras campanas, iba a ser colgada en la Iglesia de Abraham, en la Villa Olímpica. Pero con sus 6800 kg y un diámetro de más de dos metros, la campana olímpica era demasiado grande y pesada, por lo que finalmente encontró su lugar en Montjuïc. Según los diseños de la arquitecta Beth Galí, se hizo especialmente un armazón de campana metálico de 10 m de altura.



Además, la palabra paz puede leerse en muchos idiomas diferentes, por lo que también se la conoce como la Campana de la Paz.
Tras volver a tocar durante el Congreso Mundial de Campaneros y Campaneras en julio de 2017, la campana permaneció en silencio durante dos años: se renovó el campanario y se restauró la campana. Desde diciembre de 2019, la campana de Bachert vuelve a sonar diariamente a las 12 horas y a las 19 horas para un Ángelus.



Y ahora también sabemos lo que nos pide con su campaneo, es decir, invocar al espíritu olímpico y pedirle que haga perdurar la paz y la libertad.

Por cierto

La empresa Bachert de Heilbronn ha fundido muchas campanas para iglesias históricas desde 1725, como la Frauenkirche de Dresde. Pero también en Cataluña se puede escuchar el toque de campanas de la fundidora de Baden-Württemberg en muchos lugares: en el monasterio de Poblet, en la basílica de Igualada y dos de las 10 campanas de Monsterrat también fueron fundidas por la empresa Bachert: la campana Sant Jordi y la campana Sant Josep.

Fuente:
Ciudad Barcelona
© texto: Ulrike Fiedler, traducción: Cristina Molina