Cine alemán Cine de los miércoles: Los limpiadores

The Cleaners © gebrueder beetz filmproduktion

Mié, 27.09.2023

19:30

Goethe-Institut Perú

Dirección: Hans Block, Moritz Riese

En Septiembre nos preguntamos sobre que hacemos con la data, la información, la manipulación y la verdad.

LOS LIMPIADORES
(THE CLEANERS)
Dirección: Hans Block, Moritz Riese
Subtítulos en español
Ingreso libre, sin inscripción


Los grandes consorcios de Internet, que no siempre merecen denominarse “redes sociales”, ya no dan abasto con el permanente aluvión de mensajes. Desde correo amenazante hasta pornografía, desde imágenes de abuso infantil hasta fotografías bélicas manipuladas con fines propagandísticos. La necesidad de combatirlo aumenta, incluso para no perjudicar el propio prestigio. Sin embargo, por lo general los consorcios mismos no cumplen esta tarea. La “subcontratación” es la solución más barata y también más cómoda; pues entonces los errores son responsabilidad de las empresas delegadas por los consorcios. Así es que, por ejemplo, en Manila, innumerables “moderadores” no especializados y al borde del trauma cumplen largos turnos ante sus pantallas limpiando basura de Internet con la tecla de borrar, con frecuencia según criterios demasiado esquemáticos y norteamericanos. THE CLEANERS (LOS LIMPIADORES) documenta ante todo su trabajo, pero también sigue la discusión en EE UU.

Más sobre la película

Los grandes consorcios norteamericanos que operan como “redes sociales” se han percatado de que sus ofertas de comunicación están expuestas al abuso desde hace tiempo. La pornografía y el abuso infantil, la guerra y la propaganda se expanden, las plataformas son de fácil acceso y casi todo el mundo puede publicar ahí lo que quiera. Además de cuestiones éticas, las redes sociales enfrentan el problema de que el embrutecimiento y la depravación también podrían perjudicar por último su propio negocio. Probablemente es muy caro realizar por cuenta propia la “limpieza digital” y más difícil asumir la responsabilidad en casos particulares. La tarea se traslada. La mano de obra en Manila, por ejemplo, es barata e ideal para este trabajo. Una moderadora, como llaman las pequeñas empresas a sus “controladores de la red”, reconoce abiertamente que está agradecida por este trabajo, pues de lo contrario posiblemente andaría recogiendo basura por las calles de Manila. Que igual aquí sigue recogiendo basura – pudiendo ser la digital aún más difícil de superar que la real – quizás lo intuya, pero no lo reconocería.

El constante conflicto con el horror y las atrocidades en la red deja sus huellas aun cuando los “moderadores” en Manila se atengan tan descuidadamente a sus simplísimas instrucciones – de las que también es víctima el retrato satírico de Donald Trump creado por Illma Gore. Además, éstas incluyen una presión numérica: se demandan 25.000 controles por turno. No queda tiempo para discutir con colegas o jefes. De paso, un moderador cuenta del suicidio de un colega que él mismo observó en la pantalla sin poder intervenir. La empresa mantuvo este suicidio en secreto, como también ha ocultado las condiciones de trabajo de los “moderadores”.

Los autores y directores de THE CLEANERS (LOS LIMPIADORES) no se lo toman a la ligera: no dejan ninguna duda de que es preciso combatir el abuso de libertad en la red. La relevancia jurídica en algunos países del mundo ya podría bastar como criterio – la película muestra también discusiones entre políticos y representantes de empresas en EE UU. Pero esto no es suficiente. Por temor a que en Turquía clausuren completamente sus portales (como ocurriera con periódicos y estaciones de televisión independientes), los consorcios aceptan las objeciones de Erdogan y borran lo que a él le disgusta.

“Las redes sociales se convierten velozmente en opinión pública digital. Aquí se resuelven conflictos políticos, se documentan en tiempo real violaciones a los derechos humanos, se divulga el arte y la sátira y se organizan movimientos sociales. Por lo tanto, ¿quién decide qué vemos y qué no? Esto es lo que hemos investigado.” (Moritz Riesewieck). La actividad de los “moderadores” se realiza por último en secreto, aún menos controlada por la opinión pública que la red. La película lo narra casi exclusivamente en tomas nocturnas. “Se trata no sólo de imágenes de penes o pechos, sino en muchos casos también de contenidos políticos sobre los que se podría debatir. Por ejemplo: ¿Qué elementos exaltan la violencia? ¿Cuáles sirven de esclarecimiento? ¿Qué es un adversario del Gobierno? ¿Qué es un terrorista? Aquí en realidad habría que observar con mayor exactitud, y tal transparencia no se da. Las redes sociales se facilitan las cosas, ya que los moderadores no están contratados por ellas. Si ocurren errores, son entonces de otra empresa. Y ocurren sobre todo en un sitio de difícil acceso.” (Riesewieck)

Así, el dilema persiste: El problema no se resuelve ni borrando ni sin borrar. THE CLEANERS (LOS LIMPIADORES) no pretende dar ninguna solución. Pero los cineastas señalan esto con tal intensidad como ningún otro documental hasta ahora.

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