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19:30
La salvaje y azul lejanía - Cine de los miércoles
Documental alemán clásico, a partir de 12 años | Dirección: Werner Herzog, 2005, 81 min., Alemania
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Goethe-Institut Perú, Lima 11
- Idioma Alemán con subtítulos en español
- Precio Ingreso libre, sin inscripción, hasta agotar aforo
La salvaje y azul lejanía, una película de Werner Herzog
Un extraterrestre relata su huida de un planeta helado en una galaxia lejana. Cuenta sus intentos de adaptarse a la Tierra y finalmente revela su conocimiento secreto, incluso adquirido por la CIA, sobre un viaje en la dirección opuesta. En busca de un nuevo hábitat, cinco astronautas parten al espacio y exploran el planeta abandonado, la "Salvaje Lejanía Azul". Pero al regresar a la Tierra 820 años después, la encuentran desierta.
¡Mira el trailer aquí!
Sobre la película
Al comienzo, Werner Herzog describe su película como una "ciencia ficción fantástica". Lo peculiar es que casi nada está escenificado y casi todo es observado de forma documental. La "fantasía" surge únicamente del nuevo contexto en el que se insertan los documentos, especialmente material de archivo. Una y otra vez, Herzog transforma la realidad en ficción, como en el famoso "Incidente de Roswell": en 1947, la caída de un globo meteorológico en Nuevo México desató una gran histeria sobre ovnis. Lo único representado es el actor Brad Dourif (famoso desde Alguien voló sobre el nido del cuco, 1975) como el "alienígena". Se encuentra en un pueblo fantasma al sur de Los Ángeles, y Herzog supuestamente filmó todas sus escenas en un solo día de rodaje. Todo lo demás es una audaz recopilación de imágenes, cuyo eje central son grabaciones del transbordador espacial "Atlantis" (octubre de 1989). Se dice que Herzog encontró estas imágenes por casualidad en un viejo almacén en Los Ángeles. En los créditos finales, el cineasta agradece, entre otros, a la NASA – "por su sentido de la poesía".
LA SALVAJE Y AZUL LEJANÍA es, en muchos aspectos, un compendio de las películas de Werner Herzog. Esto se evidencia desde la segunda secuencia, cuando la cámara se desliza sobre un gigantesco parque eólico, una imagen que remite a "Signos de vida", el primer largometraje de Herzog. La visión de incontables molinos de viento girando sin cesar termina por quebrar psicológicamente al atribulado protagonista, Stroszek. Aquí aparece el motivo central de Herzog: el movimiento circular, que para él no representa armonía, sino desesperanza y fatalidad. La imagen de las aspas giratorias también reaparece en "Cobra Verde". Brad Dourif, en su papel de alienígena locuaz, frustrado y furioso, encarna la versión definitiva del eterno marginado en el cine de Herzog. Como muchos otros en sus películas, ha perdido a su pueblo y es el último de su “tribu”. Pero este extraño no solo ha sobrevivido a los suyos: al final, relata el regreso de los astronautas a una Tierra desierta, desprovista de humanidad. Al mismo tiempo, el relato adquiere una dimensión ritual: el narrador debe sobrevivir al desenlace de su propia historia.
El alienígena tiene una apariencia casi idéntica a la de un ser humano. Por supuesto, el director sugiere que el planeta lejano y desaparecido es, en realidad, una metáfora de la Tierra: ha anticipado su destino y ahora evoca un sentimiento de desesperanza absoluta. Sin embargo, interpretar LA SALVAJE Y AZUL LEJANÍA como una advertencia contra el cambio climático resulta demasiado superficial. La humanidad no se enfrenta aquí a la catástrofe por la degradación ambiental, sino porque los científicos trataron con demasiada negligencia la nave espacial encontrada en "Salvaje Lejanía Azul", permitiendo que “algo se filtrara, invisible y potencialmente mortal. Los científicos lo llevaron al mundo.” Esta idea debe entenderse de forma más amplia, en el sentido del mito de la “caja de Pandora”, cuyo descuidado acto de apertura desató todos los males sobre la Tierra.
La visión apocalíptica de LA SALVAJE Y AZUL LEJANÍA también se vincula con "Fata Morgana", a través de sus imágenes de los desechos y la basura de la humanidad, así como de sus “expertos”: antes fue el investigador de varanos, ahora son los científicos, matemáticos reales y famosos como el estadounidense Martin Lo y su teoría sobre los caminos ocultos en el universo. Su investigación explora cómo las fuerzas gravitacionales de otros cuerpos celestes pueden utilizarse para acelerar las naves espaciales en sus trayectorias interestelares, un principio que la NASA ya ha puesto en práctica.
Cuando Lo científico aparece por primera vez en pantalla, Herzog muestra por unos momentos su rostro inmóvil y serio; el hombre de apariencia asiática recuerda en esa toma a los villanos de las películas de James Bond. Poco después, se revelará como un hombre amable, al igual que los demás científicos destacados, pero sus fórmulas y explicaciones siguen siendo completamente incomprensibles para el espectador común; su conocimiento y su lenguaje se han separado del ser humano "normal" y ya no pueden ser transmitidos. Este alejamiento del sentido común resulta al mismo tiempo amenazante y absurdamente cómico. Aquí, además, lleva a que los astronautas, a bordo de su nave –donde la rotación de la imagen retoma el motivo del movimiento circular–, se alejen sin fin de nuestra galaxia, perdiendo así todos los puntos de referencia conocidos y confiables, hasta que aparecen las "primeras señales de caos". Ese estado de ingravidez, tan anhelado en los filmes de Herzog, ha perdido por completo cualquier atisbo de armonía.
La genial "invención" de Herzog son las imágenes que presenta como documentos de "Salvaje Lejanía Azul", del planeta lejano rodeado de helio. Estas tomas submarinas fueron filmadas en la Antártida por el guitarrista y buceador aficionado estadounidense Henry Kaiser. El agua del mar se convierte en gas líquido, la capa de hielo aparece como un cielo, y el agujero por donde entran los buceadores, a través del cual brilla la luz del día, parece un sol que solo emite un resplandor frío. La flora y la fauna siguen siendo extrañas y enigmáticas, mientras que los humanos en sus trajes de buceo (en el contexto de la película: los astronautas) parecen pequeños y perdidos en este mundo extraño, fascinante y hermoso, pero al mismo tiempo inhóspito, en el que no pueden encontrar un nuevo hogar. Sin embargo, un científico recomienda ante la cámara la colonización del espacio, estableciendo mundos intermedios –"centros comerciales", por ejemplo. Y cree: "Podemos prever cómo gran parte de la humanidad vivirá fuera de la Tierra. Podemos utilizar los recursos disponibles allí. Entonces, la Tierra se convertirá más en una especie de parque nacional protegido." Así es como se ve al final de esta película. Solo que ya no hay seres humanos.
Un extraterrestre relata su huida de un planeta helado en una galaxia lejana. Cuenta sus intentos de adaptarse a la Tierra y finalmente revela su conocimiento secreto, incluso adquirido por la CIA, sobre un viaje en la dirección opuesta. En busca de un nuevo hábitat, cinco astronautas parten al espacio y exploran el planeta abandonado, la "Salvaje Lejanía Azul". Pero al regresar a la Tierra 820 años después, la encuentran desierta.
¡Mira el trailer aquí!
Sobre la película
Al comienzo, Werner Herzog describe su película como una "ciencia ficción fantástica". Lo peculiar es que casi nada está escenificado y casi todo es observado de forma documental. La "fantasía" surge únicamente del nuevo contexto en el que se insertan los documentos, especialmente material de archivo. Una y otra vez, Herzog transforma la realidad en ficción, como en el famoso "Incidente de Roswell": en 1947, la caída de un globo meteorológico en Nuevo México desató una gran histeria sobre ovnis. Lo único representado es el actor Brad Dourif (famoso desde Alguien voló sobre el nido del cuco, 1975) como el "alienígena". Se encuentra en un pueblo fantasma al sur de Los Ángeles, y Herzog supuestamente filmó todas sus escenas en un solo día de rodaje. Todo lo demás es una audaz recopilación de imágenes, cuyo eje central son grabaciones del transbordador espacial "Atlantis" (octubre de 1989). Se dice que Herzog encontró estas imágenes por casualidad en un viejo almacén en Los Ángeles. En los créditos finales, el cineasta agradece, entre otros, a la NASA – "por su sentido de la poesía".
LA SALVAJE Y AZUL LEJANÍA es, en muchos aspectos, un compendio de las películas de Werner Herzog. Esto se evidencia desde la segunda secuencia, cuando la cámara se desliza sobre un gigantesco parque eólico, una imagen que remite a "Signos de vida", el primer largometraje de Herzog. La visión de incontables molinos de viento girando sin cesar termina por quebrar psicológicamente al atribulado protagonista, Stroszek. Aquí aparece el motivo central de Herzog: el movimiento circular, que para él no representa armonía, sino desesperanza y fatalidad. La imagen de las aspas giratorias también reaparece en "Cobra Verde". Brad Dourif, en su papel de alienígena locuaz, frustrado y furioso, encarna la versión definitiva del eterno marginado en el cine de Herzog. Como muchos otros en sus películas, ha perdido a su pueblo y es el último de su “tribu”. Pero este extraño no solo ha sobrevivido a los suyos: al final, relata el regreso de los astronautas a una Tierra desierta, desprovista de humanidad. Al mismo tiempo, el relato adquiere una dimensión ritual: el narrador debe sobrevivir al desenlace de su propia historia.
El alienígena tiene una apariencia casi idéntica a la de un ser humano. Por supuesto, el director sugiere que el planeta lejano y desaparecido es, en realidad, una metáfora de la Tierra: ha anticipado su destino y ahora evoca un sentimiento de desesperanza absoluta. Sin embargo, interpretar LA SALVAJE Y AZUL LEJANÍA como una advertencia contra el cambio climático resulta demasiado superficial. La humanidad no se enfrenta aquí a la catástrofe por la degradación ambiental, sino porque los científicos trataron con demasiada negligencia la nave espacial encontrada en "Salvaje Lejanía Azul", permitiendo que “algo se filtrara, invisible y potencialmente mortal. Los científicos lo llevaron al mundo.” Esta idea debe entenderse de forma más amplia, en el sentido del mito de la “caja de Pandora”, cuyo descuidado acto de apertura desató todos los males sobre la Tierra.
La visión apocalíptica de LA SALVAJE Y AZUL LEJANÍA también se vincula con "Fata Morgana", a través de sus imágenes de los desechos y la basura de la humanidad, así como de sus “expertos”: antes fue el investigador de varanos, ahora son los científicos, matemáticos reales y famosos como el estadounidense Martin Lo y su teoría sobre los caminos ocultos en el universo. Su investigación explora cómo las fuerzas gravitacionales de otros cuerpos celestes pueden utilizarse para acelerar las naves espaciales en sus trayectorias interestelares, un principio que la NASA ya ha puesto en práctica.
Cuando Lo científico aparece por primera vez en pantalla, Herzog muestra por unos momentos su rostro inmóvil y serio; el hombre de apariencia asiática recuerda en esa toma a los villanos de las películas de James Bond. Poco después, se revelará como un hombre amable, al igual que los demás científicos destacados, pero sus fórmulas y explicaciones siguen siendo completamente incomprensibles para el espectador común; su conocimiento y su lenguaje se han separado del ser humano "normal" y ya no pueden ser transmitidos. Este alejamiento del sentido común resulta al mismo tiempo amenazante y absurdamente cómico. Aquí, además, lleva a que los astronautas, a bordo de su nave –donde la rotación de la imagen retoma el motivo del movimiento circular–, se alejen sin fin de nuestra galaxia, perdiendo así todos los puntos de referencia conocidos y confiables, hasta que aparecen las "primeras señales de caos". Ese estado de ingravidez, tan anhelado en los filmes de Herzog, ha perdido por completo cualquier atisbo de armonía.
La genial "invención" de Herzog son las imágenes que presenta como documentos de "Salvaje Lejanía Azul", del planeta lejano rodeado de helio. Estas tomas submarinas fueron filmadas en la Antártida por el guitarrista y buceador aficionado estadounidense Henry Kaiser. El agua del mar se convierte en gas líquido, la capa de hielo aparece como un cielo, y el agujero por donde entran los buceadores, a través del cual brilla la luz del día, parece un sol que solo emite un resplandor frío. La flora y la fauna siguen siendo extrañas y enigmáticas, mientras que los humanos en sus trajes de buceo (en el contexto de la película: los astronautas) parecen pequeños y perdidos en este mundo extraño, fascinante y hermoso, pero al mismo tiempo inhóspito, en el que no pueden encontrar un nuevo hogar. Sin embargo, un científico recomienda ante la cámara la colonización del espacio, estableciendo mundos intermedios –"centros comerciales", por ejemplo. Y cree: "Podemos prever cómo gran parte de la humanidad vivirá fuera de la Tierra. Podemos utilizar los recursos disponibles allí. Entonces, la Tierra se convertirá más en una especie de parque nacional protegido." Así es como se ve al final de esta película. Solo que ya no hay seres humanos.
Lugar
Goethe-Institut Perú
Jirón Nazca 722
Jesús Maria
Lima 11
Peru
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