A favor y en contra – la historia de los espacios alternativos alemanes



El término "sin alternativa" fue elegido en 2011 como anti-palabra del año en Alemania. Provenía de la política de Angela Merkel respecto al euro. El rechazo de las palabrejas es válido también para el arte: hay muchas alternativas, así todas se muevan en el mismo campo. Una historia de los espacios alternativos alemanes, por Britta Peters.

"A favor y en contra": estas palabras, que componen el título de un libro sobre estrategias de auto-organización para artistas aparecido en 1998, explican muy bien la relación de los espacios artísticos alternativos y las –no precisamente alternativas– instituciones del arte en Alemania. Desde hace mucho tiempo, las personas interesadas en el arte y los críticos de las instituciones están íntimamente liados unos con otros. Cualquier intento por distinguir entre "en contra" y "a favor", entre "dentro" y "afuera", entre "on" y "off" está condenado a ser nebuloso.

Esto lo ilustra bien la introducción en los años setenta de criterios como "Participación en exposiciones" o "Referencia en la prensa especializada" en los rankings de artistas en las revistas de finanzas. Lo decisivo no eran ya las sumas en las ventas de obras de arte, sino la presencia en la escena artística, que es, en cierto modo, el capital simbólico al interior del sistema operativo llamado "arte".

El mundo del arte como red dinámica

Pero por desgracia, a través de una distinción entre espacios "institucionales" y "extra-institucionales" tampoco llegamos muy lejos. Hasta hoy, la ley de asociación alemana –que sostiene que para fundar una asociación se necesitan al menos siete socios– establece el marco jurídico para la mayoría de actividades de exhibición, las cuales surgen por lo general de iniciativas particulares. ¡De repente, la pequeña asociación sin ánimo de lucro de convierte en una institución financiada por el gobierno! ¿Y si hablamos de "Espacios dirigidos por artistas"? Entonces nos vienen de inmediato con ejemplos de espacios que no son dirigidos por artistas sino por galeristas o curadores.

No se trata aquí solamente de dificultades para distinguir entre conceptos. Más bien: todo ello nos muestra que el mundo del arte es una red dinámica de intereses pesonales, culturales y políticos, cuyos puntos de conexión se vuelven cada vez más densos, se diluyen, se desplazan. Las ideas sobre qué es supuestamente lo característico de un contexto "alternativo" son igual de heterogéneas: a veces lo importante es la búsqueda de vías independientes de distribución, a veces el deseo de tener menos exposiciones representativas. Otros enfoques usuales son: formas colectivas del trabajo mutuo, crítica del mercado del arte o activismo político.

Primera fase: la producción independiente

A vista de pájaro, es sin embargo posible dividir esquemáticamente la relación entre la escena establecida y sus movimientos de oposición en Alemania desde 1945 en tres décadas: los años setenta, los años noventa y la actualidad. Para clasificar la primera fase se pueden referir, por ejemplo, la fundación en Berlín de la "Nueva sociedad para las artes plásticas" (nGbK) en 1969 –hasta hoy la única asociación de base democrática en Alemania– y el surgimiento de las primeras galerías de productores. A los mecanismos de exclusión de la escena regular se le opusieron así espacios de acción propios. “¡Colegas: maten a sus galeristas y funden su propia galería!”, se puede leer en el cartel de una exposición de Dieter Hacker en la inauguración de la Séptima Galería de Productores, Berlín 1971.

Segunda fase: seductoramente distintos

Dos décadas después, el deseo de los artistas de interconectarse ocupaba el primer plano. Ante todo en Berlín, a inicios de los años noventa se vivía un verdadero boom de los espacios para proyectos alternativos. Las ideas de lo que el arte puede llegar a ser se ampliaron –aún más que dos décadas antes– hacia las formas de trabajo orientadas al proceso, que muchas veces ya ni siquieran requerían espacios de exhibición. Así se multiplicaron los números de invitaciones de grandes casas a presentar proyectos alternativos en sus espacios, por una parte con el fin de darle una voz a aquellos proyectos, por otra parte para engalanarse con su potencial crítico. La pretensión de construir, al interior mismo del aparato artístico, un movimiento de oposición, se derritió rápidamente: llamar la atención sobre sí mismo a través de una posición externa es un excelente camino para saltar de cabeza dentro del aparato mismo. E inversamente, los formatos alternativos fueron absorbidos cada vez más por galeristas e instituciones. Esta evidente mezcolanza podría ser también la razón por la cual la oposición contra el “establecimiento” no tiene hoy en día un papel realmente relevante.

Tercera fase: entre la ciudad y la sala de la casa

Con la transición hacia el siglo XXI, al interior de la creciente escena de espacios alternativos surge una conciencia cada vez más fuerte de la propia historia. Junto a la publicación de libros como “A favor y en contra”, se realizan también encuentros como “wirsindwoanders” (castellano: “estamosenotraparte”), que tiene lugar desde el 2006 en Hamburgo, o los eventos de Haben & Brauchen y de la Red de Espacios e Iniciativas alternativos en Berlín. Aquí se reflexiona colectivamente sobre el propio lugar en la vida cultural de las ciudades, se exigen apoyos económicos estatales y se aclaran preguntas sobre la calidad del trabajo, así como estrategias para evitar ser explotados con fines políticos o de mercadeo.

Nora Sdun, co-gestora de Hamburger Trottoir e.V. observa también el aumento del pragmatismo, que lleva a muchos agentes artísticos de nuevo al formato de “salón”, si bien éste –gracias a los Social Media– es mucho menos exclusivo que sus precedentes históricos en tiempos del ascenso de la burguesía: “La fundación de un espacio alternativo exige muchos esfuerzos, los arriendos son altos y los apoyos financieron no son atractivos. ¿Por qué debería un espacio alternativo libre competir de modo absurdo son instituciones mucho mejor equipadas? La oposición contra el circo artístico es igualmente ridícula. Por ello la gente decide hacer exposiciones en la sala de la casa e invitar al círculo de amigos ampliado. No se puede ser más libre que en la propia cocina.”