Colonia Dignidad
Algo se está moviendo
Siempre que se realizan conversaciones de alto nivel entre Chile y Alemania, como el encuentro de octubre de 2014 entre Michelle Bachelet y Angela Merkel, aparece en el orden del día un tema que enturbia las relaciones, por lo demás buenas: la Colonia Dignidad. Tortura, asesinato, tráfico de armas y abuso sexual son sólo algunos de los crímenes cometidos por la secta alemana que vivió en ese asentamiento. Hasta hoy es poco lo que se ha procesado de todo lo ocurrido. Pero ahora el tema se pone en movimiento, entre otras razones, por la presión de las organizaciones de derechos humanos.
Cinco décadas de historia criminal
En 1961, la secta reunida en torno al predicador laico Paul Schäfer, compuesta entonces por unos trescientos ciudadanos alemanes, abandonó la localidad de Siegburg, en Renania del Norte-Westfalia, y emigró a Chile. Allí adquirió un terreno propio en la zona de Parral y levantó una colonia autárquica. La emigración se produjo porque la fiscalía de Bonn estaba investigando a Schäfer por abuso infantil. Dentro de la comunidad reinaba un autoritario sistema de coerción. Se trabaja desde temprano hasta tarde sin retribución. Los lazos familiares o de amistad estaban prohibidos. Quien se rebelaba o intentaba huir de la colonia era sometido a golpes, electroshocks o era “tranquilizado” con medicamentos. Una fachada social, en especial un hospital en el que se atendía a los campesinos de la región, daba la falsa imagen de un generoso y laborioso grupo de inmigrantes alemanes.Ya en los años sesenta, los titulares de los periódicos chilenos y alemanes abordaron el tema cuando varios miembros huyeron e informaron de las actividades criminales dentro de la colonia. El parlamento chileno creó una comisión. Sin embargo, mediante alianzas, sobornos y extorsiones, los jefes de la secta lograron ganar para sí defensores en el ámbito político, judicial, administrativo y militar.
El papel de la colonia se consolidó definitivamente el 11 de septiembre de 1973. La Colonia Dignidad participó en la preparación del golpe de estado de Pinochet y colaboró con los militares y con el servicio secreto DINA (Dirección de Inteligencia Nacional) en la persecución de adversarios políticos. Cientos de prisioneros fueron interrogados y torturados en la colonia, decenas de ellos fueron asesinados, y hasta el día de hoy se los considera “desaparecidos”. También se fabricaron armas para la dictadura, se instalaron estaciones de radio para la DINA y se entrenó a agentes chilenos en el uso de explosivos. Hasta se colaboró con la producción de gas venenoso. Después de la dictadura, la Colonia Dignidad siguió siendo una urbanización cerrada. En 1997, Paul Schäfer pasó a la clandestinidad y huyó a Argentina. Sólo después de su detención y extradición a Chile en 2005, comenzó un lento proceso judicial que dura hasta hoy.
La Colonia Dignidad hoy
La Colonia Dignidad conservó su influencia después de la dictadura, pero los esfuerzos políticos realizados en Chile y Alemania por ponerle fin a la organización criminal no han sido suficientes. Desde la detención de Schäfer, aproximadamente la mitad de sus habitantes ha abandonado la colonia. Hoy viven en ella unas ciento cincuenta personas, muchas de ellas son autores de crímenes. Llamanal lugar Villa Baviera y continúan con los emprendimientos de la Colonia Dignidad, que ahora consisten en un parque turístico que incluye un restaurante, un hotel y presentaciones de folklore alemán. La fiesta de la cerveza se celebra, pero el pasado criminal del lugar no se menciona en absoluto.Los parientes de los asesinados en la colonia durante la dictadura consideran esta situación inaceptable y realizan regularmente marchas frente a las puertas de la misma. Exigen terminar con el turismo y que el lugar se convierta en un memorial.
Los apoya la Asociación por la Memoria y los Derechos Humanos Colonia Dignidad (AMCD), fundada recientemente en Santiago. En diciembre pasado, la AMCD organizó junto con la Gedenk-und Bildungstätte Haus der Wannseekonferenz (Memorial y Centro de Cultura Casa de la Conferencia de Wannsee) un taller con antiguos presos políticos de la colonia y parientes de desaparecidos en la ciudad de Talca. Posteriormente realizaron un seminario en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos. Por primera vez se reunieron científicos, políticos, abogados y víctimas de Chile y Alemania para reflexionar juntos sobre la historia, el modo de procesar los crímenes y sobre el futuro de la Colonia Dignidad. El taller y el seminario fueron financiados por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania. Así, por primera vez, el gobierno alemán apoyó una actividad que abordaba críticamente la conducta de los dos estados sobre este caso.