La fuerza de quien busca la verdad y la justicia

En abril se presenta un ciclo de cine en torno a Fritz Bauer, el fiscal que inició el juicio de Auschwitz, en el Museo de la Memoria. Cuatro películas que muestran su fortaleza para que Alemania enfrente su memoria.
 

Fritz Bauer © CV Films
En abril la Cinemateca del Goethe-Institut presentará en el Auditorio del Museo de la Memoria un ciclo sobre Fritz Bauer. Conocido por haber iniciado los juicios de Auschwitz, es en realidad un jurista clave para que se consolidara la democracia en Alemania, pese a lo cual había caído en el olvido. Su figura la reflotó el documental de Ilona Ziok Fritz Bauer: Muerte a plazo/Tod auf Raten, estrenado en la Berlinale de 2010. Desde 2014 Bauer volvió a las pantallas a través de una serie de películas de ficción, incluidas en el ciclo. En Laberinto de mentiras (2014) de Giulio Ricciarelli, candidata alemana al Oscar 2016, Bauer aparecía como figura secundaria en la historia de cómo se configuró el caso para lograr abrir los juicios de Auschwitz, en una Alemania que intentaba a toda costa barrer el pasado bajo la alfombra. El ciclo concluirá con una película dedicada a Fritz Bauer: Ave Fénix (2014) de Christian Petzold, que refleja muy bien la negación de la sociedad para no asumir el holocausto, y cuyo guión está basado en los testimonios del juicio de Auschwitz.

Como estreno para Chile llega la película El estado contra Fritz Bauer (2015) de Lars Kraume, que ya ha ganado varios galardones en festivales internacionales, y el premio de la crítica alemana. Pero también generó polémica por la manera en que presenta a Fritz Bauer. Por un lado, vemos al jurista que no trepida para llegar al fondo de la verdad y hacer justicia, y sobre todo, que desea hacer de este juicio un momento crucial para que Alemania confronte su pasado. Por otro lado vemos todos los obstáculos que “el sistema” va regando en su camino: nazis enquistados en las instituciones del poder,  y las presiones a las que está sometido, con todo tipo de amenazas a su vida.

La película se centra en la búsqueda de Adolf Eichmann, figura clave en la ejecución del holocausto, y cómo finalmente Bauer gestiona la entrega de Eichmann al Mossad para que sea llevado a juicio. Bauer espera que Israel le conceda la extradición para que el juicio en Alemania contribuya a despejar otros casos. Pero el gobierno alemán no desea hacerse problemas y no solicita la extradición. Y eso nos lleva a ver al Fritz Bauer vulnerable que quiere presentar esta película. Vulnerable por su edad y salud, las amenazas de muerte. Pero –y esto es lo más discutible- vulnerable por una supuesta homosexualidad. Para ello el filme utiliza una figura ficticia, la del fiscal Angermann, colaborador de Fritz Bauer, con el que surge una supuesta afinidad. Y a quien Bauer confiesa que salió del campo de concentración por haber firmado una carta de apoyo a los nazis. Ambos puntos no están probados, aunque en la película se los muestra como una verdad. Esto es lo que más discuten los defensores de Bauer, alegando que la película hace de Bauer una caricatura, lenguaje antisemita incluido (una figura del filme habla de Bauer como “judío marica”).

Si bien la actuación de Burghart Klausner en el rol de Fritz Bauer es brillante, no le alcanza para plasmar la verdadera energía que tenía Bauer, y que queda en evidencia desde el inicio del documental de Ilona Ziok. Por eso Fritz Bauer: Muerte a plazo/Tod auf Raten sigue siendo la película principal para entender la vida y obra del fiscal general de Hesse. Y sobre todo para entender lo actual que es: cómo defiende la rebelión ciudadana ante los excesos del poder, algo que entusiasmaría a los indignados de nuestro tiempo. Fue un pionero en entender la importancia de fortalecer  la sociedad civil, y consideró un grave retroceso las leyes de excepción de mayo de 1968, poco antes de su muerte. El documental deja la duda sobre su deceso y apoya la tesis de un posible asesinato, lo cual también es fuente de polémica.

Lo que sí queda claro, también en este ciclo, es que la realidad supera la ficción, y que ya era hora de rescatar la memoria de Fritz Bauer, no solo como material para películas.