Cristóbal León y Joaquín Cociña
“Ha sido muy gratificante ver que la gente conecta con la película”

Casa Lobo
© Diluvio

Luego de cinco años de trabajo, un estreno mundial en la Berlinale y un largo recorrido por festivales internacionales, por fin la película La Casa Lobo llegó a los cines chilenos, donde ha tenido una gran acogida. Algo que los realizadores Cristóbal León y Joaquín Cociña no daban por descontado para su primer largometraje, realizado en técnica de stop-motion y que tematiza a la Colonia Dignidad. Aprovechamos de conversar con ellos acerca de su experiencia en el estreno en Berlín, y el recorrido mundial que hicieron durante 2018.

El Festival de Berlín los esperó para poder realizar la premiere mundial allá. ¿Cómo fue recibir un premio importante, y qué reacciones hubo en el público alemán? ¿Se sintieron los alemanes aludidos por algunos elementos de la película?

Cristóbal: El premio que recibimos en la Berlinale fue el Caligari Prize, otorgado a una película de la sección Forum, que podríamos describir como la sección más experimental del festival. Fue muy emocionante. Especialmente porque al festival asistió una buena parte del equipo: nuestra productora Catalina Vergara, nuestra co-directora de arte Natalia Geisse, la co-guionista Alejandra Moffat y el post-productor Carlos Vásquez. Así que fue un lindo momento para celebrar todos juntos el resultado de este largo proceso. Honestamente, no teníamos idea cual sería la reacción a nuestra película. Durante cinco años sentíamos que estábamos haciendo lo que queríamos pero que el resultado era una película muy extraña. Si bien, nuestros cortometrajes han sido muy bien recibidos, no teníamos idea sobre cómo funcionaría esto en una película de más de una hora. Así que ha sido muy gratificante ver que la gente conecta con la película.

Por supuesto, los alemanes se sintieron interesados por saber más sobre el tema. Algunos tenían ciertas nociones, pero las rondas de preguntas y respuestas tras cada función giraban todas en torno al tema de Colonia Dignidad, a veces convirtiéndose en pequeñas charlas sobre el tema. Uno puede ver diferencias en el foco de interés en cada país y en Alemania definitivamente la conversación era sobre el tema político. Para nosotros fue muy significativo estrenar la película en la Berlinale. Era nuestra primera apuesta y fue maravilloso que resultó.

Joaquín: No sé si entiendo bien eso de que el Festival nos esperó. La verdad es que nosotros nos apuramos mucho para poder tener la película en las mejores condiciones para el festival. Como dice Cristóbal, la reacción tanto del festival como del público general fue el mejor que nos pudimos imaginar, pero que no esperábamos. Creo que a los alemanes les pareció interesante que el tema de la Colonia Dignidad fuera tratado de manera compleja y no como panfleto. 

¿Sienten que el Festival de Berlín les abrió puertas para recorrer otros festivales? ¿Cómo ha sido el periplo de los últimos meses por el mundo? ¿Cuáles de estos festivales fue más significativo para ustedes?

Cristóbal: Definitivamente. Estar en el Festival de Berlín es muy importante. Todos los programadores de festivales alrededor del mundo están pendientes de lo que ocurre en la Berlinale y si muestras tu película ahí, se produce un efecto dominó. Debo decir que tengo sentimientos encontrados al respecto. Por un lado me parece un poco lamentable que la difusión funcione con esa lógica tan colonialista y que la repercusión de nuestras obras de arte dependa de que los centros de poder en el primer mundo determinen que lo que hacemos es valioso. Me gustaría que pudiéramos generar nuestros propios centros de poder en América Latina. Pero por otro lado, estoy muy feliz de que estrenamos esta película en el Festival de Berlín, para mí era significativo, tanto por el tema de la película como por haber vivido en Berlín al momento de haber empezado con el proyecto. Y a nivel práctico, hizo una diferencia gigantesca, al estar en Berlín recibimos muchísima atención del resto de los festivales. ¿Cuáles festivales han sido los más significativos? La Berlinale por supuesto, Valdivia por el cariño que recibimos del público, Annecy porque nos puso en contacto con el mundo de la animación y también recuerdo como un momento especial Cartagena.

Joaquín: Hemos intentado hacer una gira de festivales lo más heterodoxa que nos permiten las invitaciones, en el sentido de pasar de Berlin o San Sebastián a Olhar du Cinema, que es un festival hecho a pulso. También hemos pasado de festivales de animación a cine general, tratando también de que la película tenga una vida fuera de un gremio u otro. En ese sentido todos los festivales han sido muy importantes.

 ¿Cuáles son las reacciones más recurrentes del público de distintas partes del mundo ante la película? ¿Cuáles han sido las más sorprendentes, las más inesperadas?

Cristóbal: La mamá de una amiga me parece que no lo pasó muy bien en la película. Le dijo a mi amiga que le había parecido como El Grito de Munch por 70 minutos.
Es divertido que en cada país hay una sensibilidad especial al momento de las preguntas. Creo que los alemanes y los griegos han sido los más políticos. Los colombianos los más emocionales (¿hay elementos de su infancia en la película?) y los coreanos los más simbólicos (¿qué significa el vestido azul de María?).

Joaquín: Una amiga chilena residente en Berlín dijo la noche del estreno que le había gustado mucho, pero que la voz de María (Amalia Kassai) no le había convencido. Al día siguiente nos mandó un mensaje diciendo que había soñado toda la noche con la voz de Amalia-María, así que debía aceptar que la voz le gustaba o, al menos, le afectaba.

Con mi hijo Dante, de 4 años, mantuvimos este diálogo durante la proyección en Valdivia, durante la primera escena en que María está dentro de la casa)
Dante: ¿Dónde está el lobo?
Joaquín: Afuera, afuera de la casa.
Dante: ¿En su mente? ¿Está pensando en él?  
Joaquín: … (Luego de pensar que había resumido nuestro trabajo de guión de 5 años) Sí, hijo, puede ser.

¿Ha habido interés de comprar la película para ser exhibida en cines de otros países, fuera de Alemania y Chile?

Cristóbal: La película será distribuida en México y Colombia. Tendrá algunas funciones en España. También hemos recibido cierto interés de Estados Unidos, pero nada concreto aún. Eso es lo que recuerdo ahora.
Recientemente realizaron el estreno para Chile en el marco del Festival de Valdivia.

¿Cómo fue mostrar la película en el sur, en un lugar de cultura alemana? ¿Qué llamó más la atención al público?

Cristóbal: Fue increíble lo que pasó en Valdivia. El público conectó mucho con la película y obtuvimos el premio del público. Tengo la sensación que el público de Valdivia está compuesto en una gran parte por estudiantes de cine. Creo que vieron en la película un camino para hacer cine lejos de los cánones del cine chileno actual y de lo que les enseñan en las escuelas.

Joaquín: Lo que dice Cristóbal espero que sea cierto, es un deseo nuestro querer abrir caminos de libertad a creadores jóvenes, decirles al oído y de cerca que también se puede hacer cine de una manera que no sea segura, de calidad, “bien hecho”, profesional y todas esas cosas que son tan buenas, pero no para todos. Valdivia fue hermoso en muchos sentidos. Recibir el premio del público ahí y en Antofacine (festival en Antofagasta) ha sido para nosotros un reconocimiento de que se puede hacer cine a la manera de uno y seguir siendo un acto de comunicación.

Ustedes han tomado un camino inusual para el cine chileno: realizar un largometraje de stop-motion que no es para público infantil, realizarlo en galerías de diversos países, trabajar con un equipo reducido, y ahora hacer una exposición paralela al estreno en cines. ¿Qué experiencia nueva para el público plantea esta exposición, y por qué optaron por este esquema?

Cristóbal: Nosotros somos artistas visuales tanto como cineastas. Hemos intentado combinar los dos mundos y aprovechar las ventajas de la doble militancia, aunque probablemente nuestro pensamiento en términos de producción aún está más ligado a una lógica de artes visuales, por eso trabajamos con equipos reducidos en procesos lentos, muy artesanales y experimentales.

La verdad siempre pensamos que el proceso de la película concluiría con una exposición. Estábamos más seguros de eso que de que la mostraríamos en cines. Nunca habíamos mostrado una película en cines, así que no sabíamos qué significaba en términos de relevancia mediática y acceso a públicos. Tampoco sabíamos cómo sería la experiencia en pantalla grande y con el sonido de un cine. Cuando la mostramos en festivales nos dimos cuenta de que vale completamente la pena ver la película en un cine. Pero nos interesaba potenciar el impacto de la película combinando audiencias de las artes visuales y del cine. Y nos interesaba también llevar la película a una experiencia instalativa. Para eso invitamos al arquitecto Iván Bravo a trabajar con nosotros, quien intentó hacer una traducción arquitectónica de la película. En resumen creo que para alguien que ya ha visto la película, la exposición puede funcionar como una especie de making of en versión exposición, una instalación para entender mejor los recursos utilizados. O puede funcionar también como una instalación completamente independiente, un recorrido abstracto sin una narrativa lineal. 
 
Joaquín:
hay algo que rige mucho el trabajo que hacemos con Cristóbal: nos gusta inventar nuestras propias maneras de hacer las cosas. Esto se aplica a todas las etapas. Nos sentimos incómodos teniendo que hacer cosas por deber, nos da lata, nos aburre y nos hace sentir burócratas. No es que seamos rebeldes a priori, pero nos gusta pensar que las artes son un lugar para crear tus condiciones de trabajo y creación, aunque a veces esto implique re inventar la pólvora.

Ustedes invirtieron 5 años en hacer “La Casa Lobo”. ¿Qué planes tienen para el futuro? ¿Seguirán con el formato de largometraje?

Cristóbal: Aún no logramos bajarnos del buque de La Casa Lobo. Nos tiene bastante ocupados aún como para poner la cabeza de lleno en un nuevo proyecto. Pero sí, creo que ambos nos interesa seguir con el formato largometraje.

Joaquín: a mi algo que me interesa mucho es hacer otro largometraje en que el proceso de producción sea inesperado y que, sea el resultado que sea el largo o incluso sin dar con un largo al final, el proceso sea una obra tanto como el resultado final. Muy en concreto, hacer de la grabación y producción un proceso mezclado con otras artes y con nuestra vida cotidiana. Tenemos algunas ideas, pero es muy pronto para decirlas.

 

Sobre La Casa Lobo:
Película que ha tenido el apoyo de“Résidences / Cinéma d’animation” Abbaye De Fontevraud, France en 2011, CORFO en 2012 y FONDO AUDIOVISUAL CNCA en 2014.
Las exposiciones durante el desarrollo de la película se realizaron en:
- Upstream Gallery, Amsterdam, Países Bajos.
- Kampnagel / Hamburg Sommer Festival, Hamburgo, Alemania.
- Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago de Chile (en la Bienal de Artes Mediales)
- Galería A2, Santiago de Chile.
- MAMBA, Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Argentina.
- MAC – Quinta Normal, Santiago de Chile.
- Centro Cultural de España, Santiago de Chile.
- Galería Macchina, Santiago de Chile.
- Casa Maauad, Ciudad de México, México
- Balmaceda Arte Joven, Santiago de Chile.
- Matucana 100, Santiago de Chile.
 
Sobre Amalia Kassai:
Nace en Augsburgo, Alemania y crece en Alemania y Santiago de Chile. Después de egresar de la carrera de Teatro trabaja en teatro, en cine y en diferentes series de TV hasta que en 2014 regresa a vivir a Alemania y trabaja con Alexander Stillmark en la obra Mucho ruido pocas nueces/Much ado about nothing de W. Shakespeare. Además trabaja en varios cortometrajes en Berlín y durante 2015 actúa en la Performance mediática internacional Odiseo.com. Desde que se radica en Alemania viaja seguido a Chile para actuar en diversos proyectos audiovisuales, entre ellos La Casa Lobo.
 
Sobre Cristóbal León y Joaquín Cociña:

Cristóbal León
(1980) estudió diseño en la Universidad Católica de Chile, y en 2009 estuvo en la UdK (Universität der Künste) en Berlín durante un año con una beca del DAAD. Posteriormente estuvo en Amsterdam, donde formalizó el dúo con Joaquín Cociña (1980), también graduado de Artes de la Universidad Católica, quien además es escritor, ilustrador y diseñador de escenografías de teatro. Junto a Niles Atallah (1978) crearon sus primeros cortos animados en stop-motion Lucía (2007) y Luis (2008), así como los videos de Nocturno de Chile, inspirados en la novela de Roberto Bolaño. Los tres mantienen la productora Diluvio. El dúo León & Cociña también ha realizado El Arca, El Templo, y Padre. Madre., todas de 2011 y con figuras de papel maché. También ha realizado video clips experimentales para cantantes como Camila Moreno. Lucía ganó diversos premios internacionales entre 2007 y 2010. La Casa Lobo es su primer largometraje.