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La virtualización como superación de la distancia
Mundos laborales híbridos

Un hombre trabaja en su laptop sentado en el jardín de su casa. Tomada el 13-09-2021.
Un hombre trabaja en su laptop sentado en el jardín de su casa. | Foto (detalle): © picture alliance/dpa | Silas Stein

En Alemania, la pandemia provocó que una tercera parte de la fuerza laboral trabajara más desde casa. Esa nueva forma de trabajar trae consigo ideas de trabajo flexibles y un nuevo equilibrio entre el trabajo y la vida. David Wandjo, socio científico del grupo de trabajo "Globalización, trabajo y producción" en el Centro de Ciencias Sociales de Berlín, echa una mirada al futuro del mundo laboral.

De David Wandjo

Las medidas de protección contra los contagios a causa de la pandemia de COVID-19 provocaron que muchas personas en Alemania se vieran distanciadas de sus prójimos y de su lugar de trabajo acostumbrado. Esto resultó decisivo. Desde el primer confinamiento en marzo de 2020, se observa un amplio paso de las oficinas al home office, es decir, al trabajo en casa, con variaciones porcentuales según el estado de la pandemia. En los primeros dos trimestres de 2021, alrededor de un tercio de la fuerza laboral alemana trabajó parcial o totalmente desde casa, con una posible cuota de aproximadamente la mitad de los lugares de trabajo en el país.

Ese distanciamiento espacial fue posible gracias al uso generalizado de medios de comunicación digitales como programas de videoconferencias, servicios de mensajería instantánea y distintas herramientas de cooperación. Por lo tanto, el paso de cercanía a distancia espacial en el mundo laboral a causa de la pandemia también está caracterizado sobre todo por la virtualización del trabajo en equipo. Para designar esa relación, Frithjof Bergmann habla a menudo de "trabajo nuevo". Se refiere sobre todo a un concepto de trabajo y a un equilibrio entre trabajo y vida flexibles, para los cuales es elemental la digitalización.

Sin embargo, hay que aclarar que una gran parte de la fuerza laboral alemana no fue afectada por la virtualización, o solo en menor medida. Muchas personas con oficios relevantes para el sistema siguieron trabajando de forma física, con un mayor riesgo de contagio. También la mayoría de las personas que trabajan en las industrias productoras o en la gastronomía están atadas a lo presencial y no pueden trasladar su trabajo a otro sitio. Por lo tanto, la discusión de la virtualización del mundo laboral trata sobre todo de las profesiones que se dedican al trabajo intelectual.

De momento, se están negociando y cerrando contratos colectivos y acuerdos empresariales en distintos sectores para regular la forma que tomará el nuevo mundo (o mundos) laboral. Para esas formas de "trabajo nuevo", estructurar el trabajo en casa es esencial. Los temas importantes son el control del horario y el suministro de equipo de trabajo. En el convenio de coalición del gobierno federal bajo Olaf Scholz, los partidos acordaron el derecho a negociar el trabajo en casa, pero no declararon que el trabajo en casa fuera un derecho básico en sí. El trabajo en casa se distingue del teletrabajo, que está muy regulado, con el objetivo de permitir más flexibilidad a empleadores y empleados.

El trabajo híbrido entre casa y oficina como perspectiva a futuro

También se plantea la pregunta de qué cambios generados por los procesos de digitalización afectarán el trabajo cotidiano tras el fin de la pandemia o cuando el estado de la misma permita relajar las medidas de control de contagios.
 
En el futuro, muchos empleados trabajarán sobre todo en modelos híbridos que consideren la presencia en la empresa y permitan cierta cantidad de días laborales desde casa —o en sitios como cafés y parques—. También será necesaria cierta presencia en la empresa, para garantizar una mejor interacción social entre compañeros y la identificación de los empleados con el negocio. No hay que pasar por alto que la capacidad organizativa y la solidaridad entre empleados puede sufrir por un contacto limitado. En esas circunstancias el intercambio físico se reduce, por lo que tener a todo el equipo en un solo lugar y hacer juntas y eventos híbridos se vuelve aún más relevante.

Además, es de suponer que la superficie de las oficinas se reducirá, pues las empresas tienen un fuerte incentivo económico a ahorrarse el costo de la renta si hay una menor presencia de sus empleados. Para acomodarse a esta situación, en el futuro surgirán nuevos mundos laborales con conceptos flexibles del espacio, como oficinas abiertas y sitios donde se compartan escritorios.

Con la reducción de la presencia en la oficina, quienes tienen trayectos cotidianos largos tendrán la posibilidad de ahorrar mucho tiempo en su movilidad. En principio, en muchos sectores se virtualizará el contacto físico con los clientes, por ejemplo, en el servicio al cliente, las ferias o las conferencias. Además del potencial de ahorro de tiempo y dinero, también hay una gran oportunidad de reducir la huella de carbono.

Retos y oportunidades del concepto de trabajo nuevo

Mientras que la mayoría de los empleados parece preferir la posibilidad del trabajo en casa de forma híbrida, puede haber problemas para aquellos para quienes trabajar en casa represente una carga. Ya con el espacio de oficina reducido se muestran los conflictos que surgirían si no todos los trabajadores tuvieran derecho a un lugar de trabajo fijo. Eso indica más conflictos que tampoco tendrán una solución en toda la sociedad a mediano plazo. El trabajo en casa, por ejemplo, resulta más pesado para personas con viviendas pequeñas, y para muchas mujeres que también se encargan de la mayor parte de las labores reproductivas en casa, puede representar una doble carga. En un futuro, un punto crítico extra será el costo del equipo para trabajar en casa, por ejemplo, laptops o muebles ergonómicos.

En el escenario de un mundo laboral post-COVID híbrido, también se perfila un cambio en la cultura de liderazgo de las empresas. Desde la pandemia, los seminarios sobre competencias de liderazgo digital se han vuelo obligatorias en muchas empresas. Al reducir la cercanía física como requisito de control tradicional, puede esperarse un aumento a largo plazo en la confianza en la capacidad laboral de los colegas; un aumento en la responsabilidad individual también podría venir acompañada de jerarquías más horizontales en el proceso laboral. Al mismo tiempo, también hay potencial para el control y la vigilancia digitales por medio de nuevas herramientas de coperación, si es que no se limitan por medio del consentimiento laboral o la regulación legal.

Hasta ahora, la mayoría de los empleados consideran que los tiempos de trabajo flexibles les han facilitado conciliar la familia y el trabajo; sin embargo, el aumento de la disponibilidad y las horas laborales flexibles también han difuminado las fronteras entre trabajo y tiempo libre. En su convenio de coalición, el nuevo gobierno federal reconoce el principio de la jornada laboral de ocho horas, pero a la vez permite supuestos "espacios de experimentación" donde los conceptos de jornada laboral más flexibles son posibles por medio de acuerdos laborales o tarifarios. Ya se verá si tales marcos regulatorios permiten regulaciones adaptadas a las necesidades de los empleados a nivel empresa y sector.

Para los empleados afectados, la virtualización del mundo laboral que se dio a partir de la pandemia promete al menos la posibilidad de un mundo laboral más humanizado. Al mismo tiempo, acecha el peligro de que para algunos, el trabajo nuevo implique control digital, la difuminación de las fronteras entre trabajo y tiempo libre o el regreso a los roles de género tradicinales. En todo caso, la configuración exacta que tenga el fenómeno será distinta dependiendo del eje, sector y actividad concreta, y vendrá acompañada de negociaciones y conflictos.

 

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