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Violencia contra las mujeres
Lo que las mujeres deben saber sobre la violencia doméstica

Frau hält schützend ihre Hände vor das Gesicht
Violencia doméstica contra las mujeres | Foto (editada): McPHOTO; © picture alliance / blickwinkel

La violencia doméstica es todavía un tema tabú en Alemania, a pesar de las cifras alarmantes. ¿Qué deben saber las mujeres sobre este tema? ¿Qué pueden hacer? Nueve preguntas y respuestas.
 

De Lucia Schmidt, Katrin Hummel y Julia Schaaf

¿Qué dicen las cifras?

De cada dos a tres días muere una mujer en Alemania porque su actual o anterior compañero sentimental la acuchilló, le disparó, o la mató a golpes; la policía contó 141 víctimas en el 2017. Y eso es solamente la punta del iceberg. Casi 114,000 mujeres se vieron afectadas por la violencia en la pareja desde el acoso a las relaciones sexuales forzadas y hasta llegar a las lesiones corporales. Casi la mitad de las victimas vivían en el mismo domicilio con el perpetrador. Y estamos hablando de los delitos de los que se entera la policía. Según análisis de la cifra negra de entre cada cuatro mujeres entre 18 a 85 años de edad una tuvo algo que ver con una pareja violenta. Esto quiere decir que en ningún lado corren más peligro las mujeres que en su propio hogar. Esto es conocido desde hace años. Pero mientras cada homicidio por causas sexuales o los supuestos crímenes pasionales causaba una ola de indignación social, nadie se inmuta ante esta violencia tras puertas cerradas, hasta ahora. La presentación de las estadísticas criminales esta semana sobre la violencia en la pareja produjo un gran espanto público. –Esto puede ser el desencadenante para finalmente entender la violencia entre la pareja como un tema social importante– argumenta Patricia Kielinger, cofundadora de la Iniciativa Berlinesa contra la Violencia de las Mujeres (en alemán “Big”).

¿Cuándo comienza la violencia domestica?

Quizás al principio el hombre solamente no quiere que su mujer vaya a trabajar. O está extremamente celoso, al parecer. Y ella frecuentemente le quita importancia a estas agresiones disfrazadas de amor. Pero quizás él comienza a controlarla. A retirarle el dinero. Aislarla de su círculo social. O llega a amenazarla. –La violencia doméstica es un conjunto de conductas violentas– dice Patricia Kielinger. –La soga va apretándose a veces muy lentamente–. A menudo se combinan formas de violencia sexual y física. –Y cuando aparece la violencia física– según Kielinger –Ya no se necesitan nuevas conductas violentas, quizás una mirada o levantar una mano son suficientes–. Ya se cruzó una línea cuando se llega a lo físico. Aun lidiando con una dinámica de pareja complicada: Quien golpea debe asumir la responsabilidad.

¿Me puede pasar a mí también?

La violencia en la pareja abarca toda la sociedad. –Hemos comprobado que las mujeres con un nivel de ingreso y educación más alto no son menos afectadas por violencia doméstica grave– dice Monika Schröttle, que en 2004 presentó el único análisis representativo de la cifra negra sobre el tema en el país. Habla de la única diferencia en círculos más acomodados –La violencia es menos visible en el exterior. La vergüenza es aún más grande–. Schröttle conoce parejas en las que ninguna otra persona estaba al tanto de la situación en casa. Según ella hay mujeres que callan su sufrimiento incluso a su psicólogo. La pareja de profesores piensa quizás que es cierto que había un problema con el alcohol, pero no con la violencia. Y para las golpizas en casa no hay ni siquiera vecinos que se enteren y llamen a la policía.

¿Qué puedo hacer como la parte afectada?

Aún cuando la vergüenza sea enorme y después de años de humillación la autoestima se encuentre por los suelos: Nunca es demasiado tarde para pedir ayuda. Contactar con alguien ajeno a la situación puede ser importante como medida correctiva. Puesto que una de las estrategias habituales de los perpetradores es endilgarle a las mujeres la culpa. –Piensan que ellas mismas son culpables de la situación. Por ejemplo, cuando no hacen feliz a su esposo. Se sienten frecuentemente fracasadas y no se animan a recibir ayuda–. Dice la socióloga Barbara Kavemann que investiga el tema de la violencia con perspectiva de género. Evidentemente lo ideal sería ir a la policía inmediatamente después de la primer conducta violenta. En la práctica no es fácil. Por lo tanto es importante que las mujeres sean conscientes de que la relación las daña a ellas mismas y a sus hijos. En la mayoría de los casos la separación es la única protección efectiva. Sin embargo este paso precisamente esconde el gran riesgo de volverse víctima de una violencia más grave. –Las mujeres deben de pensar a dónde ir después de la separación, porque algunas de ellas están bajo un peligro mortal a causa de la separación–.

¿Dónde encuentro ayuda?

Ante el peligro es mejor que tanto las personas afectadas como sus amigos y vecinos hablen al número de emergencia de la policía: 110. Las autoridades buscan una forma de proteger a la mujer. Pueden por ejemplo expulsar al perpetrador de la casa contra su voluntad. Quien en primer lugar quiera aclarar su propia posición, su situación legal o buscar una posible salida puede encontrar en las ciudades más grandes centros de información especializados para las víctimas de violencia doméstica. La línea de asistencia que ofrece asesorías confiables y gratuitas a lo largo del territorio federal en 18 idiomas está en servicio las 24 horas del día; el número telefónico es 08 00 11 60 16.

¿Cómo puedo estar segura a largo plazo?

La mayoría de las mujeres que dejan a su pareja violenta están posteriormente libres: Gracias a la ley de protección contra la violencia hay órdenes del tribunal familiar como medidas de alejamiento o órdenes de restricción que protegen de manera confiable a las mujeres en muchos casos. Si no es suficiente existe la posibilidad de buscar refugio en un albergue para mujeres, lo que podría ser necesario al momento de la separación. –Muchas mujeres pueden desprenderse así de su situación de violencia– dice Monika Schröttle. De momento la socióloga investiga los feminicidios en un proyecto de investigación europeo en relación a cómo pudieron haberse implementado de antemano medidas de protección. En Berlín 150 mujeres fueron admitidas en un programa de seguridad de la Oficina Nacional de Investigación Criminal en los últimos cuatro años. Ninguna ha sufrido daños.

¿Quiénes son los perpetradores?

Desde peones, actores de televisión y policías hasta dirigentes en la economía y la política. Se puede encontrar hombres violentos en todos los círculos sociales. Según las estadísticas criminales más de dos tercios de los sospechosos son alemanes, seguidos de turcos, polacos y sirios. Muchos de los perpetradores experimentaron violencia ellos mismos en su niñez. Y aún más típico es que no hayan aprendido a expresar sentimientos como la frustración y la decepción, el miedo a la pérdida y el enojo de otra manera que con violencia. Por lo tanto hay programas para los perpetradores como el Centro de Información de Múnich para Hombres. Los participantes no solamente deben comprender yendo cada semana por nueve meses que ejercieron violencia; tienen que preguntarse también por su propio estado emocional y aprender a expresarlo. El director del centro, Andreas Schmiedel, afirma– El trabajo con los perpetradores es protección para las víctimas– Ya que los hombres violentos son infractores reincidentes: Encuentran nuevas víctimas.

¿Cómo me doy cuenta de que una mujer en mi entorno necesita ayuda?

Muchas mujeres no hablan de las conductas violentas en su relación. La socióloga Kavemann, sin embargo, menciona algunas cosas que nos deberían hacer sospechar –Cuando tenemos el presentimiento de que nuestra conocida vive en una relación extraña donde, por ejemplo, su pareja le corta constantemente la palabra, la menosprecia, la desprestigia frente a otros o se antepone a ella. En un caso parecido no debemos decir “¡Qué sinvergüenza! ¡Sepárate inmediatamente de él!” Si no más bien preguntar: “¿Cómo te va?”. La mujeres en relaciones abusivas no se ponen automáticamente en contra de su pareja sólo porque él las trate mal. Piensan por ejemplo: No siempre ha sido violento, hemos tenido buenos tiempos. ¿Y qué va a pasar con los niños? La mayoría de las mujeres consideran los problemas de su pareja que podrían por ejemplo deberse a su niñez o a su trabajo, y lo justifican de esa manera. De ahí viene la vergüenza. Por este motivo estas mujeres necesitan en primer lugar un apoyo incondicional y no ser presionadas–.
 

¿Qué tiene que cambiar socialmente?

 
A pesar de todos los avances en el campo de la igualdad de género: Alemania tiene un problema, si es posible que los hombres se comporten como amos y señores de la vida y la muerte igual que antes, y que a continuación se le reste importancia como “drama familiar” o “de pareja”. La violencia contra las mujeres no es una cuestión privada. Incluso las sentencias judiciales muestran que mientras los perpetradores con ascendentes musulmanes son castigados duramente, para los hombres alemanes y sus sentimientos heridos siempre se muestra una mayor simpatía. La investigadora Schröttle advierte por lo tanto – No se debe individualizar la violencia y adjudicárselo a otras culturas. También en esta sociedad juegan los patrones patriarcales de comportamiento un papel importante–. En las separaciones hay reacciones especificas entre los sexos que sobretodo afectan el manejo de la ira y el concepto de derecho de propiedad. Tales patrones están conectados con preguntas más profundas en relación al género: ¿Cuándo un hombre se considera hombre? ¿Quién se modera en presencia de los niños? ¿Quién gana el dinero?. –La mujer realmente emancipada y autónoma– según Schröttle– todavía es una provocación para muchos hombres cuya frágil autoestima se basa en la subordinación de la mujer tanto en lo privado como en lo profesional.
 

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