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Rastros invisibles de colonización
“La geografía es un arma para la guerra”

Obra de José Alejandro Restrepos "El cocodrilo de Humboldt no es el cocodrilo de Hegel" en la exposición "La naturaleza de las cosas", Humboldt Forum Berlin, 2019
Obra de José Alejandro Restrepos "El cocodrilo de Humboldt no es el cocodrilo de Hegel" en la exposición "La naturaleza de las cosas", Humboldt Forum Berlin, 2019 | Foto: David von Becker

Para el artista José Alejandro Restrepo, las fuerzas de la colonización no sólo son visibles en la violencia física y la devastación sino también en las luchas silenciosas de apropiación de la percepción y de las formas de representar. 

De Ana Paula Orlandi

Pionero del videoarte colombiano, José Alejandro Restrepo transita por un vasto repertorio temático que abarcaba asuntos como la religión, las creencias populares, la historia, la política, la construcción de narrativas y la manipulación de hechos. En el ensayo para el catálogo Transhistórias. História e mito na obra de José Alejandro Restrepo, el crítico de arte brasilero Paulo Herkenhoff ya escribía en 2001 que Restrepo tiene una “capacidad de devorar y procesar sentidos, dominarlos y darles nueva dirección y substancia” en un “modo antropofágico de metabolización iconológica”. 

Esta diversidad de temas, traducida por la aguda mirada del artista visual colombiano, está presente en obras como El cocodrilo de Humboldt no es el cocodrilo de Hegel y Paso del Quindío II. Producidas en la década del noventa, las obras integran la muestra colectiva La naturaleza de las cosas: Humboldt, idas y venidas,  que se presentó por primera vez en Bogotá en 2019 y luego en Berlín como parte del programa Humboldt, 250 años joven!

Para crear El cocodrilo de Humboldt no es el cocodrilo de Hegel (1994), Restrepo partió de una divergencia entre dos intelectuales alemanes, el filósofo Georg Wilhelm Friedrich Hegel y el naturalista Alexander von Humboldt. Con ese trabajo, el artista busca cuestionar las concepciones y narrativas creadas en Europa en relación con el Nuevo Mundo que entonces se calificaba de exótico y salvaje. “Así como este, hay muchos ejemplos de cómo el conocimiento es un botín político muy importante. El tamaño del cocodrilo no es ni el de Humboldt ni el de Hegel. Lo realmente significativo es la representación que se impone como documento de verdad”, dice el artista en la entrevista.

Entre 1990 y 2000, se dedicó a los registros escritos y pictóricos de los viajeros europeos que visitaron el continente americano en el siglo XIX. Cosecha de este trabajo es también Paso del Quindío I (1992), videoinstalación que el artista realizó después de leer los diarios de Humboldt y donde reconstruye los pasos del naturalista alemán y discute los límites entre realidad y narración. 

La obra se desdobló y surgió Paso del Quindío II (1998), exhibido en La naturaleza de las cosas: Humboldt, idas y venidas. “Mi trabajo estuvo enfocado en su momento en acercarse a las formas y fuerzas de la colonización que no pasan únicamente a través de la violencia física o la devastación. También hay luchas silenciosas que se han concentrado en el mundo de la percepción y de las formas de representar”, explica Restrepo.

Aquí está la entrevista completa con el artista que fue creada durante su estancia en Berlín como parte de la exposición "La naturaleza de las cosas":

Un visitante frente a la instalación "Quindío-Pass" de José Alejandro Restrepo en Bogotá Un visitante frente a la instalación "Quindío-Pass" de José Alejandro Restrepo en Bogotá | Foto: Urniator Studio En la exposición, su trabajo El cocodrilo de Humboldt… forma parte de la sección “Trasposiciones del paisaje europeo a la naturaleza americana”. ¿Podría hablar de su obra en este contexto?

Uno de los aspectos fundamentales del legado humboldtiano son los mapas. Los mapas son un ejemplo claro de esta trasposición. Hacer mapas, establecer topografías es una manera de comprender, espacializando. Pero los mapas no son neutrales, ni responden a filantrópicas sociedades geográficas o a viajeros audaces. Fuertes intereses económicos han sido claros desde el comienzo. Ciencia, moral y política aunadas en la invención del país y la formalización de sus formas de representación para la configuración del Estado y de la Nación. No solo para dominar la naturaleza, la geografía es un arma para la guerra, una herramienta estratégica de primer orden para el que se apropie de ella.

¿Cómo surgió la idea de producir la obra El cocodrilo de Humboldt no es el cocodrilo de Hegel, y qué debates quiso promover con ella? Y esos debates, ¿siguen siendo actuales?

Muchas de las confrontaciones y resistencias entre colonos y colonizados se dan a niveles sutiles, no tan evidentes: discursos y representaciones, por ejemplo. En esta obra, una discusión de poca importancia entre Hegel y Humboldt sobre el verdadero tamaño de los cocodrilos (reseñada y comentada por el filósofo Carlos B. Gutierrez) pasa desapercibida, pero revela estas fricciones y contradicciones entre diferentes formas de ver y de interpretar. Lo interesante es ver, hasta el día de hoy, quién impone al final su visión del mundo. Así como este, hay muchos ejemplos de cómo el conocimiento es un botín político muy importante. El tamaño del cocodrilo no es ni el de Humboldt ni el de Hegel. Lo realmente significativo es la representación que se impone como documento de verdad

¿Hay un legado de Humboldt en el arte contemporáneo sudamericano? Y si lo hay, ¿de qué forma se manifiesta? 

Me parece interesante volver críticamente sobre ciertos viajes y viajeros. También resulta interesante abordar los viajeros atípicos y paradójicos: los que nunca consiguen salir, los que viajan in-situ, los que llegan al lugar equivocado, los que viajan muy a su pesar, los que se quedan a mitad de camino, los que nunca encuentran el camino de regreso o los que no quieren regresar nunca más. No hay necesidad de internarse en la selva (lo que aún subsiste) o buscar el paisaje inédito (que ya no hay). Aún en la ciudad hay circuitos atípicos de ese estilo: pasadizos y pasajes secretos, giros prohibidos, callejones sin salida, calles de un solo sentido pero en contravía, intersecciones inesperadas, glorietas a la eternidad... En la selva como en la ciudad, perderse exige de arte y rigor. Sagas, reflexiones, experiencias que cobran fuerza al final de tanto cansancio y de tanto riesgo inútil, testimonios de una complejidad subyacente en el simple hecho antropológico de desplazarse.

Otro trabajo presentado en la exposición es Paso del Quindío II (1998), desdoblamiento de Paso del Quindío I (1992), donde usted reconstruye el recorrido de Humboldt por la región de Quindío, en Colombia. ¿Qué aprendió usted con esa obra? 

En el año 1992 hice personalmente algunos de los recorridos que hizo Humboldt. Ver y registrar lo que supuestamente él reseñó. Experimentar el caminar como manera de ver y de registrar. Mi trabajo estuvo enfocado en su momento en acercarse a las formas y fuerzas de la colonización que no pasan únicamente a través de la violencia física o la devastación. También hay luchas silenciosas que se han concentrado en proponer otra percepción y otras formas de representar. El caminar funciona como un acto de enunciación: apropiación de topografías, concreción de espacios y relaciones entre posiciones. En el siglo XIX, los viajeros vinieron por cientos: científicos humanistas, emisarios de los imperios coloniales, aventureros extraviados... Los recorridos, las intensidades, las maneras de viajar varían según el viajero, pero en cualquiera de sus modalidades, las crónicas que dejaron constituyen documentos fascinantes no solo de lo que vieron y representaron (mucho de lo cual ya no existe) sino también como reflejo elocuente de las limitaciones y prejuicios que hacen del mirar y del representar un asunto ideológico y de poder. 
 

 

José Alejandro Restrepo es uno de los artistas contemporáneos más importantes de Latinoamérica. Su obra abarca videos monocanal, videoinstalaciones y videoperformances en los que hace un acercamiento a los momentos “no oficiales” de la historia de Colombia.

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