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Inclusión elusiva
Democracia y herencia colonial en América Latina

decolonial – Videostill del proyecto “Intervention M21” (www.decolonizem21.info): El Glosario (De)Colonial, Parte 1, Europa - No-Europa
Videostill del proyecto “Intervention M21” (www.decolonizem21.info): El Glosario (De)Colonial, Parte 1, Europa - No-Europa | © Aliza Yanes & Santiago Calderón

¿En que extensión la dependencia externa de los poderes imperiales del pasado retan a la democracia? Nicolás Lynch Gamero da una mirada a América Latina

De Nicolás Lynch Gamero

La democracia como régimen político se ha debatido en América Latina en una tensión entre quienes la consideran, sin bochorno, como un régimen importado y los que insisten en buscar raíces autóctonas para su florecimiento. Los primeros, han escrito constituciones en los últimos doscientos años que han generado una retórica igualitaria sobre una realidad agudamente desigual, teniendo como resultado, muchas veces, una desigualdad aún mayor. Los segundos, han insistido en buscar raíces para la democratización en los procesos sociales y políticos de la región, cuestionando las democracias de papel que han tenido efectos políticos limitados e incluso negativos en la participación y la representación políticas de la población.

  • Decolonisation: Actuación de Emilio Urbay Zevallos durante el 1er Taller de HumboldtHuaca, Berlín, 11 de mayo de 2019 © HumboldtHuaca – un proyecto de Daniela Zambrano Almidon y Pablo Santacana. Imagen: Zsófia Puszt
    Actuación de Emilio Urbay Zevallos durante el 1er Taller de HumboldtHuaca, Berlín, 11 de mayo de 2019
  • Decolonisation: Conferencia de Belén Olivera Huamán durante el 3er Taller de HumboldtHuaca, Berlín, 18 de mayo de 2019 © HHumboldtHuaca – un proyecto de Daniela Zambrano Almidon y Pablo Santacana. Imagen: Pablo Santacana
    Conferencia de Belén Olivera Huamán durante el 3er Taller de HumboldtHuaca, Berlín, 18 de mayo de 2019
  • Decolonisation: Danza colectiva presentada por Luz Zenaida Hualpa García durante el 3er Taller de HumboldtHuaca, Berlín, 14 de junio de 2019 © HumboldtHuaca – un proyecto de Daniela Zambrano Almidon y Pablo Santacana. Imagen: Oscar Moreno
    Danza colectiva presentada por Luz Zenaida Hualpa García durante el 3er Taller de HumboldtHuaca, Berlín, 14 de junio de 2019
  • Decolonisation: HumboldtHuaca, ritual en resistencia, Museumsinsel Berlin, 31 de octubre de 2019 © HumboldtHuaca – un proyecto de Daniela Zambrano Almidon y Pablo Santacana. Imagen: Imagen: Lijung Ch
    HumboldtHuaca, ritual en resistencia, Museumsinsel Berlin, 31 de octubre de 2019
  • Decolonisation: Humboldthuaca, ritual en resistencia, Museumsinsel Berlin, 31 de octubre de 2019 © HumboldtHuaca – un proyecto de Daniela Zambrano Almidon y Pablo Santacana. Imagen: Imagen: Lijung Cho
    HumboldtHuaca, ritual en resistencia, Museumsinsel Berlin, 31 de octubre de 2019
  • Decolonisation: Humboldthuaca, ritual en resistencia, Museumsinsel Berlin, 31 de octubre de 2019 © HumboldtHuaca – un proyecto de Daniela Zambrano Almidon y Pablo Santacana. Imagen: Imagen: Lijung Cho
    HumboldtHuaca, ritual en resistencia, Museumsinsel Berlin, 31 de octubre de 2019
  • Decolonisation: Humboldthuaca, ritual en resistencia, Museumsinsel Berlin, 31 de octubre de 2019 © HumboldtHuaca – un proyecto de Daniela Zambrano Almidon y Pablo Santacana. Imagen: Imagen: Barbara Lehnebach
    HumboldtHuaca, ritual en resistencia, Museumsinsel Berlin, 31 de octubre de 2019
  • Decolonisation: Humboldthuaca, investigación de campo en la comunidad de Chuquitanta, Lima, Octubre 2020 © HumboldtHuaca - un proyecto de Daniela Zambrano Almidon y Pablo Santacana. Imagen: Daniela Zambrano Almidon
    HumboldtHuaca, investigación de campo en la comunidad de Chuquitanta, Lima, Octubre 2020
Un elemento explicativo fundamental para esta tensión es la herencia colonial. En un primer momento, la mantención de las estructuras económicas y sociales que se arrastraban desde los tiempos coloniales y que condicionaron a las élites criollas, organizadas como oligarquía, a repetir aparatos políticos de dominación que les permitían continuar con la exclusión y la explotación de las mayorías mestizas e indígenas. En un segundo momento, la prolongación de la dependencia colonial en la relación neocolonial con nuevos poderes extranjeros, principalmente Gran Bretaña y luego los Estados Unidos, que organizaron la producción, en especial la extracción de materias primas para el mercado mundial, de acuerdo con sus intereses económicos. Esta dominación neocolonial, si bien dio paso a una inicial construcción y centralización del aparato estatal, continuó con el orden político excluyente de las mayorías en cada país.

Dependencia colonial que persiste

José Carlos Mariátegui (1970) en la década de 1920 va a señalar, para el caso peruano, que la dependencia neocolonial articula las necesidades de la oligarquía, la inversión extranjera en enclaves exportadores y la explotación de la población indígena en grandes haciendas precapitalistas. Una situación ciertamente distante de la igualdad de estatus y el sufragio universal indispensables para el establecimiento de un régimen político mínimamente democrático

“Las dificultades de la democracia en América Latina están entonces íntimamente ligadas a la herencia colonial, que lastra a los países para construirse con autonomía, condición primera y fundamental para que los ciudadanos se puedan expresar libremente y los estados puedan tomar sus propias decisiones.”

Será recién con la crisis capitalista de 1930 que produce un serio daño a la economía extractivista, cuando se suceden las primeras reacciones anti-oligárquicas de parte de los sectores excluidos de la población. En diversos países se formarán coaliciones de distinto tipo que plantearán los problemas de la justicia social, el desarrollo y la soberanía nacionales, gestando lo que más adelante, desde la sociología política (Germani 1965) se denominarán los movimientos nacional populares. La reacción anti-oligárquica establece desde un primer momento la alianza entre las élites locales y el poder imperial extranjero que las sostiene como el objetivo a derrotar, para que se pudiera incluir a la mayoría de la población en un orden democrático. El programa será así el antimperialismo como lo testimonia un libro temprano de Víctor Raúl Haya de la Torre (1972) denominado “El Atimperialismo y el APRA” que resuena en los extremos de la región con Lázaro Cárdenas en México y Juan Domingo Perón en la Argentina. La dependencia neocolonial será entonces lo que una a las élites y al poder imperial para impedir la democracia a la vez que lo que genere una oposición para terminar con esa herencia y democratizar América Latina.

Teoría de la dependencia

Pero, más allá del antimperialismo, que fue una actitud sobre todo política, se generó en la región una corriente de pensamiento, en la segunda mitad del siglo XX, que podemos denominar de manera general “la teoría de la dependencia”. Desde Raúl Prebisch (1987) y el estructuralismo que se desarrolla en la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), estableciendo las nociones de centro y periferia para ubicar las economías latinoamericana, pasando por los aportes de Fernando Henrique Cardoso y Enzo Faletto (1969), sobre la dimensión política de la dependencia, y las reflexiones de Ruy Mauro Marini (1973) sobre la sobre explotación del trabajo en la periferia, hasta tesis más recientes como las de Aníbal Quijano (2011) sobre la colonialidad del poder. Tenemos un poliedro en el que encuentra carne el antimperialismo original y se agregan las dimensiones económica, social, política, laboral; así como la situación de nuestros pueblos originarios. La teoría de la dependencia fue así un paso muy importante en actualizar la herencia colonial en pleno siglo XX y señalar con más claridad los límites para establecer una democracia en estados con poca autonomía en cuanto tales.

“La dependencia y el legado plasmado en la colonialidad del poder impiden la democratización de las sociedades latinoamericanas, la consideración del otro como igual, así como la construcción de un régimen político de participación y representación mayoritarias.”

Entre estos aportes quizás el que mejor resuma la situación de dependencia sea el de Aníbal Quijano y su tesis de la colonialidad del poder. Quijano señala que desde la conquista hasta nuestros días se han afianzado estructuras históricas, sociales y políticas de dependencia, entre nuestra región del mundo y los centros de poder colonial/imperial. Asimismo, que estas estructuras giran alrededor de la clasificación de la población a partir de la idea de raza como eje fundamental del poder colonial y que la expansión del colonialismo/imperialismo desarrolla una perspectiva eurocéntrica del conocimiento. Para Quijano la clasificación racial y la sobre explotación del trabajo están estructuralmente asociados. Aquí toma de José Carlos Mariátegui en sus escritos sobre el “problema indígena” y Pablo González Casanova (1963, 2003) en su tesis sobre el colonialismo interno y del propio Ruy Mauro Marini, para señalar que la dominación racial y la explotación de clase están imbrincados por el fenómeno de la colonialidad del poder. Por ello dice, siguiendo en este punto a Cardoso y Faletto, que la colonialidad no es sólo un problema de dependencia externa sino también de organización interna del poder en nuestras sociedades, donde una minoría heredera y reproductora del poder colonial, domina a las mayorías herederas de los pueblos originarios. Por ello los que mandan no solo explotan clasistamente sino también desprecian racialmente a los dominados

“La teoría de la dependencia fue así un paso muy importante en actualizar la herencia colonial en pleno siglo XX y señalar con más claridad los límites para establecer una democracia en estados con poca autonomía en cuanto tales.”

La dependencia y el legado plasmado en la colonialidad del poder impiden la democratización de las sociedades latinoamericanas, la consideración del otro como igual, así como la construcción de un régimen político de participación y representación mayoritarias. Las dificultades de la democracia en América Latina están entonces íntimamente ligadas a la herencia colonial, que lastra a los países para construirse con autonomía, condición primera y fundamental para que los ciudadanos se puedan expresar libremente y los estados puedan tomar sus propias decisiones.

Bibliografía

Cardoso, Fernando Henrique y Enzo Faletto, 1969: Dependencia y Desarrollo en América Latina. Buenos Aires: Siglo Veintiuno editores.
 
Germani, Gino, 1965: Política y Sociedad en una época de transición. Buenos Aires: Editorial Paidós.
 
González Casanova, Pablo, 1963: Sociedad plural, colonialismo interno y desarrollo. UNESCO

Colonialismo interno (Una redefinición). 2003, Universidad Nacional Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Sociales.
 
Haya de la Torre, Víctor Raúl,1972: El antimperialismo y el APRA. Lima: Editorial – Imprenta Amauta S.A.
 
Mariátegui, José Carlos, 1970: Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana. Lima: Empresa Editora Amauta
 
Marini, Ruy Mauro, 1973: Dialéctica de la Dependencia. México: Ediciones Era.
 
Prebisch, Raúl, 1987: Cinco etapas de mi pensamiento sobre el desarrollo. Santiago de Chile: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
 
Quijano, Aníbal, 2011: „Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina“ in: La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Edgardo Lander (Hrsg.). Buenos Aires: Ediciones Ciccus-Clacso, 2da. Edición.

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