Software lingüístico
Por favor, (no) traduzca

¿La traducción de la máquina?
¿La traducción de la máquina? | © nicotombo – Fotolia

Cada vez se lanzan al mercado más herramientas de traducción y de aprendizaje de idiomas. Pero, ¿son realmente útiles esos programas? ¿Y cómo podrían transformar la enseñanza de idiomas?

Dos maestras, una estadounidense y otra mexicana, charlan por Skype. Una habla inglés, la otra español. Sus ojos brillan, pues se comprenden. Una voz computarizada traduce sus palabras simultánea y correctamente. “El aula se abre al mundo entero”, así  dice el video publicitario del nuevo software Skype Translator.
 
Skype Translator o también Google Translate, un proyecto parecido de la empresa Google, se proponen llevar a un nuevo nivel las posibilidades de la traducción automática. Al menos eso afirman los desarrolladores del software. La aplicación de Google incluso puede captar textos mediante una cámara y traducirlos en tiempo real en la pantalla. El jefe de programadores de Google Translate, Macduff Hughes, opina que en el futuro su programa será tan bueno como un traductor humano.
 
Pero, ¿hasta qué punto esto es verosímil? Uta Seewald-Heeg, profesora de lingüística computacional en la Escuela Superior de Anhalt, se muestra escéptica: “Tanto en el caso de Skype como de Google se sugiere que en el futuro podremos conversar en casi cualquier idioma sobre cualquier tema. En principio, considero que esto sólo podrá realizarse con muchas restricciones.”

Fracasar en el contexto

Desde la Segunda Guerra Mundial, cuando se comenzó a aplicar la traducción automática para el desciframiento de mensajes secretos, los avances en este campo han sido menores. “En seguida se advirtió que era posible conseguir que una máquina tradujera pasajes aislados”, dice Seewald-Heeg. Pero también una cosa quedó clara: si las frases y los textos son más complejos y si para una traducción correcta se necesita conocer el contexto, los programas no tardan en  mostrar sus limitaciones.
 
En el fondo, nada de esto ha cambiado hasta el día de hoy: “Cuando un saber específico y el contexto juegan un papel principal, los actuales software de traducción a veces producen sólo una ensalada de palabras”, afirma Seewald-Heeg. Esta también es la causa de esos errores curiosos que suelen citarse a la hora de evaluar los sistemas de traducción. A la dependencia del contexto, se suman otros desafíos para una traducción simultánea eficaz, por ejemplo, el hecho de que en la lengua hablada muchas frases no se dicen hasta el final, o que algunas expresiones sólo las entendemos en el contexto situacional. Según la apreciación de Seewald-Heeg, los actuales programas no podrán resolver nada de esto en un futuro próximo.

Utilización en la enseñanza de idiomas

Para la lingüista computacional es mucho más interesante preguntarse si los programas tienen que ser perfectos para resultar útiles. A decir verdad no, sostiene Seewald-Heeg. Hay muchas situaciones en las que una traducción imperfecta puede servir, por ejemplo, cuando se quiere decodificar rápidamente un texto en otra lengua. O también en la enseñanza de idiomas.
 
Viktoria Ilse es docente en el Instituto de Idiomas de la Escuela Superior de Pedagogía de Ludwigsburg y especialista en métodos didácticos integrales. “Las nuevas tecnologías, por supuesto, juegan un papel principal”, dice. En sus clases, Ilse ya ha trabajado con programas de traducción, si bien lo hizo en un marco muy específico: en la formación de traductores. “El aprendizaje asistido por software es un componente estable de muchas carreras de interpretación.” Los alumnos desarrollan para sí mismos una base de datos con un vocabulario específico. Así pueden traducir un texto con fidelidad terminológica. Después, tan sólo hay que adecuar a mano la gramática.
 
Ilse ve mucho potencial en la utilización de software para la enseñanza de idiomas. Las aplicaciones como Google Translate están reemplazando a los pesados y poco prácticos diccionarios con los que se trabajaba antes. Esa es una ventaja. Otra es que un aprendizaje asistido por software puede resultar motivador para muchos estudiantes. Y además, en grupos muy diversos, con múltiples lenguas maternas, el profesor puede prestar ayuda rápidamente usando una aplicación.

Los diccionarios como sistemas de información

Asimismo, los diccionarios electrónicos pueden servir para mucho más que la mera búsqueda de términos. En realidad son modernos sistemas de información, que transmiten a sus usuarios un saber sobre la lengua de múltiples modos: “Cuando los sistemas automáticos pueden analizar la lengua extranjera tal como la producen los alumnos y darles a éstos una devolución constructiva, vale la pena utilizarlos”, dice Ulrich Heid, catedrático del Instituto de Ciencias de la Información y Tecnologías de la Universidad de Hildesheim. Actualmente, el instituto trabaja en la puesta en práctica de un diccionario de tales características para la lengua africana zulú. “Si el alumno no entiende todas las palabras, puede buscarlas en el diccionario. Lo mismo sucede cuando no conoce todas las reglas gramaticales. Pero cuando no tiene idea alguna, el sistema puede traducir y explicar gradualmente cómo se ha llegado a esa solución”, explica Heid.

¿Transmisión del saber contextual?

Por otro lado, observa la especialista en pedagogía de idiomas Viktoria Ilse, la traducción de textos tiene un papel secundario en la didáctica de lenguas extranjeras. “En la clase más bien evitamos la traducción a la lengua materna.” El objetivo es darle al alumno la posibilidad para que más tarde pueda orientarse en el ámbito lingüístico extranjero. En este punto es decisiva la transmisión del saber contextual, es decir ese saber con el que precisamente tienen dificultades las herramientas de traducción. “La promesa de un software de traducción perfecto puede ser un sueño atractivo. Sólo que, de acuerdo a todo lo que sabemos sobre la didáctica de idiomas, esas herramientas en realidad no nos ayudan a avanzar”. Por el contrario, Ilse considera que la aplicación de nuevos medios en la enseñanza de idiomas tiene gran potencial, sobre todo en los recursos que, dicho de modo general, ofrece internet: “Hemos tenido muy buenas experiencia con la escritura de blogs.” Los alumnos se orientan exclusivamente según sus intereses y redactan sus propias entradas. “Es una excelente forma para ejercitarse en el dominio del contexto.”