Literatura en el cine   Nubes grises pasan sobre el mar

Postkartenkulisse mit allgegenwärtigem Grauen: Kulisse am Set von Judith Kerrs „Als Hitler das rosa Kaninchen stahl“.
Postkartenkulisse mit allgegenwärtigem Grauen: Kulisse am Set von Judith Kerrs „Als Hitler das rosa Kaninchen stahl“. Foto (Detail): © picture alliance/SZ Photo/Florian Peljak

Desde que existe el cine hubo adaptaciones de novelas. Tres versiones muy diferentes de obras literarias se estrenaron junto antes de la pandemia: La lección de Alemania, Narciso y Goldmundo y Cuando Hitler robó el conejo rosa.

La adaptación cinematográfica de obras literarias siempre es un desafío. ¿Es posible reemplazar con otras representaciones visuales efectivas las imágenes que ya están en las mentes de los/as lectores/es? Muchas veces todo se reduce a la reproducción del curso superficial de la historia. Cuanto más ambicioso, refinado y rico en alusiones es el original literario tanto más grande es el peligro de fracasar. Un ejemplo flagrante de esto es la costosa adaptación de Narciso y Goldmundo de Hermann Hesse. El libro, de 1930, narra con estilo de leyenda la vida de dos amigos muy distintos que se conocen en un convento medieval. Narciso (Sabin Tambrea) representa al hombre mental, el intelectual, mientras que Goldmundo (Jannis Niewöhner) encarna la vida bulliciosa, la sensualidad, los sentimientos y la acción espontánea. En consecuencia, es Goldmundo el que después de los años juveniles compartidos abandona el convento para salir al mundo. Se vuelve aprendiz de un escultor, tiene numerosos amoríos y se entrega por completo a la vida secular. Narciso, por su parte, se queda en el mundo previsible del monasterio.
Una película para amantes de la Edad Media: Narciso y Goldmundo Una película para amantes de la Edad Media: Narciso y Goldmundo | Foto (detalle): © 2018 Tempest Film Produktion und Verleih GmbH, Mythos Film Produktions GmbH & Co. KG, Lotus Film GmbH and Deutsche Columbia Pictures Filmproduktion GmbH El director austríaco Stefan Ruzowitzky, que en 2008 recibió el Oscar por Los falsificadores, quiere convertir esta novela –que en realidad habla más de dos principios que de personas concretas– en una historia medieval de imágenes impactantes y una producción exuberante al estilo de El nombre de la Rosa, y por eso necesita hacer más estridente todo lo que en el original es sereno y sutil. Por supuesto, hay abundante erotismo, pero a la vez se minimizan los aspectos homoeróticos de la amistad masculina insinuados en el libro. Herman Hesse no quería que se filmara su libro, y esta versión lo habría afirmado en su escepticismo. Las potentes imágenes cinematográficas de Ruzowitzky son en conjunto demasiado bellas, incluso cuando se suponen que deben ser perturbadoramente feas. Lamentablemente, jamás podrá comprobarse si gracias a esa calidad visual la película habría alcanzado a un público más amplio que tal vez no hubiera advertido la distancia con la novela original y hubiera disfrutado las dos horas de emocionante atmósfera medieval. La película se estrenó en marzo de 2020, pocos días antes de que cerraran los cines alemanes.

Perdido en la lección de alemán

También la nueva versión del clásico de posguerra La lección de alemán de Siegfried Lenz, que rodó Christian Schwochow –con los principales actores Ulrich Noethen como Jepsen, el policía pueblerino, y Tobias Moretti como Nansen, el pintor expresionista– muestra lo ajena que se nos ha vuelto la reelaboración del pasado tal como se daba en 1968. Tal vez por eso, Schwochow se concentró sobre todo en el conflicto de padre e hijo y no tanto en el tema de cómo cumplir con el deber bajo un régimen injusto como el de los nacionalsocialistas. En su película siempre es invierno, nubes grises pasan por el mar de Frisia, las personas parecen totalmente perdidas en el paisaje extenso. En este mundo la Segunda Guerra Mundial parece muy lejana, sólo aparece a través de un ataque aéreo a baja altura y del desertor, el hermano de Siggi Jepsen (Levi Eisenblätter). El abordaje de Schwochow de la materia original es, en sus mejores momentos, una historia familiar, la lucha de dos hombres por el alma y la lealtad de un niño. Pero también es un desesperanzado y oscuro estudio caracterológico de un padre brutal y autoritario, comparable con La cinta blanca de Michael Haneke.
La lección de alemán: la lucha de dos hombres por el alma y la legalidad de un niño. La lección de alemán: la lucha de dos hombres por el alma y la legalidad de un niño. | Foto (detalle): © ZDF/Georges Pauly

El horror detrás de una atmósfera apacible

¡Qué diferente es, por el contrario, la ligera y etérea adaptación de Caroline Link del clásico infantil Cuando Hitler robó el conejo rosa! El bestseller mundial de Judith Kerr, publicado en 1971, también trata del capítulo más oscuro de la historia alemana. Pero el terror no aparece, solamente está insinuado. Por supuesto, el libro autobiográfico trata de la huida y la emigración, de las amenazas de muerte de los nacionalsocialistas a una ilustre familia judía. El libro y la película cuentan la huida de la familia a Suiza, después a París y por último a Londres. Caroline Link logra mostrar un mundo apacible y directamente paradisíaco y la vez transmitir que esa no es la realidad. Su Suiza es tan entrañable y de un cielo tan celeste como su París romántica y mundana; las luces de la Torre Eiffel llegan a alumbrar la humilde buhardilla de la familia. Ese el mundo de la niña y de su hermano mayor, a los que los padres, con su amor y perspicacia, cuidan y protegen del mal mayor. Caroline Link le dio el papel de Anna a la joven promesa Riva Krymalowski, que fue a la misma escuela primaria que Judith Kerr en los años treinta. La naturalidad fresca y vivaz de esta joven actriz impregna toda la película. Es una auténtica figura con la que pueden identificarse especialmente los niños. En consonancia con el original infantil, Link omite mostrar el horror, pero el horror está siempre ahí y es evidente cómo termina todo para aquellos que no logran huir.
Rodaje de Cuando Hitler robó el conejo rosa de Judith Kerr. Rodaje de Cuando Hitler robó el conejo rosa de Judith Kerr. | Foto (detalle): © picture alliance/SZ Photo/Florian Peljak

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