Entrevista con Matías Bize: frutos de una residencia en Berlín

Matías Bize es uno de los más destacados directores de cine chilenos de la nueva generación, junto con Sebastián Lelio, Pablo Larraín, Sebastián Silva y muchos otros. Ahora estrena "La memoria del agua", que desarrolló durante el primer "Berlinale Residency" y de paso profundizó su historia de amor con Alemania.
 

Dreharbeiten zu "Die Erinnerung des Wassers" © CENECA Producciones
La relación de Matías Bize con Alemania comenzó hace más de una década, cuando era un estudiante recién graduado de la Escuela de Cine de Chile y su productor Adrián Solar –quien desde su exilio está ligado a Alemania- presentó su primera película Sábado (2003) en el Festival de Mannheim. La película está rodada en una sola toma de una hora sin cortes y sigue a una novia que descubre la infidelidad de su pareja justo antes del matrimonio. Causó sensación: se llevó el premio Rainer Werner Fassbinder y el premio FIPRESCI de la prensa internacional, y luego se exhibió varios meses en Alemania con el título Sábado: Das Hochzeitstape. Desde ahí estuvo pavimentado el camino de su carrera, que ha ido en ascenso. También mantiene ciertos elementos en común: historias sobre relaciones de pareja, el guión co-escrito con Julio Rojas, la producción de Adrián Solar, y un sello muy personal para narrar con delicadeza y elegancia. Algo que resalta especialmente en su último trabajo, La memoria del agua (2015), sobre el amor de una pareja que ha perdido un hijo y lucha por sobreponerse a su ausencia.

Con este guión participó de la primera Berlinale Residency, un programa de becas para seis jóvenes directores emergentes. Estuvo cuatro meses en Berlín compartiendo con becarios de Irlanda, Israel, Filipinas, Irán y Países Bajos, desarrollando su próximo proyecto que ahora se estrena en Venecia. También será parte de la competencia internacional del Festival de Cine de Santiago, SANFIC 11, donde se enfrenta a Victoria, de Sebastian Schipper, otra película hecha en una sola toma. Profunda y delicada para enfrentar una temática difícil, Matías Bize está seguro que La memoria del agua es su mejor película a la fecha, y que la pasada por Berlín fue clave para ello.


Qué significa Alemania para ti?

Mucho. Tuvo que ver la relación con Adrián, que vive en Alemania. Y también con haber ganado el Premio Fassbinder en Mannheim, con mi primera película. Era el primer festival de mi vida y fue inolvidable. Sábado llamó mucho la atención, era muy particular y tenía ese estilo de video casero. Después En la cama fue una coproducción con Alemania, de hecho la post producción se hizo en Babelsberg y recibió fondos de fomento alemanes. Estuve en Berlín y en Colonia dando entrevistas y fue una muy buena experiencia.


Cómo quedaste seleccionado para la Berlinale Residency?

Me enteré del programa y postulé el 2011 con un primer guión de La memoria del agua. Estuve de agosto a diciembre del 2012 en Berlín, luego asistí al Market en marco de la Berlinale y nos fue muy bien. Es una coproducción con Alemania (Niko Film), España, Argentina y Chile. ZDF y Arte también se sumaron al proyecto aún en estado de guión, lo mismo la Televisión Española. Eso habla de lo bien que trabajan en Europa, porque creen en proyectos mucho antes de que exista la película lista.


Cómo fue el proceso de desarrollo?

Llegué con una primera versión, que tenía la misma energía y emoción de la película, pero muchos más diálogos y personajes. Trabajamos con Julio Rojas a la distancia, y tuve a Coral Cruz como asesora de guión. Ella ya había asesorado La teta asustada, y yo me iba dos días al mes a trabajar con Coral a Barcelona. En esos cuatro meses el guión tomó el formato definitivo y se hizo muy sólido. En ese periodo fue que Elena Anaya, que ha trabajado con Almodóvar, leyó el guión y me mandó un email de cinco páginas para decirme que ella quería ser parte de la película. El guión en realidad nos abrió todas las puertas. En Berlín fue maravilloso poder estar cien por ciento enfocado en el proyecto. Arrendé un departamento en Kreuzberg. Trabajé muchísimo, pero me obligué a conocer toda la ciudad en bicicleta y fue perfecto. Fue muy inspirador ver a la gente en su cotidianeidad, conocer Berlín me encantó.


Qué es lo que más valoras de esa experiencia?

Fue muy bueno estar sin distracciones para trabajar en la película. Me lo tomé muy en serio. No nos llenaron de actividades, solo unas pocas, como reunirnos entre los seis participantes y mostrarnos las películas que habíamos hecho. También tuvimos una charla con Werner Herzog, que venía de hacer Death row. Eso fue increíble. No había obligaciones, no había presión. Al final de la Residency tuvimos un encuentro con gente de la industria, para leer nuestros guiones y obtener feedback, ver el potencial de cada proyecto. Nos fue muy bien, y sus comentarios nos sirvieron mucho. Lo mejor fue trabajar con tiempo y tranquilidad, y contar con el sello de calidad de la Berlinale, que nos abrió muchas puertas. Me encantó Berlín y quiero postular a una beca del DAAD. La ciudad se me hizo fácil, la gente fue muy amable. Sigo en relación con Alemania, nuestro distribuidor es Global Screen y han hecho un gran trabajo, por eso también el estreno en el Festival de Venecia.

 
Matías Bize (1979) estudió cine en Santiago. Su primera película, Sábado (2003) ya tuvo como productor a Adrián Solar y ganó varios premios en el Festival de Mannheim; además estuvo meses en cartelera en Alemania. Su siguiente cinta, En la cama (2005) se estrenó en Locarno y ganó varios premios internacionales. Luego vino Lo bueno de llorar (2007), que rodó en Barcelona, y con La vida de los peces (2010) recibió el Premio Goya, entre otros galardones. En 2012 participó de la primera versión del Berlinale Residency y trabajó en el guión de La memoria del agua (2015) que participará de Venice Days, la sección de cine independiente del Festival de Venecia, y representa a Chile en la competencia internacional del Festival SANFIC 11 en Santiago.