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Literatura infantil y juvenil
Rostros distintos de los otros

Al mercado del libro ilustrado alemán le sigue costando abordar protagonistas de piel oscura. Un camino hacia una mayor diversidad es la publicación de traducciones.
Al mercado del libro ilustrado alemán le sigue costando abordar protagonistas de piel oscura. Un camino hacia una mayor diversidad es la publicación de traducciones. | Foto (detalle): © Baobab Books

Los libros infantiles marcan la visión del mundo con que crecemos. Por eso en los últimos años se les reclama a las editoriales que en sus colecciones infantiles reproduzcan la diversidad cultural y social, algo que, sin embargo, sólo ocurre de modo esporádico.

De Sonja Matheson

Los conceptos de migración, integración, identidad y diversidad agitan los actuales debates político-sociales. Y en estas discusiones, la literatura infantil es cada vez más objeto de la atención pública: cuando se trata de diversidad cultural, los libros infantiles son espejo pero también superficie de proyección de la sociedad. En 2013, por ejemplo, se encendió el debate sobre si en las nuevas ediciones de los clásicos infantiles se debía reformular las palabras de connotación racista o sexista. Así, en la nueva edición de Pipi Langstrumpf in Taka-Tuka-Land (Pipi Mediaslargas en el país de Taka-Tuka) el Rey de los Negros se convirtió en el Rey de los Mares del Sur. “¡Racismo!”, dicen unos. “¡Censura!”, dicen otros.

El debate no es nuevo: ya en los años setenta se cuestionaba desde qué perspectiva debían representarse las personas de culturas diferentes; cuánto y qué lugar debía recibir el otro o lo otro. Para quien haya crecido en los años sesenta o setenta, “lo diferente” se mostraba en reyes negros y gordos que eran derrotados, en aventureros blancos que se encontraban con personas necesitadas o en huérfanos negros enviados a Europa por correo.

Con el correr de los años esto cambió: se tematizaron los conflictos sociales y la xenofobia y también las condiciones de vida de las minorías. Pero lo que no cambió es que, salvo por algunas excepciones, siguieron siendo escritoras o escritores blancos europeos o estadounidenses los que escribían sobre huérfanos indios, sobre la historia de África o la vida en las reservas indígenas de los Estados Unidos.

Diversidad y sensibilidad

Treinta años más tarde, los temas de identidad y diversidad son más actuales que nunca. En 2015 llegaron a Europa cientos de miles de migrantes. La literatura infantil no tardó en producir los primeros libros sobre historias de huidas en un tono de profunda preocupación. Algunas obras exhiben un alto nivel literario y un abordaje profundo del tema. En otras, sin embargo, se ve lo difícil que es escribir sobre los “otros” sin escapar a los estereotipos, las atribuciones esquemáticas y las simplificaciones.

Desde entonces la consigna actual en el mercado del libro es la “diversidad”. Sobre las editoriales crece la presión para que reproduzcan en sus catálogos esta multiplicidad que, por otra parte, no se define más en detalle. Las editoriales reclutan casa vez más a los llamados sensitivity readers para que evalúen si los textos tienen un lenguaje racista, colonialista o que ejerce la discriminación o marginación. Ahora bien, queda la duda de si esto es suficiente.

Un estudio del British Arts Council muestra, por ejemplo, que en el mercado anglosajón del libro infantil apenas si se refleja la diversidad social. No hay cifras comparables al caso del ámbito germanoparlante pero es evidente que también allí existe un déficit. Al mercado del libro le sigue costando abordar a protagonistas de piel oscura. En las editoriales más grandes, sólo se encuentran de modo esporádico auténticas voces e imágenes de otros espacios culturales.

Voces de otros ámbitos culturales

Un aspecto que se debe valorar positivamente es el alto porcentaje de traducciones en el mercado del libro alemán, que en 2017 constituyeron alrededor de un veinte por ciento de las novedades editoriales del rubro libro infantil. Una traducción no garantiza diversidad pero la literatura de otro espacio lingüístico o cultural lleva lo “otro” intrínsecamente en sí.

Por su parte, algunas editoriales pequeñas practican la diversidad en la literatura infantil desde hace años. Algunas son: Baobab Books, Edition Orient o también Edition Bracklo. Baobab Books, de Suiza, publica en lengua alemana libros infantiles y juveniles de todo el mundo. Edition Orient trae al mercado del libro alemán la moderna literatura oriental, mientras que Edition Bracklo se ha especializado en libros infantiles multiculturales. En el campo de la novela gráfica, son actores importantes las editoriales Reprodukt y Avant.

Para que los niños y jóvenes encuentren en los libros un mundo tan heterogéneo como digno de ser vivido, no alcanza con reclamarles diversidad a las editoriales. Se necesitan autores, traductores, libreros, pedagogos, críticos y lectores que estén dispuestos a recorrer caminos desconocidos. Muy satisfactorias son por eso las iniciativas que se proponen ayudar a que tengan más visibilidad los libros infantiles que reproducen la diversidad y las “otras” visiones del mundo. Por ejemplo, el “Kinderbuchsiegel”, una distinción que desde 2019 se otorga a las novedades que salen sin clichés ni lenguaje discriminador. O el proyecto “Welcome to my library”, que trabaja junto con organizaciones de migrantes para que las bibliotecas y jardines de infantes del estado Sachsen-Anhalt se abran interculturalmente.

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