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Violencia Monumental, De Alemania a los Estados Unidos

Mauer - Vergangenheit, Gegenwart, Zukunft
Graphic Recording del viaje de los fellows de Modelando el pasadao hacia Berlín. | © Johanna Benz 2019

Joel García reflexiona sobre su tiempo en Berlín, sobre todo en las formas en las que la antes dividida ciudad ofrecía un sitio para enfrascarse con fronteras y monumentalidad en los EE.UU., y considera narrativas y libertad y supremacía blanca.

de Joel Garcia
 
Como un indígena de ascendencia Huichol, cuya familia se vio impactada por legislación de odio como la Ley de Repatriación Mexicana (deportación masiva de nativos americanos, mexicanos y mexico-estadunidenses de los Estados Unidos entre 1929 and 1936) disfrazada de estrategias de alivio económico, esta reflexión es un momento para que haga una pausa y analice dos trayectorias: la época pre-holocausto en Alemania y lo que está sucediendo ahora en los EE.UU. A partir de solo una muestra limitada de mi visita a Berlín junto con mi investigación extensiva de toda la vida, experiencias y análisis de la supremacía blanca, aliento a la gente a leer esta publicación para entender esta reflexión desde la perspectiva de un indígena que vive en el Sur de California.

Aunque California se considera un estado progresivo, en realidad es un lugar donde el racismo está profundamente arraigado en su fundación, partiendo desde el proyecto de la Misión y la Fiebre del Oro, los cuales buscaron una depuración étnica en esta región.

Lo que me sorprendió sobre el camino al Holocausto fueron las narrativas cuidadosamente construidas para deshumanizar a la gente, muy parecidas a la forma en que los medios y políticos usan el lenguaje para pacificar el odio. Apenas el verano pasado, El Paso sufrió un tiroteo que mató a 20 personas. A esa gente la asesinó un hombre blanco de 21 años quien dejó un “manifiesto”, pero aun así, los medios escarbaron en sus diccionarios para salir con el uso de la palabra, “diatriba” para evitar usar la palabra manifiesto, y por lo tanto, vincular su actividad a un acto de odio, o más bien, evitar confirmar que fue un acto de odio.

California usó lenguaje creativo en sus leyes para legalizar el cometer actos de genocidio y desplazar pueblos indígenas. California no es el único lugar que hizo esto y si saltamos a Arizona a principios de los 2000s, vemos que ese estado sirvió como prueba para este tipo de legislación a través de la SB1070 y otras leyes que nunca pasaron de la etapa de propuesta. La estrategia con este aparato de pensamiento fue usar el lenguaje más indignante para poder probar qué tanto toleraría el público. Kris Kobach, el autor de la SB1070, se unió desde el principio al equipo de Trump.

Esta forma de violencia pública y legal de lenta preparación y aumento exponencial es justo lo que tuvo lugar en Alemania. Por un lado, tienes las muestras muy públicas de violencia de la policía e individuos lo cual crea una respuesta específica de más “seguridad” a través de la legislación. Y cuando el miedo nos mueve y se nos da a un grupo étnico como chivo expiatorio, el público normalmente renuncia a la “libertad”. Fue exactamente así como se creó el Departamento de Seguridad nacional. Todos recordamos al presidente Bush (el hijo), pero olvidamos rápidamente a los hombres detrás de él que movían los hilos, como el vicepresidente Cheney y el secretario de defensa Rumsfeld, hombres con ambiciones de toda la vida y con conexiones a industrias que se alimentan de sangre, como Halliburton.

En Alemania, personajes como Heinrich Himmler, que son lo suficiente hábiles como para saber que estar en el ojo público restringe sus verdaderas intenciones, saben que la influencia tras bambalinas es mucho más poderosa. Himmler pudo acumular control de la policía estatal, luego de la policía nacional y por último, de Polonia y los territorios ocupados.

En los EE.UU., por mucho que queramos que Trump sea el único conspirador y persona responsable detrás del resurgimiento del odio en este país, debemos buscar más profundo en las sombras para reconocer los rostros y sistemas en nuestros propios barrios que validan sus excentricidades, aceptan la retórica y, por último, mantener la supremacía blanca al pacificarla, a través de cómo hablamos de las cosas o cómo no hablamos de supremacía blanca.

Überlegungen zur Sprache der Unterdrückung Las comparaciones de Joel García entre el lenguaje utilizado para describir el reasentamiento de Roma y Sinti durante la Segunda Guerra Mundial y el lenguaje utilizado para describir a las minorías e inmigrantes en los Estados Unidos en 2019. | © Joel Garcia 2019
 

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