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Lo Que Se Ve No Se Pregunta
Lo queer y la latinidad

Juan Gabriel
Foto: Viva Iquique (www.vivaiquique.com) / via Wikimedia, CC BY 2.0

La historia latinoamericana de lo queer se extiende a través de varias generaciones, que produjeron famosos exponentes: Juan Gabriel, Frida Kahlo y Chavela Vargas. Liliana Macías usa el ejemplo de estas luminosas personalidades para arrojar luz sobre las complejas conexiones entre lo queer y la latinidad.

De Liliana Macías

Durante 45 años el cantante y compositor mexicano Juan Gabriel sedujo al público de todo el mundo con su hermosa voz, sus conmovedores textos y sus presentaciones, rutilantes y extravagantes. A estas presentaciones le debe también el mote de “El Divo de Juárez”.

Desde los inicios de su carrera hasta su muerte, en 2016, Juanga, como lo llamaban sus fans, estuvo expuesto a especulaciones sobre su posible homosexualidad. Cuando en 2002 fue insistentemente cuestionado en una entrevista por un reportero acerca de su orientación sexual, dio una respuesta que resumió la diversidad de intersecciones entre lo queer y la latinidad a través de las generaciones: “Lo que se ve no se pregunta.”

La teoría de la carne

La ambigüedad de la respuesta, que no permite determinar la orientación de Juan Gabriel, da una idea de cómo los queers latinoamericanos manejan su identidad. Una identidad definida por eso que Gloria Anzaldúa y Cherríe Moraga en su publicación This Bridge Called My Back: Writings by Radical Women of Color denominan “theory in the flesh” y que describen de la siguiente manera:

“Uma teoria da carne é uma teoria em que as realidades físicas de nossas vidas, nossa cor de pele, a terra ou o concreto do ambiente onde crescemos, nossas preferências sexuais, ou seja, tudo se funde para criar uma política surgida a partir da necessidade.”

(„Eine Theorie des Fleisches steht für eine Theorie, bei der die physischen Realitäten unseres Lebens – unsere Hautfarbe, das Land oder der Beton, auf dem wir aufgewachsen sind, unsere sexuellen Vorlieben – allesamt miteinander verschmelzen, um eine Politik zu schaffen, die aus der Not erwächst.“)
 
Con su extravagancia que llegaba a coquetos gestos queers, Juan Gabriel mostraba de manera inconfundible quién era. Su trayectoria artística abarca 45 años, un repertorio de casi 2 mil canciones y cientos de presentaciones frente a un público entusiasta. Juan Gabriel fue adorado por fans de todas las orientaciones sexuales. Incluso los machos de siete suelas se veían conmovidos hasta las lágrimas por sus canciones.

Historias queers a través de las generaciones

El amor que los fans latinoamericanos le ofrendaron a Juan Gabriel no fue un fenómeno excepcional de la época, sino que más bien se vincula con la historia de lo queer. Tampoco Frida Kahlo, una de las artistas mexicanas más populares, ocultó su naturaleza queer. La lista de sus amoríos va desde la famosa pintora estadounidense Georgia O'Keeffe hasta la talentosa actriz Josephine Baker. Durante toda su vida, Kahlo gozó de la admiración internacional, gracias a que tuvo la posibilidad de presentar su arte en todo el mundo.

Frida Kahlo y Chavela Vargas

Frida Kahlo Foto: Guillermo Kalho, Sotheby's, Wikimedia, Public Domain Entre los affairs de Kahlo se encuentra también la cantante Chavela Vargas, igualmente talentosa y con una gran tendencia hacia la autodestrucción. Chavela Vargas nació en Costa Rica, pero cuando se le preguntaba por su nacionalidad respondía, orgullosa: “mexicana”. Esto lo enfatizó incluso en su lecho de muerte, cuando dijo: “Me voy con México en el corazón.” Su amor por México fue bien correspondido, en el curso de su carrera artística fue recibida con los brazos abiertos por el público mexicano.

Con poncho y guitarra: Chavela Vargas conquista territorios masculinos

Vargas salió de Costa Rica a los 17 años y se fue a México. De ahí en adelante vistió ropas masculinas, se dio al alcohol y cantó canciones rancheras de manera inigualable. Las rancheras son canciones mexicanas conocidas por sus textos melancólicos y desgarradores sobre amores contrariados, normalmente cantadas por hombres. Vestida con un poncho y armada con su guitarra, Chavela, casi siempre ebria, cantaba tristes rancheras que dejaban a su público sin palabras y conmovido hasta las lágrimas.

Affairs hollywoodenses y el declive

No pasó mucho tiempo antes de que Chavela se emborrachara con el padre de las rancheras mexicanas, José Alfredo Jiménez, quien le dio un mayor impulso a su carrera. Durante esa época Chavela tuvo varios affairs con mujeres, y solía alardear de las famosas actrices hollywoodenses que se enamoraban de ella cuando vacacionaban en México. No obstante, el alcoholismo de Chavela y su incapacidad de frenar su agresividad fueron su perdición y desapareció casi treinta años de los escenarios.

Comeback con final feliz y un compromiso

Chavela Vargas Foto: Raúl Serrano, Wikimedia/Flickr, CC BY-SA 2.0 En 1991 Chavela le puso fin a su largo receso, después de haber dejado el alcohol y de mostrarse dispuesta a volver a cantar en público. El famoso director español Pedro Almodóvar, conmovido profundamente por su música, la ayudó a recuperar la popularidad. Así sucedió que Chavela, a los 83 años de edad, se pudiera presentar ni más ni menos que en el Carnegie Hall. También a los 83 años, Chavela reconoció oficialmente su sexualidad. En su biografía escribe al respecto: “Nunca he estado con un señor, nací así, no lo presumo, tampoco lo pregono, pero no lo niego.”

Esta confirmación de su homosexualidad –como en el caso de Juan Gabriel– no fue una sorpresa para muchos: Chavela siempre se fue fiel a sí misma.

Juan Gabriel, Frida Kahlo y Chavela Vargas son sólo algunos ejemplos de la historia latinoamericana de lo queer, que se extiende más allá de las fronteras y de los siglos. Cada uno de ellos vivió su respectiva “teoría de la carne”, mientras que nosotros, la nueva y joven generación queer, mantenemos viva la llama de su –y ahora nuestra– resistencia. A veces lo hacemos mejor, a veces peor
 

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