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EL DESPACHO DE DISEÑO CHEZWEITZ
Universen on demand

Sonja Beeck y Detlef Weitz
Sonja Beeck y Detlef Weitz | © chezweitz

La innovadora escenografía de la exposición Queer as German Folk es una creación del despacho de diseño berlinés chezweitz, que también surte con sus conceptos de espacio a los museos más grandes e importantes del mundo. Una visita a domicilio.

En la década de 1990, cuando en Berlín todavía no existía el club Berghain y si acaso había una que otra galería, en esa época, uno pasaba el fin de semana en chezweitz. En realidad, era sólo un departamento estudiantil en la Plaza Winterfeldt en Berlín, pero el estudiante que vivía ahí se llamaba Detlef Weitz, y ya desde entonces sabía cómo transformar una habitación normal en una galaxia en la que todos se sienten bien, inspirados y felices.
“Cortábamos cabello, hacíamos fiestas, exponíamos arte”, dice Weitz hoy y sus grandes y vivaces ojos sueñan por un momento con el pasado. “Los fines de semana aquello era casi como un bar, un espacio experimental, ahí fue cuando se estableció el nombre. Cuando fundé después el despacho, me pareció muy adecuado para las cosas que quería hacer.”

Lo que quería hacer, y lo que hace hoy con su socia Sonja Beeck y con más de veinte colaboradoras y colaboradores en dos lofts impresionantes en el barrio de Kreuzberg, se llama “escenografía museal y urbana”. Y, es verdad, no se puede uno imaginar mejor nombre para ello que chezweitz. Porque puede que Detlef Weitz haya estudiado arquitectura y que antes de eso haya trabajado en un banco, pero lo que siempre ha sido y seguirá siendo es el perfecto anfitrión. Alguien que puede diseñar el espacio ideal para cualquier ocasión.

El despacho chezweits hoy se considera uno de los mejores de su tipo, algunos dirían: el mejor que existe. El equipo diseña exposiciones de arte y temáticas para los museos más grandes e importantes del mundo, al mismo tiempo, desarrollan estrategias “para la percepción modificada y el uso del espacio urbano”, como lo definen ellos mismos. Actualmente, por ejemplo, Weitz y Beeck están trabajando en la escenografía de la nueva exposición permanente del Museo Judío en Berlín, están preparando la transformación del Museo de Viena, y también el diseño de interiores del nuevo Museo de Bauhaus en Dessau está en sus manos.

Se podría discutir cuál proyecto significó la consagración de chezweit. El primer encargo que recibió Weitz después de graduarse fue el diseño de la exposición Ser humano, en el parque temático de la Expo 2000 en Hannover; probablemente sea imposible empezar a mayor escala. Al propio Weitz se le ocurre la exposición sobre Pasolini en la Münchner Pinakothek der Moderne, en Múnich, en el año de 2004 (P.P.P. – Pier Paolo Pasolini und der Tod; P.P.P. – Pier Paolo Pasolini y la Muerte). “Ése fue un proyecto clave”, dice. “Porque se analizó a Pasolini como pintor, realizador fílmico y escritor, y nos impusimos como objetivo encontrar un lenguaje para cada uno de esos campos.” Para el cine, por ejemplo, eso significó una videoinstalación en 12 partes, exhibida en 400 metros cuadrados, algo que nunca se había intentado antes.

 

Te das cuenta de que puedes crear universos sólo con paredes.

No menos importante es la gran exposición sobre Andy Warhol para el Stedelijk Museum en Ámsterdam y el Moderna Museet en Estocolmo, con 706 obras que luego viajaron a Londres y Columbus. O la exposición que itineró por todo el mundo, Hilma af Klint. O Louise Bourgeois, en Estocolmo y Copenhague. “Se trata de redescubrir el contenido conceptual de un o una artista; de comprender por qué hay que transmitir ese contenido siempre de manera nueva”, dice Detlef Weitz. Afirma que lo que intenta es interpretar los espacios de manera biográfica y para cada obra específica, para a partir de ello desarrollar algo totalmente nuevo. “Te puedes enterar de muchas cosas nuevas sobre las y los artistas cuando desarrollas el espacio de manera inteligente”, dice. “Te das cuenta de que puedes crear universos sólo con paredes.”

En la nueva exposición Queer as German Folk, que se concibió en colaboración con el Goethe-Institut y el Museo Gay de Berlín, se trata de universos que chezweitz explora con las herramientas de la escenografía: nuevas perspectivas y voces de la historia del movimiento queer nunca antes vistas ni oídas. Lagunas históricas que se llenan por primera vez. Una exposición que se debe poder montar en todo el mundo con los recursos más simples de los que se pueda echar mano, que debe funcionar en espacios de tamaño totalmente diferente, incluso fuera de un marco museístico. “Fueron condiciones extremas”, dice Weitz. “Pero así se desarrolla la creatividad.”

Cuenta que fue junto con las curadoras Birgit Bosold y Carina Klugbauer que surgió la idea de la exposición on demand. Al principio fue más bien una broma, dice Weitz. Bosold y chezweitz se conocen desde que concibieron juntos en 2015 en Berlín la celebrada exposición Homosexualität_en, en el Museo Histórico de Berlín y en el Museo Gay de Berlín. Desde entonces, hay entre ellos una confianza incondicional. Sobre todo, cuando se trata de andar nuevos caminos.

“Pensamos que esta vez teníamos que funcionar un poco como un pedido en línea: objetos de exhibición que uno mismo pudiera imprimir, pero que no colgaran en la pared sino en racks para ropa.” Usar sólo formatos universales, que se pudieran emplear de manera global. Camisetas que se convierten en superficies de exhibición, cintas adhesivas impresas que cuentan historias.

Un espacio de experimentación, como antes. Y como hoy y mañana.
 

 

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