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Legados y resistencias
Mediáspora mexicana y descolonialidad

Descolonización - St. Paul, Minnesota: Participantes del "Día sin inmigrantes" el jueves 16 de febrero de 2017.
Participantes del “Día sin inmigrantes” el 16 de febrero de 2017 en St. Paul, Minnesota. Inmigrantes de todo el país se quedaron en casa, sin trabajar ni ir a la escuela, para demostrar lo importantes que son para la economía y el modo de vida de los Estados Unidos, y muchos negocios cerraron en solidaridad. | Foto (detalle): David Joles © picture alliance/AP Images

Hoy hay aproximadamente 36 millones de personas de origen mexicano en los Estados Unidos, la gran mayoría nacidas en ese país y, sin embargo, enfrentan discriminación y un sentido de otredad. Frente al creciente conservadurismo y xenofobia resulta fundamental recuperar y comunicar voces desde la mediáspora mexicana a fin de descolonizar el discurso político.

De Eduardo Luciano Tadeo Hernández

En los cuerpos latinoamericanos existen heridas de múltiples colonizaciones: primero, encontramos el impulso expansionista de los imperios europeos en América Latina, principalmente España, Portugal, Francia e Inglaterra, quienes entre otras cosas impusieron sus idiomas e introdujeron conceptos raciales que estructuraron el mundo social; después, una vez ganada la independencia, los nuevos liderazgos regionales sucumbieron ante el sueño moderno de la construcción del Estado-Nación, crearon instituciones y símbolos culturales en el idioma colonial y, en el proceso, iniciaron la colonización interna de las poblaciones indígenas; en un tercer momento, las ideas de progreso y desarrollo de los Estados latinoamericanos no se tradujeron, necesariamente, en la disminución de desigualdad social  y con ello vinieron movilizaciones de latinoamericanos hacia el Norte. Particularmente en los Estados Unidos buscaron el sueño americano, y encontraron en realidad un nuevo colonialismo capitalista, constructor de otredades.
 
A pesar de la historia compartida, cada sociedad latinoamericana tiene su propia versión del trayecto descrito. México, por ejemplo, después de independizarse de España se enfrentó con la preocupación inmediata de cómo coexistir con los Estados Unidos, por la vecindad fronteriza. La construcción del nacionalismo mexicano tuvo al norte como una inspiración para fortalecer su discurso cultural excepcional, lo cual se profundizó tras las invasiones estadounidenses del territorio mexicano en 1848. Además de la pérdida de territorio, el suceso marcó la historia de la diáspora mexicana, cuyos integrantes pasaron de vivir en su hogar a convertirse en el “otro”, habitante del espacio territorial estadounidense. Desde entonces, ha habido otras movilizaciones de mexicanos hacia el norte por motivos económicos e inclusive diversas generaciones han nacido en dicho país. Pero, la lucha y la resistencia contra la hegemonía cultural estadounidense se mantienen constantes, por ello es relevante el reconocimiento de la agencia de los sujetos diaspóricos a partir de la observación de sus propios medios de representación

​“Después, una vez ganada la independencia, los nuevos liderazgos regionales sucumbieron ante el sueño moderno de la construcción del Estado-Nación, crearon instituciones y símbolos culturales en el idioma colonial y, en el proceso, iniciaron la colonización interna de las poblaciones indígenas.”

Descolonización del discurso político y cultural

Los Estados Unidos son la gran fábrica de la representación cultural contemporánea. Históricamente, desde la hegemonía cultural, las referencias a los sujetos de origen mexicano han sido, por decir lo menos, estereotípicas. Con mucha mayor contundencia desde el siglo XX, el cine de Hollywood, los medios de comunicación estadounidenses con alcances globales y los discursos políticos en Washington marginalizaron y construyeron al sujeto mexicano como el otro exótico, poco confiable, invasor, peligroso y hoy se agregan violador y narcotraficante, con claras consecuencias para la imaginación colectiva estadounidense y el trato a las personas de origen mexicano. El asesinato en 2019 de personas de origen mexicano en el Paso, Texas, es muestra de ello. Ante la urgencia por contrarrestar el discurso hegemónico, es necesario reconocer los legados que los mexicanos han dado a la sociedad estadounidense, pero también las distintas formas creativas y culturales de resistencia que han llevado a cabo a lo largo de su presencia en los Estados Unidos.

​“... en los Estados Unidos buscaron el sueño americano, y encontraron en realidad un nuevo colonialismo capitalista, constructor de otredades.”

Como giro descolonial contra la gran narrativa cultural-hegemónica, planteo el término mediáspora para pensar en esos legados y resistencias de las personas de origen mexicano en dicho país que, cabe mencionar, no son un grupo homogéneo, sino un gran universo de lo diverso. Así, con el concepto mediáspora, que he desarrollado en mi trabajo académico, me refiero a los distintos espacios mediáticos en los cuales las diásporas construyen, negocian y comunican acerca de asuntos de relevancia para estas, sus Estados de origen y destino y otros actores no estatales. Las comunicaciones mediaspóricas pueden tener múltiples intencionalidades, algunas veces intentan preservar la identidad del grupo, por lo que son cerradas, otras tantas desean influir en la sociedad de destino en un sentido más amplio para, por ejemplo, cambiar los estereotipos asociados a las comunidades diaspóricas.

Voces femeninas

La mediáspora mexicana tiene historicidad, es decir se ha construido con base en las distintas generaciones que han atravesado por la experiencia migratoria en los Estados Unidos. Para reconocer el legado de las voces y resistencias femininas, observemos que desde el siglo XIX ha habido mujeres en distantas posiciones sociales en aquel país, preocupadas por la representación y el trato de lo mexicano y han utilizado le escritura como medio discursivo. El académico John-Michael Rivera nos recuerda que María Amparo Ruíz de Burtón sería la primera mexicana en publicar una novela en inglés en el siglo XIX, Who Would Have Thought it?, en donde trataría la cuestión mexicana desde una perspectiva femenina. El círculo social al que pertenecía, así como su talento e inteligencia facilitaron la publicación de su obra. 
 
Más tarde, en la segunda mitad del XX, y desde otras posiciones y preocupaciones sociales, encontramos a las mujeres feministas chicanas, que desde entonces han utilizado la literatura como vehículo de representación de su identidad étnica en la sociedad estadounidense. Este es el caso de la escritora chicana Sandra Cisneros y su libro The House of Mango Street que trata sobre la historia de una chicana que atreviesa por un proceso de reinvención de sí misma en los Estados Unidos. Claire Joysmith, quien ha hecho investigación sobre mujeres chicanas, documenta que este texto es utilizado en diferentes niveles dentro del sistema educativo estadounidense y se ha vuelto reconocido a nivel nacional.
 

“Así, con el concepto mediáspora, que he desarrollado en mi trabajo académico, me refiero a los distintos espacios mediáticos en los cuales las diásporas construyen, negocian y comunican acerca de asuntos de relevancia para estas, sus Estados de origen y destino y otros actores no estatales.”

Más recientemente, hay otros esfuerzos de mujeres de origen mexicano en los Estados Unidos que plantean nuevos discursos sobre la identidad mexicana, más desde el ámbito visual y textual. Uno de estos proyectos se llama Mex and the City y surgió en la ciudad de Nueva York, ya entrado el siglo XXI, para contar otras historias sobre los mexicanos y revertir los estereotipos. Utilizan como medios la fotografía, historias escritas e imagénes que difunden en redes sociales y otros espacios físicos. Marina Garcia-Vasquez, autora intelectual de la iniciativa, es hija de líderes del movimiento chicano que inició en la década de los sesenta en Estados Unidos, particularmente aquel grupo vinculado al teatro campesino, por lo que la resistencia desde el arte se muestra en este caso como un aprendizaje intergeneracional.
 
Hoy hay aproximadamente 36 millones de personas de origen mexicano en los Estados Unidos, la gran mayoría nacidas en ese país y, sin embargo, enfrentan discriminación y un sentido de otredad. Frente al creciente conservadurismo y xenofobia en el norte resulta fundamental recuperar y comunicar voces desde la mediáspora mexicana a fin de descolonizar el discurso político. Parafraseando a Cherríe Moraga, desde la mediáspora puede reconocerse la interdependencia con otros sujetos que se encuentran en los márgenes para poder resistir colectivamente desde las entrañas del monstruo.

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