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Ciberactivismo
Secreto Sarayaku

Pluma y mano
Los hombres de Sarayaku solo toman lo que necesitan para sobrevivir y aprovechan todo lo que cazan. | © Misha Vallejo

Ecuador, Amazonía. Una pequeña comunidad indígena, enfrentada con los intereses de la industria petrolera, lucha por preservar su tierra usando las herramientas de sus ancestros y el internet. Ésta es su historia. Un ensayo visual.

De Misha Vallejo

El pueblo kichwa de Sarayaku, en la Amazonía ecuatoriana, siempre ha tenido una conexión física y espiritual con la selva y sus seres supremos para mantener el equilibrio en su mundo. Creen en el Kawsak Sacha o “selva viviente”. El Kawsak Sacha está basado en la idea de que la selva es una entidad consciente y con derechos, cuyos elementos, incluyendo plantas, animales, seres humanos, ríos, viento, estrellas, etc., están vivos, tienen espíritu y están interconectados. Si se daña algún aspecto del todo, se desatará una reacción en cadena que afectará a las demás partes de la selva. Así, l*s kichwa solo toman de la jungla lo que necesitan para sobrevivir, nada más.
 
Ell*s creen que proteger su hogar es fundamental no solo para su propia supervivencia, sino también para la de la humanidad. Al documentar su vida diaria, este proyecto transmediático ofrece una reinterpretación de su cosmovisión.
 
A primera vista, esta historia podría parecer demasiado insignificante como para afectar la vida del planeta entero, pero no si lo vemos desde la cosmovisión de l*s kichwa. El pueblo kichwa cree que tod*s somos parte de este organismo grande y complejo que llamamos Tierra. Todo lo que afecte a l*s kichwa nos afecta a tod*s. Todo está conectado. En la época en la que vivimos, implementar esta filosofía en nuestra vida diaria podría significar la diferencia entre la extinción o la supervivencia.
 

El territorio de Sarayaku no es solo un espacio físico y geográfico sino el lugar desde donde elevamos nuestras emociones al entrar en conexión con el mundo de los Seres Protectores de los sitios vivientes, con quienes sostenemos relaciones que nos permiten reproducir nuestros sistemas económicos, nuestras tecnologías propias, nuestros conocimientos y ciencia; nuestra vida social, cultural, espiritual; nuestros sistemas organizativos y políticos para construir nuestro futuro, decidir nuestros destinos de forma autónoma y asegurar nuestra continuidad como pueblo originario.
–Extracto de la “Declaración Kawsak Sacha – Selva Viviente” escrita por el pueblo originario kichwa de Sarakayu.
 
Para hacer énfasis en esta conexión, l*s kichwa de Sarayaku usaron las redes sociales para convertirse en ciberactivistas: difunden su mensaje ambientalista y se conectan con partidari*s de todo el mundo por internet satelital. La comunidad está convencida de que al compartir su vida en la selva inspirarán a la gente de todo el mundo a implementar distintas estrategias en la lucha contra el cambio climático. Quieren que se les conozca a nivel internacional, no por vanidad, sino porque así les será mucho más difícil deshacerse de ell*s al gobierno y a las grandes petroleras: “Yo les estaba diciendo a los franceses que están ahí: ‘¿Qué podemos hacer?’. ‘No sé, ustedes se inventaron eso del petróleo, de las máquinas, ahora invéntense un motor que ande con agua. ¿Para qué me estás preguntando la solución a mí? Yo no lo inventé. [...] La propia tecnología, bien utilizada, puede salvar la selva”, explica Eriberto Gualinga, un cineasta de Sarayaku, en entrevista.

 

  • Un muchacho inspecciona la piel de un jabalí que está secando para usar de tambor. © Misha Vallejo
    2017. Un muchacho inspecciona la piel de un jabalí que está secando para usar de tambor. Antes de las celebraciones importantes, como la Uyantza Raymi, los hombres pasan varias semanas en lo profundo de la selva, cazando y pescando para toda la comunidad. La comunidad no desperdicia nada; usan todas las partes de los animales para comida, vestimenta o instrumentos.
  • Un pilche de chicha flota en el río sagrado Rotuno. © Misha Vallejo
    2017. Un pilche de chicha flota en el río sagrado Rotuno. La chicha es una bebida tradicional hecha de yuca. Para prepararla, se cuece la raíz varias horas y luego se machaca para hacer una especie de puré, después se mastica y se escupe, y al final se vierte en jarros de barro cubiertos de hojas para que fermente. Solo las mujeres preparan la chicha.
  • Retrato de Alejandro Gualinga con un sombrero que hizo al principio de la fiesta Uyantza Raymi. © Misha Vallejo
    2017. Retrato de Alejandro Gualinga con un sombrero que hizo al principio de la fiesta Uyantza Raymi. Antes de que empiece la celebración, los hombres pasan varias semanas cazando y pescando en lo profundo de la selva. En esta ocasión, se les permitó cazar un máximo de cuatro tapires, pero solo capturaron dos.
  • Magdalena Santi se esparce wituk por el pelo. © Misha Vallejo
    2016. Magdalena Santi se esparce wituk por el pelo. El wituk es un pigmento oscuro hecho de un fruto amazónico homónimo, y se puede quedar hasta dos semanas en el cabello. Este pigmento es una parte muy importante de las tradiciones de Sarayaku.
  • Los árboles de la selva son centros de biodiversidad que aseguran la continuación de la vida. © Misha Vallejo
    2019. Los árboles de la selva son centros de biodiversidad que aseguran la continuación de la vida. Algunos llevan milenios vivos y son cruciales para mantener el equilibrio espiritual; cada miembro de la comunidad puede comunicarse y conectarse con ellos.
  •  Javier Cisneros participa en una pelea en la plaza principal del pueblo durante la celebración de la Pachamama. © Misha Vallejo
    2015. Javier Cisneros participa en una pelea en la plaza principal del pueblo durante la celebración de la Pachamama.
  • Un muchacho sostiene el ala de un tucán. Los tucanes no solo se comen, sino que también se usan como adornos. © Misha Vallejo
    2017. Un muchacho sostiene el ala de un tucán. Los tucanes no solo se comen, sino que también se usan como adornos: sus cabezas y sus picos se usan de sombrero. Los hombres de Sarayaku solo toman lo que necesitan para sobrevivir y aprovechan todo lo que cazan. La carne se usa para comer; las pieles y plumas, para hacer ropa; y otros cueros se transforman en tambores.

Sin embargo, la conexión con el “mundo exterior” mediante las redes sociales es una espada de doble filo y ha causado una presencia cada vez mayor de la cultura occidental en la vida cotidiana de la comunidad.
 
La cosmovisión de Sarayaku no es lineal. Parece un círculo con cientos de nodos y de conexiones internacionales. Los frutos del proyecto son el libro ilustrado Secreto Sarayaku y el documental interactivo. Ambos están disponibles en línea.

El libro utiliza una narración circular que, por un lado, se concentra en la relación entre la comunidad y los Sacha Runakuna o Protectores Supremos de la selva. Se trata de seres mitológicos que no se pueden ver a simple vista (ni grabar a simple cámara, para el caso). Solo los yachackuna o sabios indígenas tienen acceso a ell*s mediante una conexión espiritual. Por otro lado, este libro brinda un análisis visual de la peculiar simbiosis que hay entre la comunidad y la tecnología del internet.

Mantengamos vivo a nuestro planeta

La narración del documental en línea está dividida en seis secciones, cada una enfocada en el ciclo de la vida. Los capítulos exploran los conceptos de nacimiento, infancia, adolescencia, adultez, vejez y muerte con entrevistas, videos que invitan a la reflexión, fotografías, audio, textos y otros materiales, algunos de los cuales fueron producidos por l*s mism*s miembros de la comunidad. Esta plataforma combina conocimientos indígenas ancestrales con conocimientos occidentales contemporáneos, en un intento por emular los elementos interconectados de la selva. Además, en cada sección, l*s visitantes tendrán que elegir entre varios caminos y descubrirán nuevas conexiones entre los elementos. La página de internet está planeada para explorarse como una selva virtual. Además de las secciones principales, la plataforma incluye un blog administrado completamente por la Asociación de Jóvenes de Sarayaku (SAMARUTA). También está conectado con la cuenta de Instagram @everydaysarayaku, que constantemente comparte fotografías de la vida cotidiana de la comunidad.

Cada uno de estos frutos del proyecto puede funcionar por separado o en conjunto. Este proyecto es una invitación a explorar esta selva de la información en la que el conocimiento occidental contemporáneo se funde con el de este pueblo originario. Por último, este proyecto pretende darle una voz fuerte a la comunidad y abrir el debate sobre cómo mantener vivo a nuestro planeta. Está claro que el mundo no puede existir sin la Amazonía.

 

  • Eriberto Gualinga se acomoda su tocado de plumas antes de la fiesta Uyantza Raymi. © Misha Vallejo
    2017. Eriberto Gualinga se acomoda su tocado de plumas antes de la fiesta Uyantza Raymi. Antes de esta celebración que sucede cada tres años, los hombres se internan en lo profundo de la selva para cazar. Solo toman lo necesario para su subsistencia y aprovechan todo lo que cazan: se comen la carne; usan los cueros para hacer tambores, y las pieles y plumas para hacer ropa.
  • Celso Aranda toma chicha en el tercer día de la celebración Uyantza Raymi. © Misha Vallejo
    2017. Celso Aranda toma chicha en el tercer día de la celebración Uyantza Raymi. La chicha es una bebida tradicional hecha de yuca. Para prepararla, se cuece la raíz varias horas y luego se machaca para formar una suerte de puré, después de lo cual se mastica y se escupe, y al final se vierte en jarros de barro cubiertos de hojas para que fermente. Solo las mujeres preparan la chicha.
  • Sangre de un bagre en el río Bobonaza. © Misha Vallejo
    2017. Sangre de un bagre en el río Bobonaza. Antes de las celebraciones importantes, los hombres organizan un viaje de pesca comunal en el que usan barbasco, una sustancia lechosa extraída de la raíz de la planta homónima. Cuando la vierten al río, reduce temporalmente la cantidad de oxígeno en el agua, lo que confunde a los peces y hace que suban a la superficie. Entonces, los pescadores los capturan con arpones. Los peces que no capturan solo se ven afectados momentáneamente por la sustancia.
  • 2017. Un hombre toca el piguano (un tipo de flauta) durante el primer día del festival Uyantza Raymi. Trae puesto un sombrero hecho de la piel y la cabeza de un coatí y las manos pintadas con wituk. © Misha Vallejo
    2017. Un hombre toca el piguano (un tipo de flauta) durante el primer día del festival Uyantza Raymi. Trae puesto un sombrero hecho de la piel y la cabeza de un coatí y las manos pintadas con wituk. El Festival de la Caza es la celebración más importante de la comunidad. Cuatro equipos compiten en una cacería, en la que tienen prohibido matar especies en peligro de extinción. Antes se celebraba anualmente, pero la comunidad decidió hacerla cada tres años, para que los animales tengan más tiempo de reproducirse y así no afectar el equilibrio de la vida en la selva.
  • Retrato de Imelda Gualinga de camino a Wayusa Net, una choza con conexión satelital a internet. Es uno de los pocos lugares del pueblo con suficiente energía eléctrica para cargar baterías, celulares y computadoras. © Misha Vallejo
    2019. Retrato de Imelda Gualinga de camino a Wayusa Net, una choza con conexión satelital a internet. Es uno de los pocos lugares del pueblo con suficiente energía eléctrica para cargar baterías, celulares y computadoras.
  • Un sombrero hecho con un pico de tucán dentro de una bolsa de plástico a la orilla del río Bobonaza. © Misha Vallejo
    2017. Un sombrero hecho con un pico de tucán dentro de una bolsa de plástico a la orilla del río Bobonaza. Antes de las celebraciones importantes, los hombres se adentran en lo profundo de la selva para cazar comida para toda la comunidad. Cuando regresan al pueblo, se ponen trajes hechos con los animales que mataron.
  • Una choza iluminada con lámparas de energía solar en la plaza central de Sarayaku. © Misha Vallejo
    2017. Una choza iluminada con lámparas de energía solar en la plaza central de Sarayaku.

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