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Ecofeminismo
La unión de la justicia ecológica y social

La obra "Fosso Fóssil – sangria" de Mari Fraga
Esta obra de arte hecha de bitumen, el componente más denso del petróleo, representa la explotación de recursos fósiles. | Foto (detalle): © Mari Fraga

En todo el mundo se explota, saquea y contamina la naturaleza. Sin embargo, ¿cómo se relaciona eso con el patriarcado y nuestra comprensión de la humanidad? La artista e investigadora brasileña Mari Fraga observa el medio ambiente con una perspectiva ecofeminista y encuentra la respuesta a estas preguntas.

De Mari Fraga

La unión entre la mujer y la naturaleza en contraposición con una cultura masculina —hegemónica y omniabarcante— tiene una larga tradición. En mi investigación artística examino la analogía entre cuerpo y Tierra y tomo al cuerpo femenino como un símbolo de una relación más amplia entre la naturaleza y las personas no blancas, no occidentales y no masculinas. Para mí, ese vínculo entre lo femenino y la naturaleza está representado por dos cosas, la Madre Naturaleza y la selva.

Esas dos imágenes fundan el mito de la "mujer" en su función social al interior de la cultura patriarcal, al igual que el mito de la "naturaleza" como recurso explotable. Mientras que la selva es pura, virgen, aislada y funciona como un depósito natural de lo femenino y lo natural, la Madre Naturaleza construye una unidad mayor que nos nutre, garantiza la reproducción y está al servicio de la humanidad. Para mí, la idealización de estas dos imágenes alcanza su clímax en el mito de la Virgen María, quien es paradójicamente madre y virgen a la vez. Ella nutre, pare y sirve sin perder su inocencia. La Virgen María representa un modelo de mujer inalcanzable, en el que la reproducción y la sexualidad están separadas y se idealiza la falta de autonomía de la mujer sobre su cuerpo.

Desde esta perspectiva, la selva, a la vez virgen y fértil, parece imposible desde el punto de vista práctico. Sin embargo, las comunidades indígenas y las técnicas agroforestales nos muestran que la naturaleza puede nutrir y ser protegida al mismo tiempo, aunque no sea pura en absoluto. La selva como prototipo de la sensualidad y la fertilidad no puede ser virgen, pues encarna el intercambio sexual entre las distintas especies. Plantas, insectos, animales y hongos se encuentran en un acto de amor permanente por medio de las flores, frutas, semillas, néctar y esporas. Esa manifestación múltiple de lo sexual en la naturaleza supera nuestras ideas morales. La biología sirve a la lujuria, y la lujuria, a su vez, sirve a la reproducción de la vida.

¿Anthropos como concepto patriarcal?

Los científicos advierten que nuestro impacto en la naturaleza durante el antropoceno ya adquirió una dimensión geológica. Los seres humanos influimos en sistemas naturales complejos, como el clima, el ciclo del agua, la biodiversidad e incluso la composición de las piedras. Se eligió anthropos como designación de la humanidad, pero las palabras nunca son neutrales: cada una indica lo que describe y también lo que quiere ocultar.

Desde que los científicos Crutzen y Stoermer acuñaron el término en el 2000, muchos autores se han ocupado de las consecuencias del antropoceno, entre ellos Bruno Latour, Isabelle Stengers, Donna Haraway, Eduardo Viveiros de Castro, Deborah Danowski, Peter Sloterdijk y Jason Moore. La palabra griega anthropos sirve desde hace siglos para describir una idea de la humanidad que contempla la primacía del espíritu —en contraposición con el reino de lo corporal— y que se relaciona los términos de "humanidad" y "civilización" a partir de conceptos tradicionales europeos, blancos y patriarcales.

Yo quiero mostrar que esa idea de humanidad se usó sistemáticamente para justificar la represión y explotación de otros seres humanos y territorios en todo el planeta. Como señala Anne McClintock, en el pasado, este esfuerzo "civilizatorio" se apoyó en ideas religiosas, pero también en teorías científicas que ocultaban motivos ideológicos, imperialistas y económicos tras el velo de la "neutralidad". 

Respectivamente, el anthropos del antropoceno es un concepto que homogeneiza nuestra especie bajo cierta norma. Así, la responsabilidad por las consecuencias de nuestros actos se reparte entre todos los seres humanos, pero el concepto también implica que hay una causa biológica para nuestra forma de comportarnos con la naturaleza. Al mismo tiempo, en la palabra anthropos se esconde una compleja red de fuerzas que dejan rastros de sus acciones, como el colonialismo y el capitalismo con sus conglomerados mundiales. Con la explotación de tierras y fuerzas laborales que se consideran recursos baratos e incluso gratuitos, esas fuerzas complejas se han dedicado a saquear Latinoamérica y África durante quinientos años, y han generado deforestación, contaminación industrial, pobreza, violencia y una larga lista de secuelas sociales, económicas y ecológicas.
  • La obra "63 perforaciones" de Mari Fraga Foto: © Mari Fraga
    Mis reflexiones sobre la Tierra como cuerpo y sobre el cuerpo como paisaje se expresaron como 63 perforaciones en un performance y un video. En esta obra dejé que la luz del sol dibujara un mapamundi en mi cuerpo. En el video se ve una sesión de acupuntura en la que se colocan agujas en la ubicación de los campos petroleros más importantes del mundo. “63 perforaciones”: performance; 25'; 2015.
  • La obra "Fosso Fóssil" Foto: © Mari Fraga
    En otra obra se colocaron agujas de acupuntura chapadas en oro en esos lugares estratégicos, en mapas ubicados bajo una capa de bitumen, el componente más denso del petróleo. Hay una diferencia entre las perforaciones hechas en el cuerpo y en el planeta: ambas liberan energía comprimida, pero en el primer caso hay un equilibrio energético, mientras que en el segundo se busca la explotación de la energía. "Fosso Fóssil": madera, bitumen, sal y agujas de acupuntura chapadas en oro; 65 x 65 x 150 cm; 2016.
  • La obra "Fosso Fóssil - sangria" Foto: © Mari Fraga
    Durante la exhibición, el bitumen de "Fosso Fóssil" se derramó por un hoyo puesto a la altura de la capital brasileña, Brasilia, hacia una capa de sal inferior. En ese entonces, en 2016, había intereses internacionales opacos puestos en las reservas petrolíferas de Brasil y hubo escándalos de corrupción en la empresa petrolera nacional. Al final hubo una maniobra en el parlamento —un golpe suave y cínico al estilo del siglo XXI— con la que se privó a la presidenta de su cargo y se degradó la joven democracia brasileña. “Fosso Fóssil – sangria”: impresión mineral; 60 x 60 cm; 2016.
  • La obra "Tempo Fóssil" Foto: © Mari Fraga
    : El petróleo se generó como yacimiento durante millones de años en la biósfera. Con su explotación y combustión afectamos un sistema mundial de una forma cuyas consecuencias no logramos comprender. Así influimos en la herencia geológica de un planeta vivo, formado por la evolución de la vida. “Tempo Fóssil”: en colaboración con Pedro Urano. Vidrio, madera y bitumen; 40 x 20 x 20 cm; 2015.
  • La obra "Cálculos para Acupuntura Planetária" Foto: © Mari Fraga
    Quería hacer una gran escultura con agujas de acupuntura repartidas por todo el planeta y calculé su tamaño comparando las medidas de nuestra piel con las de la corteza terrestre. Las agujas, con una profundidad de 45 kilómetros y 3.75 kilómetros de diámetro, serían de una dimensión potente. Una sesión de acupuntura de 20 minutos en un cuerpo humano duraría 5,092 años en el cuerpo de la Tierra. A partir de esta obra surgieron los "Cálculos para una acupuntura planetaria (Calculations for Planetary Acupuncture)", para una escultura imaginaria a escala. Con las agujas de acupuntura, al igual que con la sal gorda en otras esculturas, quería expresar mi deseo de imaginar una sanación simbólica. “Cálculos para Acupuntura Planetária”: impresión mineral en madera; 40 x 20 cm; 2015.
  • La obra "Exportação" Foto: © Mari Fraga
    En "Exportação" se construye la bandera brasileña a partir de los cinco bienes de exportación más importantes del país: bitumen (petróleo), hierro, soya, café y carne. Todas esas mercancías provienen de un uso de la tierra que depende de la deforestación, la minería, la explotación petrolera y los monocultivos, y con la cual se continúa nuestra herencia colonial. "Exportação": madera, bitumen, café, soya y carne; 60 x 40 x 10 cm; 2018.
 

Ni la tierra ni las mujeres somos territorio de conquista.

Mujeres Creando - Bolivia

Desarrollar una imagen distinta de la humanidad

Como nuestra sociedad fue formada por una cultura racista, elitista y sexista, la explotación del medio ambiente y de las mujeres y las personas racializadas parte de los mismos principios. Autores como Maria Mies y Jason Moore anotan en sus observaciones que en las ideas dualistas de la separación entre la naturaleza y la sociedad, las mujeres y lxs miembros de culturas no occidentales siempre acaban en el lado animal, primitivo, descontrolado e irracional.

Por esa razón, muchas feministas, como afirma Val Plumwood en Feminism and the Mastery of Nature, siempre han considerado el ecofeminismo con cierto escepticismo, porque podría fortalecer la idea de las mujeres como animales reproductores que hay que controlar y domesticar. En su lucha por la igualdad de géneros, las feministas querían el derecho al trabajo, al estudio y a la autorrepresentación. Todas ellas son metas importantes, pero Plumwood se pregunta si esos logros, en ausencia de cambios estructurales, no llevarían a una solidificación de nuestro modelo social masculino.

Por otro lado, el ecofeminismo quiere desarrollar una imagen distinta de la humanidad, que sea más consciente de su función como parte de un todo más grande que ella y que aspire a otras formas de saber y de vida en este planeta. Con ese objetivo, el ecofeminismo se alía con movimientos indígenas, antirracistas y otros activismos sociales en la lucha por la igualdad y la justicia.
  • La obra "Minério-Hemorragia" Foto: © Mari Fraga
    Tras las consecuencias catastróficas del rompimiento del dique en las minas de hierro en Mariana y Brumadinho, Minas Gerais, me vino la idea de comparar la minería con una sangría. El hierro de la tierra y el hierro de la sangre. "Minério-Hemorragia" fue el título de una escultura de hielo tubular, de la cual goteaba una mezcla acuosa de óxido y tierra proveniente de las regiones mineras sobre una montaña de sal. "Minério-Hemorragia": Hierro, sal, óxido y tierra; 150 x 80 x 80 cm; 2018.
  • La obra "Causas de Hemorragia Uterina" Foto: © Mari Fraga
    Junto a esta escultura hay una vieja ilustración educativa médica que representa el sistema reproductor femenino y las causas patológicas del sangrado uterino. "Causas de Hemorragia Uterina": Ilustración educativa médica, iluminación de fondo y lupa; 35 x 35 x 10 cm; 2018.
  • La obra "Cirurgias Geológicas 1" Foto: © Mari Fraga
    Estos collages de antiguos mapas geológicos de Sudamérica y África nos hacen pensar en carne y órganos y nos muestran cómo desde hace mucho se cartografiaron nuestras tierras con fines de explotación. En Imperial Leather, Anne McClintock se plantea la pregunta de cómo se usó el cuerpo femenino como referencia en los dibujos y conceptos en los mapas coloniales de África y América. La tierra de los "salvajes" se representaba como una mujer racializada llena de descripciones prejuiciosas y con una mirada sexista y racista de las tierras y cuerpos conquistados. "Cirurgias Geológicas 1": Collage de mapas geológicos de Ruanda y del Congo; 80 x 80 cm; 2018.
  • La obra "Barragem" Foto: © Mari Fraga
    En Brasil, las estadísticas de violencia contra las mujeres, feminicidios y genocidios de personas negras e indígenas han alcanzado cifras escandalosas. La escultura "Barragem" surgió a partir de mis reflexiones sobre la violencia contra los cuerpos y paisajes: una sábana llena de lodo que se escurre por un desgarre. La sábana representa el cuerpo, y por la apertura fluye el material tóxico que ya no puede ser ignorado. "Barragem": sábana y tierra; 80 x 80 x 160 cm; 2019.
  • La obra "Barragem" en detalle Foto: © Mari Fraga
    La dimensión violenta del rompimiento de un dique, con sus consecuencias catastróficas para el medio ambiente y las sociedades de la región se equipara con la violencia con la que están relacionados la explotación y el almacenamiento forzado de residuos tóxicos. Eso me llevó a la pregunta: ¿Dónde están nuestros diques personales y colectivos? La rabia que está relacionada con los levantamientos feministas, antirracistas y de clase —y que en la opinión pública se critica por exagerada— también está vinculada con la represión, explotación y desigualdad violentas que esos cuerpos han tenido que sufrir desde hace siglos. Es como un dique social que ha envenenado y matado a nuestra gente con el paso del tiempo. "Barragem" (detalle).
 

La unión de mujer y naturaleza

Desde que me imagino la Tierra como un cuerpo, cambió mi visión del mundo. Cuando considero la Tierra como organismo a partir de su función o como unidad imaginaria por su fuerza simbólica, como en la "hipótesis de Gaia", de James Lovelock y Lynn Margulis; en Face à Gaia, de Bruno Latour; en Gaia der Eindringling, de Isabelle Stengers, o en Biogea, de Michel Serres, comparo la Tierra con un cuerpo para preguntar: ¿Qué hacemos con este cuerpo? ¿Es un recurso? ¿Es un sujeto o un objeto?

A partir de la idea de que cuerpo y paisaje son constructos sociales, me quedó claro que me interesan sobre todo las cosas que no aparecen en los mitos románticos. Los paisajes y personas minados, desertificados, explotados, degradados a objetos, maltratados, violentados y destruidos representan la rebelión y la resistencia de nuestra época.

Como el ecofeminismo convierte a las mujeres y a las personas racializadas en protagonistas de un viaje hacia un mejor futuro, marca un vínculo entre las luchas por la justicia social y por la ecológica. Como expresó Vandana Shiva en una entrevista, aparte de los estereotipos corrientes, hay razones importantes para fortalecer el vínculo entre mujer y naturaleza. Mientras que los hombres perdieron el contacto con las actividades vitales por sus posiciones privilegiadas de poder, las mujeres pueden apropiarse de un saber y un conocimiento particulares, estrechamente entrelazados con la naturaleza.

Shiva concluye: "Se decía que 'las mujeres no trabajan'. Pero el cuidado y la reproducción de la vida son el trabajo real. Y por medio de la diversidad de las actividades femeninas, las mujeres nos convertimos en expertas en ámbitos innumerables. Sabemos muchísimo de ciclos del agua, semillas, alimentos, suelos, nacimientos, bebés, enfermedades gastrointestinales... La vida nos convierte en especialistas. Por eso estoy convencida de algo: cuando se trata de la vida, las mujeres somos las verdaderas expertas. Y no porque nuestros genes y nuestros rasgos biológicos nos predispongan a ello. Es porque somos responsables del cuidado de la vida y por eso sabemos exactamente cómo tender un puente para volver a ella, y cómo podemos protegerla en este planeta".

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