Movimientos de protesta
Más que indignación

La protesta es un componente fundamental de las democracias y un medio habitual de participación: manifestación global de Fridays-for-Future, en Frankfurt, 2021 con la pancarta „#NoMoreEmptyPromises: Politik wird auf der Straße erkämpft“ [La política se conquista en las calles].
La protesta es un componente fundamental de las democracias y un medio habitual de participación: manifestación global de Fridays-for-Future, en Frankfurt, 2021 con la pancarta „#NoMoreEmptyPromises: Politik wird auf der Straße erkämpft“ [La política se conquista en las calles]. | Foto (detalle): © picture alliance/Andreas Arnold

La democracia vive del debate y la protesta es un medio importante de la participación pública. Pero ¿cómo surge la protesta y cuándo el descontento individual se convierte en una movilización masiva?

De Elias Steinhilper y Moritz Sommer

La protesta está pasando por un buen momento. Recientemente, los movimientos Fridays for Future y Black Lives Matter y las protestas de los Querdenker [contra las políticas para controlar la difusión del coronavirus] llevaron a decenas de miles de personas a las calles de la república. Difícil decir si lo que se promueve es un cambio social o la conservación del status quo. En cualquier caso, las democracias viven de la pugna de diferentes posiciones, y no en vano el derecho a la manifestación está garantizado en el artículo 8 de la constitución alemana.

En Alemania la protesta se considera un medio habitual, casi siempre legítimo, para articular intereses. Es expresión del compromiso político y social... una forma directa de expresar la opinión más allá de las elecciones o el trabajo en los órganos partidarios. Dejando de lado las grandes manifestaciones, en Alemania hay marchas casi todos los días sobre algún tema. Ahora bien, la protesta no siempre persigue objetivos progresistas, como se evidencia en el ejemplo de los Querdenker, sino que a veces llega a dirigirse contra el orden liberal-democrático. ¿Qué condiciones llevan a que la indignación y el descontento individuales se conviertan en movilizaciones masivas?

Rebelarse contra problemas generados por el hombre

Detrás de las grandes protestas hay sobre todo un esforzado trabajo de organización y movilización: se debe informar a los eventuales participantes y convencerlos de que inviertan su tiempo. La investigación muestra que hay por lo menos cuatro factores que influyen en el surgimiento de protestas y en su transformación en actos masivos o incluso en movimientos sociales.

En primer lugar, el punto de partida de la protesta es siempre una situación problemática percibida subjetivamente que, sin embargo, la mayoría de las veces tiene un fundamento objetivo. Si muchas personas comparten esa percepción del problema y tienen la sensación de algo puede y debe modificarse, aumenta la probabilidad de que surja una protesta o un movimiento de protesta. Los temas pueden ser tan variados como lo son los conflictos dentro de una sociedad. Las últimas protestas de grandes proporciones reclamaban un cambio de política en relación con la creciente crisis climática (Fridays for Future) o se dirigieron contra la violencia y la discriminación (Black Lives Matter) o contra medidas para contener la pandemia del coronavirus (Querdenker). A pesar de todas las diferencias, estas protestas tienen en común el hecho de que los/as iniciadores/as asumieron que no estaban solos/as con su percepción del asunto y que los problemas subyacentes no son algo del destino sino que fueron generados por el hombre.

Where there’s people, there’s power: personas se reúnen después de la sentencia por el asesinato de George Floyd Square en Minneapolis, Minnesota, Estados Unidos.
Where there’s people, there’s power: personas se reúnen después de la sentencia por el asesinato de George Floyd Square en Minneapolis, Minnesota, Estados Unidos. | Foto (detalle): © picture alliance/Captital Pictures/ IS/MPI/Chris Tuite.
Si de esa percepción semejante de los problemas surgirá una propuesta masiva es algo que dependerá de los recursos con que cuenten los/as organizadores/as. Además del tiempo, son necesarios recursos materiales para la difusión de los actos mediante flyers, carteles, las redes sociales y las páginas de Internet, así otros detalles logísticos como sonido, escenario, etc.. Pero también los contactos sociales y el capital simbólico, por ejemplo la participación de personas famosas, influyen en el número de participantes potenciales a los que se puede llegar. 

Además se necesitan la comunicación y la oportunidad

Más allá de esto, también juegan un papel la interpretación de los problemas (framing) y su comunicación estratégica. Un ejemplo de un framing que generó resonancia es la interpretación del cambio climático como “problema generacional”, con la que el movimiento Fridays for Future logró llegar a muchos jóvenes en todo el mundo.nschen auf der ganzen Welt anzusprechen. 

Al fin y al cabo, las protestas siempre están enmarcadas dentro de determinadas condiciones sociales que ofrecen oportunidades para la acción. Las decisiones políticas concretas o los acontecimientos importantes, como el encuentro de los países del G20, a menudo son ocasiones favorables para dar visibilidad a ciertas temáticas. A estas “oportunidades políticas” se añaden “oportunidades discursivas”. Son momentos en que las posiciones defendidas por los actores de la protesta resultan más atractivas –porque están especialmente presentes en los debates sociales o mediáticos–, es decir que ya encuentran aprobación en sectores de la población y los planteos obtienen un espacio de resonancia.

La educación y el bienestar material estimulan la disposición a la protesta

En resumen: los temas que interpelan a muchas personas favorecen una movilización mayor. Los/as organizadores/as que parten del apoyo a diferentes iniciativas y pueden movilizar redes ya existentes, los que poseen experiencia en comunicación estratégica tienen posibilidades de iniciar protestas masivas.

A esto se agrega que la situación individual de los participantes influye en el modo en que eventualmente se suman a los movimientos de protesta. Encuestas realizadas, por ejemplo, entre los adherentes a Fridays for Future y los Querdenker, muestran que hoy en día quienes participan en las protestas pertenecen, en una medida desproporcionada, a sectores de buena formación educativa y de posición económica favorecida.

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