Ciclo de cine Dos madres

Dir. Rosa von Praunheim, 87 min., 2006

Rosa von Praunheim (Holger Mischwitzky, nacido en 1942), ícono del cine gay alemán, tenía 60 años cuando se enteró de que Gertrud no era su madre biológica, sino que lo había recogido en un hogar infantil de Riga y lo había adoptado. El cineasta se lanzó entonces a la búsqueda de sus „verdaderos” padres, para él desconocidos; la investigación, que comenzó en los archivos alemanes, lo condujo a Letonia, donde se topó con las huellas de un pasado alemán criminal. Descubre la identidad de su madre biológica, fallecida en 1946, y al final se pregunta: „¿Quiero, realmente, saber todo esto?“ Aunque Rosa von Praunheim busca su propia identidad, DOS MADRES va mucho más allá de su destino individual, ofreciendo una conmovedora mirada sobre la historia alemana.

„¿Cómo te sientes, mami?“ pregunta Rosa von Praunheim, mientras le sirve un trozo de torta de cumpleaños a la dama de 96 años. Es un momento de ternura, que pronto se verá enturbiado por la declaración que Gertrud hará, demasiado tarde, al cineasta: „No quiero llevarme una mentira a la tumba. Tú no eres hijo mío. ¡Te encontré en un hogar infantil de Riga!“ Rosa von Praunheim sabe que su madre le salvó la vida. Pero, tras su muerte, se lanza a la búsqueda de sus padres biológicos y, con ello, de su propia identidad. Vuela a Riga. La cámara observa brevemente los monumentos; la película nunca adopta una mirada turística. Von Praunheim sabe que sus padres adoptivos vivieron en el barrio residencial de Kaiserwald, y visita la casa en la que supuestamente jugó cuando era niño. Los ocupantes actuales no recuerdan ni a Gertrud ni a su marido - pero sí los horrores de la ocupación alemana, y de la persecución de los judíos letones. Desde un comienzo notamos que la película no se dará por satisfecha con la historia personal del cineasta, sino que se aventurará en una peculiar etapa de la historia alemana. En Berlín, Rosa von Praunheim visita a la hermana de Gertrud y así se entera de que sus padres adoptivos vivieron en Riga entre 1942 y 1944, que su padre trabajaba como ingeniero en una sucursal de AEG, y que Gertrud era empleada en un hogar infantil. En Riga, von Praunheim habla con Bella Blumenberga, quien fue trabajadora forzada en AEG; la mujer cuenta también de la época que pasó en la cárcel y en un campo de concentración, que había sido construido precisamente en el barrio de Kaiserwald. En Berlín, von Praunheim asiste a la celebración de San Juan en la embajada báltica, y piensa, al ver a muchos invitados ancianos: „Todos ellos podrían ser mis parientes“. En el centro de Riga, busca su nombre en una lista de asistencia social para niños de 1944, pero no lo encuentra. Entonces, Agnese Luse, su colaboradora, halla una primera pista: en el archivo de la ciudad, descubre un pedido de pañales usados, realizado por Gertrud Mischwitzky, madre adoptiva de un niño llamado Holger Radke. Así, von Praunheim se entera del apellido de su madre biológica. En el registro civil de Berlín aparece su partida de nacimiento: Nació en la cárcel central de Riga y su madre fue Edith Radke. En Bad Kissingen, en Franconia, Rosa von Praunheim halla a una hermana de Edith y a su hijo, parientes biológicos de quienes nada había sabido hasta el momento. Gracias a ellos se entera de la existencia de un fotógrafo berlinés que podría haber sido su padre; un hombre que había trabajado para los nazis, y luego para la revista „Der Spiegel“. La búsqueda de este presunto padre resulta infructuosa, a pesar de algunos indicios. Las informaciones que el cineasta encuentra sobre su madre biológica lo conmocionan: durante el verano de 1945, fue internada en Wittenauer Heilstätten, una clínica psiquiátrica en el barrio berlinés de Reinickendorf, después de haber hecho un escándalo y haberse desnudado tras haber sido arrestada.

Al final, Rosa von Praunheim se pregunta: „¿Estaba mi madre realmente loca? ¿Quiero, realmente, saber todo esto?“
Detrás de esta pregunta se oculta una profunda inquietud, que impregna toda la película de forma subliminal - la inquietud que marca a una gran mayoría de la generación de Rosa von Praunheim: ¿Quiénes fueron sus padres y, sobre todo, de qué parte estaban? En una ocasión, el cineasta se pregunta si podría ser hijo de padres judíos. La respuesta es decididamente negativa. El deseo secreto de no tener nada que ver con los autores del terror nacionalsocialista no se cumple para Rosa von Praunheim, pues es imposible descartar la posibilidad de que sea descendiente de algún cacique de la Gestapo o de la SS de Riga. DOS MADRES „es una película tierna e indecisa, nacida de la incertidumbre y la reserva, que desarrolla una increíble tensión a lo largo de la investigación. La historia personal, privada, se transforma en espejo de la historia del mundo. En ese sentido, la película de von Praunheim está muy lograda“. (Der Tagespiegel). Al final, la búsqueda del padre ya no juega ningún papel, y Rosa von Praunheim termina la película con una dedicatoria: „Para mis madres, Gertrud y Edith“, aceptando aquello que ha podido averiguar.
 

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