El marxismo en el cine
Las ideas de Marx perviven en la pantalla grande

Rodaje de la película El joven Karl Marx de Raoul Peck
Rodaje de la película El joven Karl Marx de Raoul Peck | Foto (detalle): © picture alliance / Jens Trenkler / dpa

Cada cierto tiempo reaparecen en la gran pantalla: desde hace ciento veinte años, las ideas de Marx afloran una y otra vez en nuevas películas.

Desde los inicios de la producción cinematográfica, los directores y realizadores hicieron uso del medio para difundir las teorías e ideas de Marx. Sobre todo, y no es de sorprender, en las películas soviéticas de los años veinte que tratan la Revolución de Octubre y la Guerra civil rusa. La finalidad de estas películas era convencer a los espectadores de los objetivos de la revolución y de la filosofía del joven gobierno soviético, basada en el marxismo: quien no pudiese leer el Manifiesto del Partido Comunista,gracias a la gran pantalla entendería la revolución.
 
Sin embargo, la influencia de las ideas marxistas sigue vigente en el arte cinematográfico. No sólo hay toda una serie de películas sobre Karl Marx como personaje histórico,la última, la de El joven Karl Marx de Raoul Peck, sino que en todo el repertorio cinematográfico abundan las historias sobre la lucha de clases, los movimientos de liberación, el anticolonialismo, la alienación, las guerras y las revoluciones. Es decir, películas que no se refieren directamente a Marx como persona sino que retoman sus ideas y las recrean en distintas épocas. A continuación, doce películas extraídas de los ciento veinte años del cine, que habrían sido diferentes sin Marx y sus ideas.

  • <b>"Intolerancia" de David Wark Griffith (1916)</b> Foto (detalle): © picture alliance / United Archives/WHA

    "Intolerancia" de David Wark Griffith (1916)
    En cuatro épocas distintas, el director estadounidense David Wark Griffith pone de manifiesto la naturaleza intolerante y violenta del ser humano: la caída de Babilonia, la pelea de Jesús con los Fariseos, la masacre de San Bartolomé y, por último, un episodio de corte actual. Griffith alterna continuamente entre los cuatro planos de acción para compararlos entre sí. Traza el cuadro de una eterna lucha (de clases), por ejemplo, entre los molineros en huelga y el poder estatal.

  • "El acorazado Potemkin" de Sergei Eisenstein (1925) Foto (recorte): © picture alliance / United Archives

    "El acorazado Potemkin" de Sergei Eisenstein (1925)
    Algunas obras maestras de los orígenes del cine fueron producidas por la propaganda estatal comunista. Entre otros, los directores rusos Dziga Vertov y Sergei Eisenstein se sintieron entusiasmados por el potencial que tenía el nuevo medio de expresión y vieron en el cine una herramienta de la revolución. La película muda El acorazado Potemkin retrata a través de un motín los acontecimientos de la Revolución de 1905. La tripulación de un barco de guerra se alza contra los oficiales, leales al zar, conflicto que, posteriormente, llegará a tierra firme. En líneas generales, la historia sigue los acontecimientos reales del barco de guerra Potemkin, ocurridos en junio de 1905, en los que, sin embargo, los amotinados debieron rendirse cuando se les acabaron las reservas de carbón.

  • "El hombre de la cámara" de Dziga Vertov (1929) Foto (recorte) „El hombre de la cámara“ / © Dziga Vertov

    "El hombre de la cámara" de Dziga Vertov (1929)
    A menudo se vincula el arte de los países comunistas con la doctrina del realismo socialista que, por motivos ideológicos, prohibía cualquier abstracción o esteticismo. El vertiginoso y poético documental El hombre de la cámara ensambla en una suerte de sinfonía tomas cotidianas del trabajo y del tiempo de ocio. En un flujo de imágenes avasallador , Dziga Vertov muestra una combinación de la realidad y los ideales de la sociedad socialista. La velocidad de la película refleja los cambios y transformaciones, igualmente veloces, que acaecieron tras la Revolución de Octubre de 1917 que, con la expropiación de los latifundios, la estatalización de la industria y la introducción del marxismo como filosofía del estado, modificó completamente la vida cotidiana.

  • <b>"Tiempos modernos" de Charles Chaplin (1936)</b> Foto (recorte): © picture alliance / Everett Collection

    "Tiempos modernos" de Charles Chaplin (1936)
    La infancia de Chaplin estuvo marcada por la pobreza extrema . En sus comedias bufonescas, el director y actor estadounidense siempre toma partido por los pobres y desfavorecidos. Continuamente pone de manifiesto los males sociales que surgieron debido a la lógica subyacente del sistema de producción capitalista. Tiempos modernos, de 1936, muestra la penosa vida de su popular personaje del vagabundo durante los años posteriores a la crisis de 1929, marcados por la falta de empleo y el capitalismo fordista. Pocas veces se ilustró de modo tan lúdico y entretenido el concepto de Marx del "trabajo como alienación" como en la secuencia en la que una cinta transportadora mete al vagabundo dentro de una máquina enorme.

  • "Ladrón de bicicletas" de Vittorio de Sica (1948) Foto (recorte): © picture alliance / Everett Collection

    "Ladrón de bicicletas" de Vittorio de Sica (1948)
    Como reacción a la dictadura fascista de Benito Mussolini, a mediados de los años cuarenta surge en Italia el neorrealismo. Inspirados por el realismo poético y el marxismo, los escritores y directores buscaron una representación auténtica de la vida real en una Europa destrozada por la guerra. Ladrón de bicicletas de Vittorio de Sica es un buen ejemplo de dicho movimiento: un padre trabaja como jornalero para alimentarse a sí mismo y a su familia. Cuando por fin consigue el trabajo de fijador de carteles, le roban la bicicleta. A continuación, él mismo se vuelve un ladrón y las consecuencias son severas. De Sica pone en tela de juicio una sociedad capitalista y cruel, que enfrenta a los más desfavorecidos entre sí, y aboga por la solidaridad entre los hombres.

  • "La sal de la tierra" de Herbert Biberman (1954) Foto (recorte) „Das Salz der Erde“ © Herbert Biberman

    "La sal de la tierra" de Herbert Biberman (1954)
    En medio del rígido anticomunismo de la era McCarthy, cualquier expresión crítica de los Estados Unidos despertaba desconfianza. El guionista y director estadounidense Herbert Biberman pertenecía a los Hollywood Ten, el grupo que se negó a declarar ante el Comité de Actividades Antiamericanas y cuyos integrantes fueron castigados. La sal de la vida ficcionaliza los episodios acontecidos en torno a una huelga de la firma Empire Zinc en Nuevo México en 1951. Estilísticamente deudora del neorrealismo italiano, la película critica no sólo las condiciones de vida de los empleados, en su mayoría provenientes de México, sino también la doble moral de su movimiento: el protagonista, Ramón, lucha a favor de la igualdad de los hombres pero trata a su esposa como a un ciudadano de segunda clase. Biberman subraya lo que Marx dice en el Manifiesto Comunista: la revolución también está en manos de las mujeres.

  • <b>"La batalla de Argel" de Gillo Pontecorvo (1966)</b> Foto (recorte): © picture alliance / Everett Collection

    "La batalla de Argel" de Gillo Pontecorvo (1966)
    La crítica estadounidense Pauline Kael llamó al director italiano Gillo Pontecorvo "poeta marxista". En La batalla de Argel se tematiza la guerra de independencia de Argelia contra los señores coloniales franceses entre1954 y 1962. Pontercorvo narra la lucha del Frente de Liberación, de tendencia marxista-nacionalista, contra el ejército francés, y actúa con sumo cuidado al ilustrar la violencia de ambos lados. Este empeño por representar objetivamente los hechos se inspira en el neorrealismo italiano.

  • <b>"Pocilga" de Pier Paolo Pasolini (1969)</b> Foto (recorte): Filmstill „Der Schweinestall“ © Pier Paolo Pasolini

    "Pocilga" de Pier Paolo Pasolini (1969)
    El director italiano Pier Paolo Pasolini era la paradoja en persona: marxista, católico y homosexual. En sus provocadores textos y películas atacó a la Iglesia, al capitalismo y a la moral contemporánea. Y lo hizo con tal crudeza que a menudo sus aliados se volvieron en contra él. En Pocilga, alternan dos historias: por un lado, un joven lidera un grupo revolucionario de caníbales en un desierto de reminiscencias bíblicas; por otro, la película muestra los crímenes del nazismo y sus efectos en la Alemania de los años sesenta. Pasolini pone en funcionamiento de modo radical todas las fuerzas disponibles contra la sociedad burguesa, para después hacerlas fracasar. Su máxima: la revolución debe fracasar en la pantalla para que sea el espectador quien la ponga en marcha.

  • "Todo va bien" de Jean-Luc Godard (1972) Foto (recorte): © picture alliance

    "Todo va bien" de Jean-Luc Godard (1972)
    Justo el año de los movimientos estudiantiles y de la lucha por los derechos civiles, el director y guionista suizo-francés Jean-Luc Godard fundó con el militante Pierre Gorin el colectivo artístico Groupe Dziga Vertov, con el propósito de poner su propio trabajo cinematográfico al servicio de la lucha de clases. Así, entre 1968 y 1972 vieron la luz nueve películas. Godard ya había retratado la vida de la joven generación del '68 en películas como Masculino, femenino. En Todo va bien, una periodista estadounidense y su esposo francés presencian una huelga en una fábrica de embutidos, en un intento de los empleados por cambiar las pésimas condiciones de trabajo. Así se dan cuenta de cómo el capitalismo destruye la convivencia social. Si por un lado, el principio experimental que rige la película, inspirado en Bertolt Brecht, dificulta al espectador a sumergirse en la historia, por otro transmite un mensaje muy claro: sólo una revolución puede corregir la situación.

  • "Tiempo de acero" de Margarethe von Trotta (1981) Foto (recorte): © picture alliance / United Archives

    "Tiempo de acero" de Margarethe von Trotta (1981)
    Por su película sobre las hermanas Christiane y Gudrun Ensslin, la directora alemana Margarethe von Trotta fue la primera mujer en recibir el León de Oro en el Festival de Venecia. Las hermanas Ensslin participaron activamente del movimiento estudiantil y luchaban por la transformación de la sociedad, pero tomaron caminos diferentes. La película aborda de modo ejemplar los límites y el potencial del movimiento de 1968. Plantea la cuestión de cómo una hermana llega a radicalizarse y formar parte del grupo terrorista Fracción del Ejército Rojo mientras la otra insiste con los medios democráticos, se hace periodista y de esa manera continúa su compromiso político.

  • <b>"Che" de Steven Soderbergh (2008)</b> Foto (recorte): © picture alliance / Everett Collection

    "Che" de Steven Soderbergh (2008)
    Una película de dos partes y de dos revoluciones: dos formatos, dos coloraciones, dos formas y velocidades narrativas. El director estadounidense Steven Soderbergh nos habla sobre la persona y el símbolo de Che Guevara, dirigente guerrillero latinoamericano y marxista convencido. En Che, Soderbergh define la dialéctica marxista como un principio formal y además superior. Son secuencias serenas las que muestran encuentros conspirativos, el ascenso del Che a la comandancia y, finalmente, la toma del poder en Cuba. Dividida en dos partes –la primera muestra la revolución en Cuba; la segunda, la lucha en Bolivia– la impresionante epopeya llega casi a las cuatro horas de duración.

  • <b>"El joven Karl Marx" de Raoul Peck (2017)</b> Foto (recorte): © picture alliance / Jens Trenkler / dpa

    "El joven Karl Marx" de Raoul Peck (2017)
    La persona de Karl Marx ha conquistado las pantallas en más de una ocasión, por ejemplo, con la película biográfica soviética Un año como una vida, con la serie televisiva de once capítulos de la RDA Marx und Engels – Stationen ihres Lebens (Marx y Engels: estaciones de sus vidas) o con Weekend de Jean-Luc Godard. Recientemente, en El joven Karl Marx, August Diehl interpreta a Marx como joven revolucionario sediento de vida. Este drama dirigido por el realizador haitiano Raoul Peck tematiza la decisiva época de Marx que va de 1843 a 1848. Aunque la película resulta menos revolucionaria que su protagonista, es interesante ver qué vitales son Marx y sus ideas, ciento treinta años después de la muerte del pensador.

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