Latinos en Berlín
Tras las huellas de una “inmensa minoría”

La comunidad latina de Berlín no es numerosa. Pero si se observa cuidadosamente, es claro: los latinoamericanos son muy activos en la vida cultural y creativa de la ciudad.

En esta ciudad todo cambia rápidamente. La mayoría de berlineses recuerda cuando su ciudad estaba dividida en dos, y las relaciones entre las dos partes eran tan limitadas como si se tratara de dos países separados por miles de kilómetros. Hoy, menos de treinta años después de la caída del Muro en 1989, la división de Berlin parecería haber sido solo una ficción. También el rostro de la ciudad cambia constantemente. Donde hasta hace poco solo había tierra, pasto y escombros –en Potsdamer Platz, en calles del barrio Mitte, en los terrenos cercanos al antiguo Muro– se elevan ahora modernos edificios, apartamentos lujosos, hoteles para los miles de turistas, pues Berlín, de ser un nombre gris se ha convertido en una de las ciudades más atractivas, vitales y cosmopolita del planeta.

En esta ciudad todo cambia. Y así, también la comunidad latinoamericana de Berlín se transforma. No hay estadísticas precisas sobre el número exacto de latinos en Berlín; probablemente son cerca de 12.000 personas. Sin duda, un grupo numéricamente modesto, que, sin embargo, ha estado presente en la vida berlinesa desde hace décadas.

Refugiados políticos y artistas

La presencia de latinos en Berlín, y en Alemania en general, ha reflejado las circunstancias políticas del Latinoamérica. Hasta hace algunos años, no era extraño comprobar que un número importante de los inmigrantes habían abandonado el continente a causa de dictaduras en sus países. Fue el caso de miles de chilenos, quienes a partir de 1973 – con la llegada violenta de Pinochet al poder– llegaron a toda Alemania. Se calcula que unos 4.000 recibieron asilo en la República Federal Alemana, otros 3.000 en la antigua República Democrática Alemana. Entre las figuras más notables de la comunidad chilena se encontraba el escritor Antonio Skármeta, quien vivió en Berlín Occidental hasta finales de los ochenta. También muchos cubanos llegaron a Berlín, bien al oeste, huyendo del régimen socialista instaurado en la isla en 1959, o bien a Berlín Oriental, en el marco de la cercanía política entre Cuba y la RDA: hasta 30.000 cubanos visitaron la RDA como estudiantes o trabajadores entre los años sesenta y noventa. Y en Berlín también se puede encontrar a ex guerrilleros colombianos, que llegaron a ésta y otras ciudades alemanas como asilados políticos en las décadas pasadas.

Las circunstancias económicas y políticas en Latinoamérica siguen atrayendo a latinos a Alemania: el conflicto en Colombia, las crisis en Argentina o la inestabilidad en Venezuela, para mencionar solo tres casos. Pero en los últimos años, la fascinación internacional de Berlín como una ciudad abierta y dinámica ha hecho que a la nueva ola artística berlinesa también pertenezcan cada vez más latinoamericanos. No siempre forman parte del establecimiento artístico tradicional de la ciudad – que, por lo demás, en una ciudad tan abierta al mundo, sigue enfocado en la producción artística del “norte global”: Europa y los Estados Unidos–. No obstante, en cada aspecto de la vida creativa berlinesa es posible encontrar voces latinas.

Berlín posee un festival de cine latinoamericano: Lakino, creado en 2010 por el peruano Martín Capatinta, que presenta una muestra de largometrajes cada otoño, y de cortometrajes en primavera. Un gran número de cineastas y artistas latinoamericanos, algunos de ellos de renombre internacional, viven o trabajan regularmente en Berlín. Entre ellos se cuentan Tomás Saraceno, arquitecto y artista de performance e instalaciones argentino; el cineasta brasileño Karim Aïnouz; el fotógrafo chileno Pablo Zuleta Zahr; o los artistas colombianos María Linares y Édgar Guzmanruiz, para nombrar solo a un par de una larga lista. Y aparte de las muchas bandas de música popular (salsa, son cubano o bossa nova) de la ciudad, latinoamericanos también han estado y están presentes en las instituciones berlinesas de música clásica. El argentino Jorge Uliarte dirigió la Orquesta Sinfónica de Berlín; el brasileño Luiz Filipe Coelho es un violinista premiado de la Filarmónica de Berlín; y el famoso pianista y director argentino Daniel Barenboim, quien dirige desde hace años la Ópera del Estado de Berlín, es uno de los nombres más populares y queridos de la escena musical berlinesa.

Mucho más que solo salsa y tacos

Muchos de los académicos que vienen a Berlín a trabajar sobre temas latinoamericanos encuentran en el Lateinamerika-Institut (LAI) de la Universidad Libre de Berlín una red interdisciplinaria de investigadores especialistas en la región, y en el Ibero-Amerikanisches Institut, cerca de Potsdamer Platz, la mayor biblioteca sobre temas hispanoamericanos de Alemania. También forman parte de la cultura literaria latinoamericana berlinesa las librerías Rayuela en el barrio Kreuzberg, y Mundo Azul, en Mitte. Y desde 2006, se celebra en Berlín y Osnabrück el festival de poesía Latinale, que reúne cada año a reconocidos poetas latinoamericanos. En Berlin también están establecidos desde hace décadas servicios de noticias sobre Latinoamérica. Por una parte, existen iniciativas como la revista mensual Lateinamerika Nachrichten y el portal de internet amerika21, que publican en alemán noticias, reportajes y análisis sobre Latinoamérica. Por su parte, la Deutsche Welle (DW) –el servicio estatal internacional de noticias de Alemania– emite diariamente para Latinoamérica programas de noticias y trasfondo en español.

Es probable que, durante muchos años, la riqueza musical y gastronómica latinoamericana estuviese representada en Berlín –ante todo en la antigua parte occidental– por solo dos cosas: bares de salsa un tanto sórdidos, ocultos en sótanos sombríos, y restaurantes mexicanos algo anodinos. Por fortuna, este panorama ha cambiado, y la cultura musical latinoamericana no parece ser ya solo una curiosidad exótica. Actualmente, es posible practicar salsa en algunos de los clubes más populares de Berlín –Clärchens Ballhaus o Soda Club. Desde hace años, la ciudad es además conocida, junto a París, como capital internacional del tango, y los cientos de aficionados a este ritmo argentino pueden bailarlo cada noche en estudios de la ciudad. Y en lo que a la gastronomía se refiere, en Berlín ocurre –como también en Nueva York y Londres– un verdadero boom de la comida peruana, la cual claramente se está convirtiendo en la nueva fuerza gastronómica de Latinoamérica. No solo hay restaurantes peruanos en distinguidos barrios de Berlin occidental –Serrano, Sabor latino–, sino que también desde hace poco abren locales con un toque más moderno –Cevichería, Chicha– en los barrios más enérgicos de Berlín: Kreuzberg y Neukölln. No es imposible que, junto a las artes, el auge gastronómico siga contribuyendo en los próximos años a la transformación de la imagen de Latinoamérica: más internacional, joven y segura de sí misma.

Y, por supuesto, hay otro capítulo que merecería un estudio individual, y que aquí solo se menciona brevemente: en los siguientes años, innumerables parejas de alemanes y latinoamericanos tendrán hijos que se sentirán en casa en las dos culturas. Eso, sin duda, no solo ayudará a estrechar las relaciones entre las dos regiones, sino además a vigorizar y hacer más relevante la presencia de la cultura latinoamericana en toda Alemania.

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