Jazz 2021
Lo contrario a una rigidez escandalosa

Aki Takase en el Jazzfest Berlin 2021
Aki Takase en el Jazzfest Berlin 2021. | Foto (detalle): © Shutter & Melody

"¿Qué valor tiene nuestra música?". En 2021 se exigieron estrategias para darle a nuestra música el valor que se merece; al mismo tiempo, hubo colaboración productiva, solidaridad política, conexiones sólidas y debuts individuales innovadores en el jazz.

De Renate Da Rin

Primero la buena noticia: con la continuación del programa Mantenimiento y fortalecimiento de la infraestructura musical en Alemania, algunos foros y clubes en vivo pudieron solicitar más recursos para 2022, y así asegurar su existencia al menos de forma provisional. El Ministerio de Cultura liberó 17 millones de euros para que la Initiative Musik lleve a cabo el programa en 2022. Para los músicos, eso representa una oportunidad de presentarse en el escenario, y también representa una oportunidad de percibir ingresos para todas las personas sin las cuales no son posibles los eventos: desde la organización y la administración hasta el personal técnico y los imprescindibles tramoyistas. Todos ellos sufrieron pérdidas drásticas en 2021. "La discusión sobre la precariedad de las estructuras en el jazz continúa. Ahora, con Neustart Kultur, entró mucho dinero al sistema para los conciertos de jazz: para la infraestructura y el trabajo artístico. Será interesante ver qué lecciones se aprendieron durante este tiempo y si las cosas se harán de una manera más sustentable en un futuro", dice Kathrin Pechlof, música y directora de negocios de IG Jazz Berlin. Robert Landferman, quien como contrabajista de varios proyectos y profesor de la Escuela Superior de Música de Mannheim tiene una visión detallada del "campo laboral del jazz", lamenta que la estructura de la repartición de recursos "no se haya acatado; eso provocó muchas injusticias".

Más que (solo) un plan B: el streaming

En paralelo a los conciertos en vivo, que en 2021 volvieron a ser posibles con y sin subsidios —aunque siempre bajo restricciones severas—, se desarrollaron formatos de streaming cada vez más profesionales. En términos cualitativos, una iniciativa sobresale del promedio: Berta. Berlin, un formato de conciertos en video curados por expertos y enfocado en Berlín. En 2021, las grabaciones "independientes, sin fines de lucro y autofinanciadas" de algunos eventos de jazz realizados en todos los sitios posibles pudieron transmitirse y comercializarse por distintos canales digitales. Para el ámbito cultural del jazz alemán, esas grabaciones en sonido y video de alta definición pusieron la vara muy alta...

Los foros también transmitieron sus eventos con conceptos distintos: por ejemplo, el Loft de Colonia, el Ella & Louis de Mannheim y la Jazzhalle de Hamburgo. El Jazzfest Berlin de música improvisada (del 4 al 7 de noviembre) incluso se arriesgó a probar con un festival gratuito, en línea y transatlántico, con sedes en el Cairo, Johannesburgo y São Paulo. Su concepto de festival híbrido y descentralizado tuvo que enfrentarse a carencias técnicas, pero puede servir de modelo a futuro: en la Betonhalle de Silent Green, en el barrio cultural berlinés, se concibió un entorno multipantalla con cuatro superficies de proyección independientes rodeando al público expresamente para la ocasión, que transmitían obras audiovisuales desde São Paulo y eventos en vivo desde los foros aliados.

Gran parte de la feria de jazz jazzahead! 2021 —con el lema Close together from afar— se hizo en línea en abril/mayo. Luego de que el streaming en vivo solo fuera accesible para los visitantes registrados, los conciertos de nuevos talentos estuvieron disponibles para el resto del mundo con un ligero retraso.

Festivales de todo tamaño se reactivan

Con representantes como la serie de conciertos del diligente Jazzkeller69 bajo la égida de Wolf P. "Assi" Gloede en su nueva sede en Berlín; el experimental Festival Moers (que festejó su cincuenta aniversario); el pequeño programa de Ort en Wuppertal; el Winterjazz organizado por la curadora Angelika Niescier en Colonia; la nueva serie experimental de la Monheim Triennale, que tuvo un impacto impresionante en junio, y el (muy abierto) Jazzopen de Stuttgart en la imponente plaza del castillo, los festivales se (re)formatearon con presupuestos muy distintos en todos los tamaños.

El Deutsche Jazzpreis como sucesor del Echo

La ministra de cultura Monika Grütters entregó por primera vez el Deutsche Jazzpreis como premio de jazz internacional patrocinado por Alemania, concedido por aportaciones artísticas extraordinarias al jazz o por el fomento del género. Su objetivo es "reflejar y conservar la diversidad de la obra jazzística en Alemania; honrar la escena jazzística internacional en su creatividad y ejecución innovadoras, y consolidar de manera más profunda el jazz como una disciplina artística en la sociedad". Releva al Echo Jazz —casi como una "versión emancipada" de su predecesor—, está dotado de diez mil euros y se entregó en 31 categorías. Los galardonados fueron, entre otros, la berlinesa-japonesa Aki Takase, en piano; el guitarrista nacido en Karl-Marx-Stadt Ronny Graupe; el Julia Hülsmann Quartet con Uli Kempendorff (álbum del año), y PHILM, de Philipp Gropper (banda del año). El berlinés Christian Lillinger, que siempre prueba nuevas vías de improvisación colectiva en distintas constelaciones y sondea el ámbito entre el jazz y la nueva música, fue premiado dos veces: como baterista y como artista del año.

Y aún más músicos galardonados

Por su trayectoria, la pianista de jazz y compositora con sede en Berlín Aki Takase recibió el Albert-Mangelsdorff-Preis. El pianista Christof Sänger recibió el Hessische Jazzpreis; el guitarrista y compositor de Stuttgart Christoph Neukirch, el Jazzpreis Baden-Würtemberg. El compositor y pianista berlinés Hannes Zerbe recibió el Jazzpreis Berlin, mientras que el compositor y baterista de Allgau Silvan Strauss obtuvo el Hamburger Jazzpreis, patrocinado por la Dr. E. A. Langner-Stiftung. Peter Brötzmann también fue galardonado varias veces: es saxofonista, clarinetista, artista formador, activista, leyenda viviente... y en 2021, octogenario.

Una escena comprometida: ¿la politización del jazz?

Como reacción al "establecimiento" del Deutsche Jazzpreis, un grupo de músicos expresó su descontento en un comunicado público, en concreto, por la subrepresentación de personas negras y de color entre los miembros de la junta directiva y del jurado, al igual que entre los nominados: "La paridad de género lograda este año en el Deutsche Jazzpreis es un paso muy importante para la escena del jazz; sin embargo, es solo un aspecto entre muchos de la diversidad, y no basta en absoluto", afirmaron los signatarios.

El sindicato Deutsche Jazzunion también fue políticamente activo: durante la campaña para las elecciones federales de 2021 les planteó ocho preguntas a los partidos Bündnis 90/Die Grünen, Die Linke, CDU/CSU, SPD y FDP. Con sus respuestas, los partidos expresaron un gran apoyo en muchos puntos a las posturas de política cultural y laboral de la Deutsche Jazzunion. Un resultado concreto del suceso fue que el jazz alemán exige tener un lobby en la política y, en un futuro, mucho más que declaraciones de buenas intenciones por parte de sus actores.

Reiner Michalke, presidente de un festival en Monheim —entre otras cosas—, afirma que la nueva generación está intentando "poner su música y su vida en sintonía con su imagen de un mundo mejor". En otras palabras, el jazz en Alemania (por fin) se está planteando cuestiones sociales. La dirección temática del foro de jazz del Instituto de Jazz de Darmstadt (30 de septiembre al 2 de octubre) también se ajustó a esa tendencia, pues en 2021 se concibió como bienal bajo el título Raíces / Hogar: ¿Qué tan abierto es el jazz?. Se discutieron "pertenencias", "raíces" y el significado de la procedencia emocional, familiar o étnica de músicos de todo el mundo. El relevo generacional que tuvo la revista de jazz más vieja de Alemania en 2021, luego de una etapa de transición, va en el mismo sentido: Adam Olschewski y Anja Freckmann lograron el cambio de imagen de Jazz Podium sin perder sustancia ni, mucho menos, consciencia política durante el proceso.

La Deutsche Jazzunion también amplió su enfoque: a partir del 13 de octubre ofrece eventos en línea sobre género y diversidad, sustentabilidad, formación y profesionalización para músicos profesionales y amateurs. La academia digital Insight Out cuenta con el apoyo de la Initiative Musik.

Berlín y Colonia son las capitales alemanas del jazz

A finales del verano de 2021 se celebró por primera vez en Colonia la Cologne Jazzweek, con gran éxito: la escena jazzística de la ciudad representó la diversidad y vitalidad del jazz con un diálogo internacional. Los músicos alemanes —muchos de los cuales eran de Colonia— e internacionales se presentaron en distintos foros en la ciudad. Con ese festival, Colonia refleja un desarrollo coherente: el alto nivel de la formación musical en la ciudad; su papel como zona de paso internacional cercana a Francia y Países Bajos, y la alta densidad de sesiones de calidad profesional se amalgamaron en un festival internacional con mucho carisma. Un elemento fundamental fue la participación entusiasta de la escena local, que empezó a organizarse desde 2015 en la Kölner Jazzkonferenz y que ahora dirige el nuevo festival.

En abril, el Jazzfestival Berlin fue reconocido como uno de los festivales de jazz más viejos de Europa: el Europe Jazz Network le otorgó el EJN Award for Adventurous Programming durante la EJN Jazz Conference, en la capital estonia de Tallin. El premio se concede cada año a un festival o a un foro sobresaliente por sus programas interesantes y emocionantes. La justificación decía, entre otras cosas: "desde hace tres años, Nadin Deventer es la primera mujer en ser directora artística en la historia de los festivales de jazz. Durante la pandemia de COVID-19, organizó un programa fantástico en distintas sedes, entre otras cosas, un 'puente musical' entre Berlín y Nueva York que hizo evidente la importancia de buscar la cooperación y el trabajo en equipo en tiempos de confinamiento". La escena jazzística de Berlín sigue siendo la más experimental y la que más géneros abarca en toda Alemania, sin brechas entre el tecno, el hip-hop y la improvisación libre.

Para todas las personas, y sobre todo para los jóvenes jazzistas, el hecho de que la voluntad y la acción de pronto sean más difíciles de unir que en tiempos "normales" es una experiencia que deja huella. El efecto positivo podría ser que ahora cobran más importancia que nunca las siguientes preguntas: ¿cómo se relacionan mis acciones con los sucesos sociales actuales? Y: ¿qué es el jazz aparte de música?

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