Protección de datos
La vida como materia prima

En Alemania los estándares de protección de datos todavía son altos
En Alemania los estándares de protección de datos todavía son altos | Foto (detalle) © © kras99 – Fotolia.com

Dejar muchos datos en Internet es inevitable. Las empresas quisieran usarlos con la mayor libertad. Las organizaciones de protección al consumidor, por el contrario, exigen que los usuarios tengan el derecho de determinar el uso de sus datos.

“¿Me podría decir su código postal?” No es infrecuente que en Alemania nos hagan esa pregunta cuando compramos algo en una zapatería o en una tienda de ropa. La intención es clara: las empresas quieren saber de qué ciudad o barrio provienen sus clientes. Pues a partir de esa información pueden sacar conclusiones sobre los grupos de compradores.
 
Los datos son, como dice una expresión muy usada, el petróleo del siglo XXI. Son una materia prima que alimenta ramas enteras de la economía. Esto vale sobre todo para los modelos de negocio en Internet. Con cada clic se dejan huellas cuya evaluación ayuda a los administradores de las páginas a conocer mejor a sus usuarios y a abordarlos de modo más estratégico. Tracking y targeting (seguimiento y focalización) son los términos técnicos correspondientes. A partir de las conductas de compra y navegación pueden elaborarse perfiles relativamente diferenciales. Sin embargo, muchos consumidores alemanes rechazan estas prácticas; no quieren que nadie los espíe online u offline.

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El hecho de que la mayoría de los alemanes vean de modo escéptico la poco transparente recolección de datos tiene motivos históricos. Tanto en la dictadura nacionalsocialista como en la República Democrática Alemana, la vigilancia de los ciudadanos fue parte del sistema represivo. Por eso, desde que Internet hizo su entrada triunfal, hay un intenso debate público en torno a la protección de datos. Muchos alemanes dan un enorme valor a la “autodeterminación informativa”, un concepto que introdujo una sentencia de un tribunal a comienzos de los años ochenta.
 
Un estudio comparativo de varios países hecho en 2015 por la revista de economía Harvard Business Review muestra que los usuarios alemanes están muy preocupados por su esfera privada digital… mucho más preocupados que los usuarios de China, India, Gran Bretaña y los Estados Unidos. Sin embargo, son muy pocos los alemanes que conocen los detalles técnicos del tracking y targeting. Ya hace algún tiempo, la asociación digital Bitkom informó que muchos usuarios se sienten “inseguros y desean que haya más orientación y transparencia en el mundo digital”, y exigió la simplificación del derecho de protección de datos, “para que los usuarios puedan ser informados de modo más sencillo y comprensible sobre el procesamiento de sus datos.”

Reforma de la protección de datos en la UE

Eso es precisamente lo que ocurrió en los últimos años. De 2012 a 2016 la Unión Europea trabajó en una regulación de protección de datos unificada. El diputado alemán Jan Philipp Albrecht, del Partido Verde, fue elegido por el Parlamento Europeo como ponente sobre el tema. Es decir que sus aportes a la ley fueron decisivos. “La protección de datos es la clave para poder volver a poner el foco en el hombre e impedir que sea juguete, objeto o incluso víctima del progreso tecnológico. A diferencia de lo que puede hacer pensar el concepto de protección de datos, no se trata de proteger los datos sino de proteger al hombre”, escribe Albrecht en un folleto aparecido en 2017 sobre la reforma del reglamento de protección de datos.

Una de las novedades más importantes de la nueva reglamentación es que la Unión Europea no permitirá en el futuro el método de “tómalo o déjalo”, por el cual los usuarios se ven obligados a consentir un procesamiento general de sus datos, porque de otro modo quedarían excluidos de determinadas páginas o servicios. La llamada “prohibición de acoplamiento” impide esa práctica hasta ahora muy difundida. Además, ahora los usuarios tendrán derecho a la información. Ante un requerimiento, las empresas deberán explicar de modo comprensible qué datos guardan y analizan y con qué objetivo. Además, se pondrá en vigencia el precepto del ahorro de datos: los servicios online deberán ofrecer por defecto una configuración de seguridad que preserve los datos y, de modo general, deberán estar diseñadas para poder funcionar con la menor cantidad de datos personales.

Estándares bajo presión

El nuevo reglamento de la UE se aplicará en todos los países miembros a partir de la primavera de 2018. Pero antes el reglamento debe convertirse en ley en cada estado. El Ministerio del Interior de Alemania presentó el proyecto de ley correspondiente, que fue acordado por el gabinete ministerial. Sin embargo, los defensores alemanes de la protección de datos lo criticaron enérgicamente. Aunque Alemania tiene un papel de pionero en el mundo en la protección del consumidor, el proyecto no tiene en cuenta ni siquiera los estándares del reglamento de la UE. Según el proyecto, las empresas no deberán acceder a las demandas de información de los usuarios si hacerlo significa un esfuerzo excesivo para ellas.
 
Florian Glatzner, portavoz de la Verbraucherzentrale Bundesverband (Federación de las Organizaciones de Consumidores) considera increíble lo que está pasando: “¿Cómo podrá hacer valer sus derechos el consumidor?”. Un esfuerzo desproporcionado no puede usarse como excusa o pretexto. Además, el reglamento de la UE no prevé que el gobierno alemán pueda introducir esas excepciones. “¡Las empresas deben adecuar sus sistemas a los derechos de los consumidores, no al revés!”

Bitkom, que representa los intereses del sector tecnológico, ve las cosas de otro modo. El derecho a eliminar datos podría llevar a que “peligre la estructura del banco de datos o que deje de funcionar por completo, especialmente en bancos de datos de alta complejidad”, afirmaron en una declaración. En consecuencia, todavía no resulta claro cómo seguirán las cosas en Alemania respecto a los datos digitales de los usuarios. El proyecto todavía se está discutiendo minuciosamente en el Consejo Federal y en el Parlamento.

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